Ex director del INE: "La auditoría que descartó el Censo 2012 es sesgada y contiene deficiencias técnicas"

Juan Eduardo Coeymans rechazó que la alta tasa de omisión, de 1,7 millones de chilenos, supuestamente no contabilizados, sea una cifra efectiva. "Es una estimación", dice el académico.




"Por cierto que hubo problemas, pero la pregunta es si esas dificultades revistieron una gravedad tan significativa como para tirar todo a la basura", dice Juan Eduardo Coeymans (67), ex director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), respecto del Censo 2012.

Este martes, Ximena Clark, actual titular del organismo, entregó las lapidarias conclusiones sobre la tercera y última auditoría efectuada a esta base de datos. En ellas, la directora sostuvo que "la información levantada (...) no cumple con los estándares mínimos para ser considerada un censo". Argumentó errores y vacíos, y que los datos no sirven para generar políticas ni proyecciones de población.

Coeymans dirigió al INE en 2013, tras la crisis desatada a raíz de los resultados del censo, y dice no estar de acuerdo con esas conclusiones. "La auditoría que descartó de plano el Censo 2012, así como muchos de los juicios que se han emitido, es sesgada y contiene deficiencias técnicas", subrayó el economista y académico.

En el INE, durante su período, hubo dos comisiones investigadoras del proceso. La primera evaluó negativamente el censo. La segunda, integrada por expertos internacionales, validó -con algunos reparos- toda la información.

 Hay datos que entrega la auditoría que parecen atendibles, como el alto porcentaje de omisión, de 9,6%, según el cual 1,7 millones de chilenos no fueron censados.

Lo primero es decir que en el mismo informe de la auditoría se señala que esa cifra de omisión es preliminar. No se ha terminado. No es precisa.  Los países más desarrollados calculan la omisión a través de un mecanismo que es una encuesta poscensal. En nuestro caso, eso se hizo tarde y mal diseñado.  El otro método, el utilizado en la auditoría, se genera a partir de una cifra del censo anterior, mediante un cálculo que incluye a nacidos, fallecidos e inmigrantes. No obstante, es sólo una estimación.

¿Cree que la omisión es menor?

Lo que yo sostengo es que los censos de derecho, como el de 2012, por definición tienen más omisión que los censos de hecho. Y esta era primera vez que hacíamos uno de esas características. Por lo tanto, también hay un tema de aprendizaje. Es muy injusto señalar que el censo no sirve.

También se cuestionó el alto número de moradores ausentes.

Tampoco estoy de acuerdo en este tema, que es esencial. El indicador del Censo 2012 fue cercano a 3,3%. En Australia, por ejemplo, que es un país muy desarrollado en cuanto a estadística, en 2011 los moradores ausentes fueron 3,5%. Y en 2006 fueron 4,2%.

Pero la auditoría sostiene que el valor actual representaría casi cinco veces lo registrado en 1992.

A mi juicio, es una comparación muy mal hecha, tendenciosa y técnicamente errónea, porque el censo de 1992 fue de hecho, que por defecto no debiera tener moradores ausentes. Para el Censo 2012 se aplicó un método muy usado respecto de las viviendas con moradores ausentes. Consiste en proyectar los datos a una casa sin gente, pero que se sabe ocupada, de una vivienda con características similares y ubicada a una distancia demográfica aceptada, que es, en general, a un cuarto de manzana. Luego, para evaluarlo, se tomaron 100 muestras, cada una de 800 mil viviendas. Y el resultado es que la diferencia de lo censado con los datos efectivos de esa vivienda eran casi iguales. El método que se utilizó era bueno y la información obtenida era correcta. Sí se podía ocupar en políticas públicas.

En cuanto al índice de masculinidad, la investigación sostiene que, inexplicablemente, éste bajo de 97,1 (en 2002) a 95.

Sí, son casi dos puntos. Es un tema a investigar. Pero ¿por qué hay que descartar que lo encuestado sea verdad? Hay países que en 10 años tienen movimientos en sus tasas de masculinidad. Existen   migraciones femeninas ilegales que las pueden afectar, como también una mayor expectativa de vida de las mujeres. No veo en el informe de la auditoría una prueba técnica de que la cifra esté errada.

Sigamos. Otro punto muy cuestionado al Censo 2012 es el número de extranjeros y que en ellos haya un 40,8% de no respuesta respecto de su lugar de origen.

Esa pregunta, de los extranjeros, es la número 23. Y se dice que, comparada con censos anteriores, es un porcentaje muy alto. Pero en el censo de 1992, que se puede ver en la misma web del INE, la pregunta similar es la número 5. Y su cifra de no respuesta es de 40,3%. Es decir, casi idéntica. Y, sin embargo, ese censo está muy bien considerado y fue usado para proyecciones de población y políticas públicas sin ningún problema.

La directora Clark también subrayó lo paradójico de la baja tasa general de "no respuesta" que arrojó el Censo 2012.

En efecto, tras leer el informe, la mayor parte de las tasas de no respuesta publicadas son, en promedio, menores a 2%, salvo algunas, como la del país de origen de los inmigrantes. O sea, el análisis considera extraño que toda la gente haya querido responder. Pero, para ejemplificarlo, se eligieron variables como sexo, edad y parentesco. ¿Quién no va a querer responder eso? Obvio que la tasa de no respuesta en ítems así es bajísima y muy parecida entre todos los lugares. Curiosamente, la misma tasa de no respuesta de migración no se menciona en este punto.

¿Cree que este Censo 2012 sirve?

Sí, tomando los debidos resguardos estadísticos, me parece que  sirve. Tres expertos internacionales dijeron que el censo era útil para políticas públicas. Yo lo presenté en la conferencia anual de la ONU y no recibí comentarios negativos. Habría que ver qué opinan  expertos y académicos sobre la auditoría. Nosotros documentamos los problemas, comprobamos las bases de datos y vimos que estaban bien. Me gustaría saber dónde quedó esa evaluación técnica.

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