Expertos dan claves para enfrentar el desafío de estudiar y vivir lejos de casa

<p>Cerca de un 20% de los que ingresan a primer año se trasladan a otras zonas para estudiar en la universidad. Expertos recomiendan cómo planificar el proceso.</p>




En 2009, uno de cada cinco jóvenes que iniciaron sus estudios superiores dejaron sus hogares para desplazarse a otras regiones a estudiar. Un proceso difícil, en especial para quienes a lo largo de la adolescencia no lograron la autonomía o nunca tuvieron responsabilidades. La experiencia de hacerse cargo de sí mismo puede ser abrumadora, no sólo para los alumnos, sino que también para sus padres. 

"Podría producirse que el muchacho termine con malos resultados en los estudios, precisamente porque tiene que dedicar demasiado tiempo a esta otra tarea de aprendizaje, que es valerse por sí mismo", explica el psicólogo educacional de la UC, Christian Sebastián. Sin embargo, un proceso bien llevado, puede ser una oportunidad única para madurar. Por eso, los sicólogos llaman a tomar esta decisión con especial cuidado y de forma conjunta con los estudiantes.

¿PENSION O DEPARTAMENTO?
Elegir dónde vivirá el alumno no sólo depende del presupuesto, sino del tipo de estudiante. "Hay que mirar a quien tienes frente a ti y no al que tú quisieras que fuera o el que el joven quiere", señala Sebastián.

La autonomía tiene relación con la capacidad de autocontrol. Quienes tienen más autocontrol son quienes, durante su adolescencia tuvieron experiencias en las que se hicieron cargo de sí mismos y de otros, algo que se logra participando en organizaciones, o bien, con responsabilidades cotidianas. 

Ellos no tendrían mayores dificultades en vivir en un ambiente en el que están obligados a autoimponerse normas, como un departamento con amigos. 

En cambio, un estudiante que durante su adolescencia fue descontrolado o no era capaz de cumplir órdenes, probablemente no esté preparado para vivir solo. 

DECISIONES CONDICIONALES
Esto significa plantearse plazos para evaluar cómo el alumno ha respondido frente a la confianza que se le ha otorgado y, al cabo de ese período, revaluar la decisión. 

También es conveniente que el cambio se produzca de manera gradual. Por ejemplo, la primera opción puede ser un hogar, donde esté de cerca vigilado por sus padres y no se desestructure la rutina a la que estaba acostumbrado y, luego, darle la oportunidad de vivir solo. "Una pensión deja tranquilos a los padres, y luego, en la medida en que van fortaleciendo sus redes de apoyo, se pueden buscan otros lugares", señala la psicóloga de la U. de Chile, Paulina Castro.

CONOCER A LOS COMPAÑEROS
En algunos casos puede resultar beneficioso que una persona que no es lo suficientemente independiente viva con compañeros en un departamento. Si éstos poseen habilidades de autonomía, puede que el joven se vea en la obligación de experimentar un crecimiento en este ámbito. Pero existe el riesgo de que los compañeros sean igual. En ese sentido, es vital conocerlos, no para evaluar, sino para mantener la comunicación.

Compartir casa también tiene otras ventajas. "Hay mayores posibilidades de tener una red de contención que reemplace los vínculos familiares, y también supone negociar todas las normas de convivencia", agrega Paulina Castro.

PRIORIZAR LAS ALTERNATIVAS OFICIALES
Varias casas de estudios certifican las pensiones privadas. Es el caso de la UC de Valparaíso, de la U. de Talca y de la U. Andrés Bello, por ejemplo.

Funcionarios de los planteles recorren las pensiones y entregan guías con los detalles a los alunmnos. "Cada lugar es visitado y nuestras asistentes sociales entrevistan al encargad0. Entonces hay una garantía de la universidad", dice José Luís León, director de Apoyo y Experiencia Universitaria de la Unab.

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