Isabel Aninat: "Las galerías tienen el deber de ser comerciales y exportar a sus artistas"

La galerista chilena con más de 30 años de trayectoria, fue invitada a participar en Art Basel, la principal feria de arte contemporáneo del mundo, que parte el 19 de junio en Suiza.




Isabel Aninat tenía miedo. Era 1984 y corría el rumor de que Carmen Waugh, la galerista pionera del arte chileno, volvía al país. En un circuito minúsculo, donde era difícil vender arte y el coleccionismo estaba apenas en pañales, Aninat temió lo peor. "Pensé que tendría que cerrar, llegaba esta gran mujer a la que los artistas adoraban y a quien no podría hacerle frente", recuerda. Efectivamente Waugh, quien fue una de las gestoras del Museo de la Solidaridad, regresó y abrió la Casa Larga en el barrio Bellavista, que se convirtió en una lugar de encuentro para el arte de oposición al régimen de Pinochet. Por su parte, Aninat hacía lo propio desde que en 1983 abrió la galería Plástica 3 junto a dos socias. "En esos años expusimos a muchos artistas exiliados. Obras de José Balmes, Guillermo Nuñez, Juan Downey. Me encantaba ese arte conceptual, los artistas eran capaces de plantear temas muy fuertes, pero que eran difíciles de leer", dice Aninat.

Aninat terminó siendo amiga de Carmen Waugh y en 2012 le hizo un homenaje en su galería sólo unos meses antes de que muriera de cáncer en abril de 2013. "Admiraba su coraje, era tremendamente idealista e intuitiva. Teníamos mucho en común, la misma pasión por el arte".

Con 30 años de trayectoria, Aninat es hoy la galerista más antigua del circuito local. Estudió Estética y Filosofía en la U. Católica, donde fue docente por varios años. En los 80 también hizo clases en el Pedagógico. Pertenece a una familia acomodada, pero "no rica, sino más bien intelectual", afirma. "Nunca he tenido una gran fortuna. La galería la he mantenido desde siempre con auspicios de empresas, y claro que todo el dinero que gano lo invierto en ella. Para mí esto no es un trabajo, es una forma de vida", señala.

La constancia le ha traído prestigio dentro y fuera del país: es la primera galerista chilena invitada a ArtBasel, en Suiza, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo que se realizará entre el 19 y 22 de junio. Ayer tomó el avión a Basilea, donde exhibirá la obra de Paula de Solminihac. "Estoy orgullosa. ArtBasel es muy exigente, apuestan por proyectos muy bien armados y obras consistentes. Quedamos en la sección de los jóvenes talentos, donde todos quieren poner a sus artistas", explica.

En mayo, además, estuvo en ArteBa, la feria argentina donde zanjó la venta de la serie de Lotty Rosenfeld: Una milla de cruces sobre el pavimento (1979) con la Tate Gallery de Londres, seleccionada por el curador José Roca. Se trata de siete fotografías que registran las acciones artística que hizo la artista del CADA en Santiago, convirtiendo las líneas blancas del asfalto en cruces. "Ha sido un trabajo arduo. A la Lotty la he llevado a cientos de eventos y nunca la había vendido. Perseveré porque estaba convencida de que debía estar en buenas colecciones", dice Aninat, quien trabaja junto a su hija, Javiera García-Huidobro. "Es mucho más estricta que yo y está bien conectada con curadores de afuera. Sin ella, la galería no podría ir a tantas ferias".

¿La internacionalización es uno de sus objetivos?

Creo que las galerías tienen el deber de ser comerciales y de exportar a sus artistas. Suena bonito cuando hablan de las "nuevas galerías no comerciales", pero esas son fundaciones, instituciones, no galerías. En los 80 y 90, cuando los museos estaban cerrados, nosotras cumplimos el rol de traer arte a Chile sin fines de lucro, pero ese momento ya pasó. Los galeristas tenemos que vender y autofinanciarnos, y eso, a veces, toma su tiempo. Me pasó con la obra de Matilde Pérez, yo era su galerista y por años no vendí nada. Ahora, en cambio, su obra está viviendo un auge. El mercado es impredecible, por eso hay que tener convicción.

Algunos critican que el mercado ha distorsionado el valor del arte ¿Qué piensa usted?

Siempre he creído que los artistas deben preocuparse de hacer obra   sin importar si van a vender o no, porque ese es rol del galerista. Me gustan los artistas que no están pensando en la próxima exposición, sino que tienen una obra más allá de las modas. Si el éxito llega tiene que ser debido al trabajo constante.

En su galería de calle Espoz en Vitacura, Aninat mezcla a artistas consagrados con nuevas generaciones. Trabaja con Rosenfeld y Solminihac, pero también con Carlos Leppe, Pedro Tyler, Mónica Bengoa y Voluspa Jarpa. Hace poco también redescubrió la obra de Iván Contreras Brunet, pintor geométrico chileno radicado en Francia desde los años 50, del que prepara su primera exhibición para octubre en el Macba de Buenos Aires. "Me angustia que las figuras del arte en Chile se olviden. Por eso hice el homenaje a Carmen Waugh y ahora estamos rescatando a Contreras Brunet", dice.

¿Qué más necesita mejorar la escena del arte chileno?

Algo clave es que los empresarios y el Estado apoyen más a la internacionalización del arte. Cuando un país posiciona su imagen cultural en el extranjero crece en todo sentido y eso aún no se entiende en Chile. Pero no basta sólo con difundir a los buenos artistas. Vender obras de arte va más allá del sentido económico, se trata de dejar el arte chileno en colecciones importantes afuera. Por eso me interesa ir a ferias y sobre todo llevar a artistas que estén produciendo en Chile y no de los que ya están radicados en el extranjero, ese es el desafío mayor.

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