El frente a frente de las juezas de CHV: Ana María Polo y Carmen Gloria Arroyo

Las presentadoras, que se conocieron horas antes de asistir a la Gala en el Casino de Viña, definen sus diferencias y aseguran tener una muy buena relación.




Poco antes de asistir a la Gala de Viña, transmitida el viernes por Chilevisión, Ana María Polo y Carmen Gloria Arroyo se conocieron. Apenas fueron presentadas por gente del canal, las conductoras comenzaron a hablar de sus respectivos programas, Caso cerrado y La jueza, de lo que las hacía similares en pantalla, de su labor como abogadas, y hasta de comida y del vino chileno.

Horas después, ambas conversaron con la prensa y aprovecharon de aclarar que entre ellas no hay celos profesionales por mucho que varios suspicaces televidentes las vean como directas competidoras. "Vi el programa de Carmen Gloria y me gustó porque es distinto, es súper chileno, dedicado a los problemas de Chile. Eso es muy importante, y ella los lleva muy bien, con calma y tranquilidad. Me parece que lo hace genial", comentó Polo, quien solo vino a Chile por un par de días, para luego volver a Miami. Arroyo, por su parte, confesó que "en un principio, cuando supe que llegaba el programa de Ana María a Chilevisión, no sabía qué pasaría conmigo. Pero luego el canal me explicó, y ahora todo fluye entre ella y yo".

Y aunque Arroyo y Polo se declararon mutua buena onda y admiración, dejaron en claro que sus programas son distintos, partiendo por los años que llevan al aire. El espacio chileno comenzará su novena temporada, y el que se realiza en Miami, ya va en su décimo cuarto año al aire. La mayor diferencia la hizo notar Arroyo al recalcar que "nosotros tenemos casos absolutamente reales, contados por sus propios protagonistas en el estudio. La otra gran diferencia, es que acá en Chile está muy restringido en tema legal en qué casos se puede tomar arbitraje. Lo que nosotros hacemos es una transacción, que es un contrato regulado". Esto, luego de que Polo asegurara sin temor: "en mi programa sí se recrean casos. Es un proceso voluntario. Yo no tengo el poder de obligar a nadie a asistir a litigar un problema. Las historias y los casos son todos reales, y para mí es lo que tiene valor. Las personas no son actores, son persona que han vivido casos parecidos, y lo hacen muy bien porque lo están sintiendo de verdad. Yo nunca sé cuál es el caso recreado y cuál es el que cuenta con los participantes, reales".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.