En guardia ante el futuro

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Katina Proestakis y Roberto Monsalva cosecharon un oro y una plata. Y no por casualidad.




Los primeros esgrimistas chilenos se subieron ayer a la pista de los Juegos Sudamericanos de la Juventud para avanzar en un ambicioso plan para el futuro nacional de este deporte. Y brillaron. Tras dos finales de infarto, Katina Proestakis ganó el oro en el florete y Roberto Monsalva se llevó la plata en el sable.

Antes de esta cita, Chile ganó el Sudamericano pre-cadete, cadete y juvenil con 10 oros, ocho platas y 10 bronces. "Hay una camada de entre 18 y 20 muchachos que no son 'comparsas'. Este año los llevamos a entrenar a Polonia, España e Italia, por primera vez en 94 años de la federación nacional, Chile ganó un sudamericano y por primera vez sacamos un bronce con el equipo juvenil de florete en una Copa del Mundo, en Italia. En 2023, estos competidores serán medallistas panamericanos", plantea David Jiménez, presidente de la Federación Chilena de Esgrima.

Y esa racha siguió ayer. Proestakis, abanderada nacional, venció a sus tres rivales en la fase inicial del florete y pasó a la final tras superar a la argentina Pilar Minelli por 15-3. Y después de cuatro encuentros tranquilos, vivió momentos de suspenso absoluto. En un duelo de faltas y vuelcos en el marcador, la chilena retomó la ventaja cuatro veces y venció 15-14 a la venezolana Anabella Acurero.

"Fue una final muy intensa, incluso se me quebró un florete. Pero pensé, 'Esto no se acaba hasta que lleguen los 15 puntos'. Esta experiencia ha sido inolvidable desde que desfilé con la bandera", expresó la ganadora, quien a sus 15 años sueña con llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Roberto Monsalva también destacó en la primera etapa, con seis victorias y dos derrotas, pero en la final perdió ante el venezolano Ender Medina. El criollo cayó 14-15, tras haber estado 7-2 adelante y rozar el oro cuando ganaba 14-13.

"Perdí por un tema de ansiedad. Se me fue la cabeza y perdí en el último punto. Pude haber ganado, pero vencí al argentino Matías Ríos, un rival difícil, y salgo conforme", dijo el tirador de 16 años, cuyo próximo objetivo es clasificar a los Juegos Olímpicos de la Juventud del próximo año.

"Estamos trabajando con chicos de 16 ó 17 años, en un ambiente muy competitivo, para lograr medallas en Santiago 2023. Buscamos que viajen a Europa para competir, con un plan de trabajo serio", plantea Raúl Peinador, entrenador local.

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