Sin duda fue la polémica de fin de año. Luego que Apple admitiera que el software incluido en los iPhone 6, 6S, 7 y SE incluye un sistema que ralentiza deliberadamente algunas funciones del smartphone con el objetivo de protegerlo, las respuestas de los usuarios y la industria no se hicieron esperar.

Una de ellas fueron las ocho demandas colectivas interpuestas (se sumó una más este viernes) por usuarios que sintieron que Apple los estaba perjudicando, ya que la medida, a pesar de las buenas intenciones de la empresa, derivó en que muchos optaran por adquirir un nuevo smartphone.

Tras varios días de silencio, este jueves Apple emitió un comunicado donde, además de disculparse por no haber transparentado el procedimiento, afirmó que en ningún caso se desacelera artificialmente el teléfono, y sólo se administra el rendimiento de distinta manera para maximizar la vida útil de las baterías. "La única función de esta característica es evitar bloqueos inesperados para que el iPhone pueda seguir utilizándose", asegura.

Asimismo, Apple afirmó que compensará a los usuarios y entre enero y diciembre de 2018 quienes deseen reemplazar las baterías de sus teléfonos tendrán un descuento de 50 dólares de los casi U$80 que cuesta un cambio de batería. Sin embargo, no se especificó si la medida regirá para todos los mercados donde los modelos antes mencionados de iPhone se han vendido, o la medida sólo favorezca a los usuarios de EE.UU.

La medida, de acuerdo a la empresa se activa cuando se observa una combinación de la temperatura del dispositivo, el estado de carga de la batería y la impedancia de la batería. Sólo si estas variables lo requieren, iOS administrará dinámicamente el rendimiento máximo de algunos componentes del sistema, como la CPU y la GPU, para evitar paradas inesperadas y proteger al equipo, extendiendo su vida útil.

En cuanto a los efectos que los usuarios pueden advertir, tenemos los tiempos de lanzamiento de la aplicación más largos, frecuencias de cuadro más bajas al desplazarse, oscurecimiento de luz de fondo (que puede anularse en el centro de control), descenso en el volumen del altavoz hasta -3dB, y reducciones graduales de velocidad de fotogramas en algunas aplicaciones. En otros casos extremos, el flash de la cámara se desactivará, y aplicaciones en segundo plano pueden requerir recarga al momento del inicio.

A pesar de ello, también existen funciones clave que no se ven afectadas por esta función de administración de energía, como la calidad de llamadas celulares y rendimiento de red, la calidad de foto y video capturado, rendimiento del GPS, precisión de la ubicación, Apple Pay y los sensores como giroscopio, acelerómetro y barómetro. 

La competencia 

Aprovechando la situación y ante la posibilidad que los fabricantes de Android también tuviesen una medida similar implementada en sus equipos de forma "secreta", las empresas LG, Samsung, HTC y Motorola afirmaron en escuetos mensajes que en ningún caso cuentan con algún sistema que ralentice los equipos de manera intencional, señalando en el caso de Samsung, por ejemplo, que la duración de la vida de la batería se comprueba por varias medidas de seguridad, y que el software gestiona tanto la corriente de carga y la duración de la carga; de esta forma, se impide la reducción del desempeño del teléfono por medio de actualizaciones.

La letra chica 

Considerando el comunicado de Apple, el problema de fondo radica en que los usuarios en ningún momento fueron advertidos de esta medida, algo llamativo si pensamos que el iPhone más "antiguo" relacionado al tema es el iPhone 6, de 2014. De esta forma, es natural que muchos usuarios se hayan sentido perjudicados por la ralentización de sus teléfonos, tomando en cuenta que el problema pudo ser solucionado con un cambio de batería, menos costoso que una nueva compra.

El problema se agudiza si tomamos en cuenta que por años se ha extendido el rumor -cierto o no- que las empresas disminuyen a propósito el rendimiento de los smartphones para que la obsolescencia programada haga su trabajo y los usuarios cambien su dispositivo por uno nuevo; por ello, el asunto se torna meramente comunicacional, independiente de las intenciones de Apple, que en ningún momento se arrepiente de la medida: sólo se disculpó por no transparentarla en su momento.

Así, debemos detenernos por un momento en el estado actual de la industria de las baterías. Sin importar el fabricante, éstas no han avanzado de la misma forma que los adelantos de los teléfonos. Aunque actualmente existen sistemas que permiten cargar la batería en menos tiempo del habitual y son más compactas, los sistemas de ion-litio no ofrecen una solución satisfactoria, ya que son proclives a explosiones y su duración en el tiempo es de pocos años. El problema es mayor si consideramos la gran cantidad de energía que consumen los actuales smartphones, con pantallas y procesadores cada vez más potentes.

Fuente: Phone ArenaThe Verge