Gobiernos corporativos: vuelve debate sobre limitar número de directorios

La Ocde recomienda un máximo de cuatro directorios por persona para dedicarle tiempo al quehacer de largo plazo de las compañías.




En abril, cuando se realizan todas las juntas de accionistas de las empresas chilenas, es normal cruzarse con el mismo director en distintas reuniones. Caras como las de Bernardo Fontaine, Hernán Büchi, Bernardo Matte Larraín y Andrónico Luksic se sucedieron con frecuencia en estas citas anuales.

La interrogante sobre el rol de los directores y la cantidad de directorios que una misma persona puede llevar a cuestas, con escándalos como el de La Polar en su momento, o los más recientes como SQM o Penta, es un debate que expertos en gobiernos corporativos están volviendo a discutir.

Es que esos mismos "casos" han dejado atrás la antigua figura de los directorios: esa junta casi de amigos cada cierto tiempo, para pasar a transformarse en gobiernos corporativos mucho más activos en el resguardo del interés social de la empresa que dirigen.

"Chile está en la Ocde, por lo que es claro que deberá seguir el camino de los países que lideran las buenas prácticas de gobernabilidad. Cada vez será más regulado y vigilado el trabajo de un director. Estarán más expuestos y asumiendo más riesgos. Quedará en evidencia quiénes cumplen su rol y quiénes no. Claramente, los seguros por responsabilidad individual serán cada año más solicitados", asegura el asesor de gobiernos corporativos, Juan Carlos Hayes.

La "recomendación"

En Chile, el límite de directorios no es un tema que se trate de forma directa, pero ha sido la propia Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) la que a través de la norma 341 ha intentado delinear autorregulaciones en los directorios.

En la Ocde, y según recomendaciones que han hecho, por ejemplo, la UK Corporate Governance Code, se estima que cuatro es un número razonable de directorios que una persona puede tener al mismo tiempo.

"Hay un principio de que el directorio tiene que tener la suficiente independencia para involucrarse y hacer juicios con objetividad y cierta información. Una de las materializaciones de ese principio tiene que ver con involucrarse en la gestión estratégica, no del día a día de la compañía. Para eso se necesita tiempo, no sólo independencia", agrega Matías Larraín, del estudio Barros, Claissac & Larraín.

Y hacia ese punto, el de tener el tiempo para revisar los documentos necesarios y poder involucrarse en la gestión estratégica de las compañías, es hacia donde debe apuntar esta nueva figura del director, dicen los expertos consultados.

"La experiencia internacional indica que es poco probable que un director pueda atender de manera profunda y adecuada los asuntos de la empresa a la cual se debe si participa en directorios de demasiadas empresas. En Chile es aún menos probable que un director revise de manera apropiada la documentación, ya que aún se estila que se les envíe una gran cantidad de datos, reportes, estados financieros y otros informes, con una semana o incluso menos, de anticipación a una sesión. Hay un gran foco en antecedentes financieros y se pierden de vista otros riesgos importantes a los que están expuestas las empresas", apunta Hayes.

Autorregulación

Aunque el tema va cobrando más importancia conforme se detectan nuevos problemas vinculados a la actividad empresiarial relacionados a los ya mencionados casos, algunos expertos apuntan a la propia autorregulación para avanzar en esta materia.

"Obedece más bien a la autorregulación", explica Dieter Linneberg, director de empresas y director ejecutivo del Centro de Gobierno Corporativo y Mercado de Capitales de la Universidad de Chile. Y también apunta hacia el caso a caso.

"Esto depende de la capacidad de cada director y, claro, de la complejidad de las empresas en las que está. Puede que en seis directorios de empresas pequeñas, pero en cuatro grandes, podría bastar", afirma.

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