Gobierno japonés hace mea culpa por no difusión de mapas sobre contaminación radiactiva

Dichos mapas contenían la medición real de la radiación tras la catástrofe de Fukushima y fueron entregados por EEUU a organismos del sector, pero nunca llegaron al gabinete del primer ministro.




La Agencia de Seguridad Nuclear, dependiente del ministerio japonés de  Industria, y el Ministerio de Ciencias reconocieron haber recibido mapas con la medición real de la radiación en el norte y el este de Japón el 18 y el 20 de marzo de 2011, tras la catástrofe de Fukushima.

Esos mapas actualizados fueron recibidos mediante le embajada de Estados Unidos y el ministerio japonés de Relaciones Exteriores, pero por alguna razón los datos no fueron retransmitidos al gabinete del Primer Ministro ni a la Comisión Nuclear.

Un funcionario del Ministerio de Ciencias explicó que no había sentido la necesidad de retransmitir los mapas, porque no podía juzgar la confiabilidad de las medidas, de acuerdo a explicaciones que ofreció a la prensa.

Finalmente fue el departamento de Energía de Estados Unidos que tornó públicos los mapas varios días más tarde en territorio estadounidense, con la convicción  de que podían ser útiles para coordinar la evacuación de personas próximas al área de Fukushima.

"Es lamentable que los datos no hayan sido compartidos ni utilizados en el gobierno, y pedimos disculpas a todas las víctimas", dijo el ministro  de Industria, Yukio Edano, de acuerdo a declaraciones que reprodujo la versión  electrónica del diario Sankei.

Durante la crisis, Edano era el vocero del gobierno japonés y se encontraba en el centro exacto de la difusión de informaciones al público.

Por su parte, el ministro de Medio Ambiente, Goshi Hosono, admitió que el  hecho que la célula de crisis montada en ese momento no haya sido capaz de  utilizar los datos constituía un enorme problema.

La central nuclear de Fukushima fue gravemente afectada por el terremoto y  el devastador maremoto que sacudió el noreste de Japón el 11 de marzo de 2011.

En los días siguientes se produjeron explosiones que destruyeron la central  nuclear y provocaron la dispersión de material radiactivo en la atmósfera de  toda la región.

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