Los detalles del escándalo por la supuesta intervención rusa en las elecciones presidenciales del año pasado en Estados Unidos comienzan a superar a la mejor película de espionaje. Un nuevo y demoledor ingrediente se sumó este viernes luego que el diario The Washington Post revelara los pormenores de cómo la CIA advirtió en agosto pasado al entonces Presidente Barack Obama sobre que su homólogo ruso, Vladimir Putin, había ordenado hackear al Partido Demócrata con el fin de perjudicar a la candidata de esa colectividad, Hillary Clinton para ayudar a Donald Trump.

El hallazgo de la CIA ocurrió justo cuando Trump había asegurado su nominación como candidato del Partido Republicano, pero era superado ampliamente en las encuestas por Hillary.

La investigación se realizó en base a entrevistas con más de una treintena de actuales y ex funcionarios estadounidenses. Y, según The Guardian, podía volver hacer surgir la interrogante que el ciberataque de Rusia en las elecciones ocurrió frente a los ojos de la administración Obama. En ese sentido, Trump escribió un tuit el jueves: "A propósito, si Rusia estaba trabajando tan duro en los comicios de 2016, ocurrió durante la administración Obama. ¿Por qué no lo detuvieron?".

Todo comenzó cuando en agosto de 2016 llegó un sobre a la Casa Blanca con altas restricciones sobre su distribución y las instrucciones de que fuera visto sólo por cuatro personas: Obama y tres asesores. "Dentro había una información impactante, un informe que se basaba en fuentes del interior del gobierno ruso que detallaban la participación directa del Presidente Vladimir Putin en la ciber-campaña para perturbar y desacreditar la carrera presidencial estadounidense", señaló el Post. "Iba más allá. La información de inteligencia tenía las instrucciones específicas de Putin sobre los objetivos de la operación que eran derrotar o al menos dañar a la nominada demócrata, Hillary Clinton y ayudar a elegir a su oponente Donald Trump", añadió.

Las sospechas ya pesaban sobre Rusia desde julio de 2016, cuando mensajes robados del Partido Demócrata fueron difundidos por WikiLeaks en la víspera de la Convención Demócrata. De hecho, el FBI había comenzado en esa época una investigación sobre los contactos entre funcionarios rusos y asociados a Trump.

Sin embargo, la madeja se comenzó a desenredar con esa información de la CIA. El diario dice que el gobierno debatió en secreto una docena de opciones para disuadir o castigar a Rusia. Estas iban desde sanciones económicas hasta ataques cibernéticos. Una de las medidas aprobadas fue plantar ciberarmas en la infraestructura rusa, un equivalente digital a una bomba.

El diario revela que este plan estaba todavía en sus inicios cuando Obama dejó la Presidencia y quedó bajo discreción de Trump si usar o no este potencial. Además, el entonces mandatario puso a la Casa Blanca en pie de guerra ordenando a sus servicios de inteligencia y de seguridad obtener la máxima información posible.

Para fines de septiembre las agencias de espionaje estadounidenses llegaron a la conclusión que la interferencia se trató en realidad de una operación dirigida por el propio Putin.

Sin embargo, no fue sino hasta octubre que el gobierno estadounidense acusó a Rusia formalmente de hackear las redes computacionales del Partido Demócrata y señaló que Moscú estaba intentando interferir con las elecciones.

En este sentido, un artículo del diario The New York Times, divulgado el miércoles, señaló que la administración Obama temía que al reconocer la intervención rusa en las elecciones revelaría mucho sobre la recopilación de información de inteligencia y se interpretaría como "tomar partido" en la carrera. De hecho, el periódico destaca que muchos demócratas criticaron al gobierno por haber esperado hasta un mes antes de la elección (7 de octubre) para manifestar su preocupación por la intervención de Rusia.

Ante estos eventos, Obama comenzó a tomar una serie de medidas. En diciembre ordenó la expulsión de 35 espías rusos, el cierre de dos residencias diplomáticas rusas en Estados Unidos y sanciones económicas contra los servicios secretos rusos. Y en enero desclasificó un informe de 25 páginas, de la CIA, el FBI y la NSA que acusaba por primera vez directamente a "Putin y al gobierno ruso" de "ayudar a que Trump fuera elegido al desacreditar a Clinton y compararla públicamente de manera desfavorable con él".

Obama incluso manifestó su molestia a Rusia por la intervención. El Post señaló que, además de la advertencia hecha por el mandatario estadounidense directamente a Putin al margen de una cumbre en China en septiembre, el director de la CIA, John Brennan, llamó por teléfono el 4 de agosto a su homólogo del servicio de seguridad ruso FSB, Alexander Bortnikov, para advertirle. Y el 31 de octubre, un mensaje fue enviado a Moscú por un canal seguro para avisar que cualquier interferencia en la elección del 8 de noviembre sería inaceptable. Pero Obama se mostró reacio a lanzar una respuesta antes de las elecciones por temor a que Rusia lanzara ataques en la jornada electoral, y porque no quería que su acción fuera interpretada políticamente por los republicanos como que él estaba manipulando la votación.

"En términos políticos, la interferencia rusa fue el crimen del siglo, una desestabilización sin precedentes y un bastante exitoso y desestabilizante ataque a la democracia estadounidense", dijo el Post.