Freddie Mercury y otras leyendas de la música que llegaron al teatro

Hoy se estrena en el Mori Parque Arauco Mercury, la leyenda, de Natalia Grez, y con Gabriel Cañas en la piel del líder de Queen.




Cuando al actor Gabriel Cañas le ofrecieron encarnar a Freddie Mercury, el excéntrico líder de la banda británica Queen, supo que se le venía encima el mayor desafío de su carrera. Atrás quedaba su camaleónica interpretación vocal de Paul Mc Cartney, a quien idolatró desde pequeño y por herencia de sus padres, y que durante el año pasado lo tuvo sobre las tablas del Mori Parque Arauco en Paul & John, una historia de The Beatles. Esta vez, sin embargo, Cañas aceptó el rol de Mercury con más distancia, intentando recordar en qué rincón de su casa estaban los dos casetes de Queen que conservaba desde niño. Aquel fue su punto de partida.

Desde entonces ha pasado un año y medio. Primero, se encerró por días a oír religiosamente a la banda. "Quise enfocarme en lo vocal, conceptualizando su voz y extrapolándola: por un lado, podía ser una bella princesa, y por el otro, un invencible guerrero. Con esos dos arquetipos empecé a construir el personaje", cuenta. Luego, bajó maratónicamente de peso, tomó clases de técnica vocal con Annie Murath -quien este año interpretó a Edith Piaf en Piaf, el musical-, también de danza, con Gonzalo Beltrán, y de canto lírico con el tenor del Teatro Municipal, Gonzalo Ramos. "Viajé a Francia a preparar lo vocal, mientras revisaba todo sobre él, entre biografías, reseñas y videos".

Mercury, la leyenda debuta esta noche en el Mori Parque Arauco, dirigido por Natalia Grez, con María Gracia Omegna, Camila Hirane y Dyana Amigo en el elenco. Producido por Cultura Capital, el montaje pretende no solo homenajear al ídolo fallecido en 1991, sino reconstruir en un falso documental los días previos a su concierto en Wembley, en 1986. "Fue cuando se alzó como un ícono, y no solo por su talento, sino también por cómo lucía, con la chaqueta amarilla, el bigote, la capa y corona", recuerda.

Mercury nunca dio entrevistas en vivo. Las que concedió fueron en su casa, luego de beber algunas cervezas o consumir drogas. Lo único sagrado para él, y hasta el día de su muerte, fue su vida privada. "Por eso, este montaje no resuelve misterios, pues él supo guardarlos con mucho recelo", cuenta Cañas,  "pero tras toda esa arrogancia y seguridad que aparentaba en el escenario, estaba el verdadero Farrokh Bulsara: un hombre sensible y trabajólico, un provocador para su época", afirma. Lo mismo ocurrió con Piaf, el musical, Paul & John, una historia de The Beatles, y Say no more, inspirada en el día en que el argentino Charly García saltó del noveno piso de un hotel en Mendoza, en 2000. "Los artistas suelen ser enigmáticos, sobre todo cuando la prensa especula tanto sobre sus vidas privadas. Fue el caso de Mercury. Se plantaba frente al mundo con petulancia, y hacía y decía lo que quería. Pero odiaba a la prensa y hablar de sí mismo", señala.

Once éxitos en vivo y una ambiciosa puesta en escena resucitarán al Mercury músico y hombre. "Homenajes como este, con teatro y música, no son más que interpretaciones de cómo leemos a las estrellas y lo que esconden en su intimidad. Pero Freddie fue más allá, sin miedos, y su discurso sigue más vigente y provocador que nunca", resume el actor.

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