El libro de cada maestro

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Diferentes personalidades y maneras de ver y entender el juego. Dieciséis nombres a cargo de los equipos de Primera del fútbol chileno. Lo que sigue es una radiografía al carácter y a la manera de ser de cada estratega. Son los rostros que protagonizarán del torneo de Transición.




Si algo está claro en el fútbol es que no hay una receta única ni un sólo camino que conduzca al éxito. Por lo mismo, la libertad de cada entrenador para buscar su manera particular de conducir y relacionarse con sus respectivos grupos es absoluta. Y en esa libertad, surge un sinnúmero de personalidades que, a partir de la próxima semana, bregarán para consagrarse en el Transición 2017.

El balompié chileno tiene, en su máxima categoría, 16 equipos. 16 técnicos y, por ende, 16 maneras de entender y hacer las cosas.

Hay unos cercanos y otros que mantienen la distancia. También hay obsesivos y motivadores. Hay religiosos, cabaleros, supersticiosos. También jóvenes y experimentados.

En Iquique, por ejemplo, Jaime Vera se destaca por su frontalidad. El DT tiene una buena relación con los jugadores, pero no se involucra mayormente, dicen en el camarín. No le tiembla la mano para imponer su autoridad y tiene con frecuencia una visión autocrítica de las cosas.

En Antofagasta, en tanto, se alistan para el debut de Nicolás Larcamón. El argentino, de apenas 32 años, llegó a la ciudad nortina a comienzos de junio y, en menos de dos meses, ya da muestras de su carácter. "Es cercano y preocupado. Atento a los detalles. El hecho de ser tan joven le permite relacionarse mucho mejor con todos. Es una ventaja. Un tipo trabajólico y atento. Se preocupa de todos y de cada uno de nosotros", dice Patricio Jerez, lateral del cuadro puma.

Pablo Sánchez, técnico de Everton, es un amigo fuera de la cancha y un profesor dentro de ella, cuentan en la Quinta Región. Gusta del trabajo con jugadores jóvenes, con quienes suele ejercer un rol más docente. Los que han sido dirigidos por él aseguran que es un tipo de pocas palabras, pero siempre atento al bienestar de sus jugadores.

Nicolás Córdova, en Santiago Wanderers, ha mantenido el perfil que ha desarrollado desde su irrupción como DT. Cercano, afectuoso con los futbolistas. Intenta relacionarse con ellos y entenderlos, sostienen quienes han trabajado junto a él.

En San Luis, Miguel Ramírez también es cercano a los suyos. "Es demasiado correcto", apunta Daniel Vicencio, capitán del conjunto canario. Su metodología incluye videos y hasta mensajes por WhatsApp. Le gusta "estar encima" de todo para que no se escapen detalles y es un habitual participante de las reuniones del equipo.

En Audax Italiano, Hugo Vilches es otro que opta por un perfil bajo y una distancia adecuada con los jugadores. "A pesar de eso, se lleva bien con todos y sabe llegar con su mensaje", destacan en La Florida.

A Germán Cavalieri, técnico de Palestino, lo describen como "un loco". Arriesgado en su propuesta de juego, intenta que los suyos "tengan hambre de pasarle por encima a todos", apuntan en La Cisterna. El ex ayudante de Guede cultiva un perfil similar al de su compatriota: extrovertido e intenso.

Mientras, Martín Palermo destaca en Unión Española por su cercanía con el plantel. "Piensa y vive como futbolista, lo que le da mayor cercanía con nosotros", puntualiza un integrante del equipo hispano. El ex delantero de Boca Juniors es un motivador. No cree en las cábalas "y sí en la suerte que podamos construir con nuestro propio juego", agregan en Independencia.

Cristián Arán, por su parte, no se acerca como amigo al plantel de O'Higgins, "pero te da todas las herramientas para ser mejor jugador", acotan en la Sexta Región. El casildense no destaca por su cercanía y se enfoca más en las especificidades del juego.

Un poco más al sur, en Curicó, está Luis Marcoleta. El experimentado DT "se preocupa más de la persona que de otras cosas", expresa Nelson Rebolledo, defensor curicano, "lo que le da un valor agregado. Está actualizado con la tecnología y todo eso, pero lo que más le preocupa es que sus jugadores estén bien en todo sentido". El estratega es reconocido por su cristianismo, aunque internamente "sólo usa ese recurso como motivación. Es muy religioso, pero no nos impone sus creencias", agrega el ex U. de Chile.

El manual de César Vigevani en Huachipato, en tanto, también incluye una especial dedicación al estudio del rival y, pese a llevar poco tiempo en el cub, destacan su adaptación: "Con los jugadores mantiene una relación cordial. No sé si de amistad, pero no se resta. Después de la pretemporada, por ejemplo, hubo un asado y estuvo, animadamente", revelan en la usina.

Francisco Bozán, DT de la U. de Concepción es, además, sicólogo, profesión de la que no puede desligarse. Sus pupilos sostienen que apela a la emotividad y el amor propio. "Es difícil separarse de la profesión. Tomo todo de la sicología, que enseña a percibir. Así, al futbolista puedo analizarlo y entender su comportamiento", describió el propio Bozán a este medio hace un tiempo.

En tanto, a Dalcio Giovagnoli, técnico de Temuco, lo describen como un tipo de pocas palabras. Introvertido, pero efectivo. Los que lo conocen destacan eso como una virtud. Cuando habla, concita la atención de todos.

Entre los equipos de mayor convocatoria, mientras, también hay personalidades diversas. Pablo Guede, en Colo Colo, no esconde su histrionismo y diálogo constante. Se involucra en la dinámica del camarín, aunque respeta los espacios, expresan en Pedreros.

Guillermo Hoyos, en tanto, es casi un padre. Afectuoso. De piel, según quienes lo conocen. Su meta es hacer del plantel una familia. Y lo ha logrado, como han destaco uno tras otro los jugadores azules. Es también religioso y entrega su mensaje en casi todas las situaciones.

Mario Salas, finalmente, prefiere la distancia. "Ha mejorado mucho en la relación con el plantel", dicen en Las Condes. Su vínculo con el camarín fluye más que antes, aunque "tampoco es amigo de los jugadores", agregan en San Carlos.

El Transición está a la vuelta de la esquina y cada DT juega sus cartas. Todos con un objetivo común, aunque cada cual desarrollando su método. Cada uno con su librito.

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