El costo de construir una generación de oro

Moldear a un futuro crack no sólo significa una inversión económica; también implica poner a disposición todos los recursos humanos necesarios para acompañar la carrera de una potencial estrella. Fabricar a los campeones de América supuso una ruta que estuvo lejos de ser algo sencillo.




"Me quiero ir de la pensión, no aguanto que mi familia pase hambre, mientras yo estoy acá". Con esas palabras, Arturo Vidal marcó un día su futuro. Esa declaración fue, sin pensarlo, su puerta de entrada al fútbol profesional.

"Arturo vivía en San Joaquín, en una casa muy modesta. Él seguía en la Sub 19 y estaba en una pensión, ya que en Colo Colo existe la política de que si un chico es bueno pero su entorno no es el mejor, se le traslada a una pensión. Sin embargo, estuvo sólo un tiempo. Conversó con la asistente social y le manifestó que estaba en una situación privilegiada con respecto a su familia y que prefería ir a pasar hambre con ellos. Ella realizó un informe y yo lo levanté al directorio", cuenta Luis Baquedano, gerente del área formativa en esos años.

La situación conmovió a la mesa de Blanco y Negro, en especial a uno de sus directores, Raimundo Valenzuela, quien además estaba vinculado a fundaciones de corte social. "Raimundo intervino y decidió arreglarle la casa. Fuimos y nos dimos cuenta de que las condiciones en que vivía eran malísimas. Además, tenía una hermana con un grado de discapacidad y un padre ausente, entonces había que ayudarlo, porque también tenía muchas condiciones deportivas", afirma el ex dirigente, quien agrega: "Para que no lo tomara como una colecta, le dijimos que del sueldo le íbamos a descontar un pequeño porcentaje, y aceptó".

La realidad de Vidal tampoco dejó indiferente a Claudio Borghi, el DT del primer equipo, quien decidió subirlo al plantel profesional, lo que también significó que mejorara sus ingresos. "A veces Claudio citaba a 21 jugadores, de los cuales 20 se vestían. El 21 era Arturo, quien de ese modo podía estar concentrado en el hotel y estar en las mejores condiciones", señala Baquedano. Y destaca: "A raíz de este problema, Claudio le puso más atención.  Luego les diría a los dirigentes que Vidal iba a ser el jugador que le iba a dar la más ingresos al club. Y así fue, casi 13 millones de dólares entraron al club con su venta total al Bayer Leverkusen".

"A Arturo lo trajo su primo, Gonzalo Vásquez, y de inmediato mostró condiciones. Era extrovertido, pelusón y yo sentía cierta afinidad con él. Además, se notaba que él quería triunfar para sacar adelante a su familia", recuerda Hugo González, el técnico que lo recibió en la Sub 15.

En esa época, según las palabras de Baquedano y González, la inversión en formación de jugadores de Colo Colo se empinaba por el millón de dólares. "Es un trabajo integral y donde se involucra mucha gente", recalca este último. El caso del Rey Arturo es un claro ejemplo del costo de formar a un bicampéon de América.

Loínos, a pulso

Cobreloa es otro de los clubes que aportó figuras a la Selección. Alexis Sánchez, Charles Aránguiz y, en menor medida, Eduardo Vargas tuvieron su formación en el elenco del desierto. Sin embargo, el presupuesto es muy precario. De hecho, Gerardo Mella, presidente del club, afirma que no tienen una cifra definida para las series menores. "No hay una cantidad fija, pero sí hay una dedicación por el trabajo", explica el timonel loíno, cuyas divisiones menores están en la capital.

"Trabajábamos con la camiseta puesta, no teníamos una cancha fija y debíamos andar como gitanos por Lo Espejo, Pudahuel, Maipú y San Bernardo. Cobreloa mandaba lo mínimo: sueldo, implementación y comida para los jugadores. En esa época era un equipo comprador y era difícil meter jugadores para reemplazar a las grandes figuras", complementa Miguel Hermosilla, ex jefe formativo durante 24 años.

La historia de Alexis Sánchez es llamativa. A muy corta edad probó suerte en varios lugares. "Estuvo en la Católica y no lo dejaron. Luego fue con un primo a Colo Colo y dejaron al primo, hasta que nos llegó el dato y lo dejamos acá", relata Roberto Espicto, veedor de los Zorros.

El Niño Maravilla se trasladó de Tocopilla a Santiago, donde sería instalado en la casa del kinesiólogo del club. "Estando ahí sabíamos todo lo que hacía. Además, le ayudamos con unos 50 mil pesos para sus gastos básicos. Siempre fue muy inquieto, pero entrenaba muy bien. Recuerdo que en una charla lo puse como ejemplo y dije que, si él se lo proponía, iba a valer un millón de dólares. Y la verdad es que me equivoqué, porque hoy vale muchísimo más que eso", complementa el Chueco Hermosilla.

Alexis prácticamente no jugó en juveniles y saltó al primer equipo, donde Nelson Acosta lo hizo debutar con 16 años. Ahí el club lo puso en la casa de Luis Astorga, un antiguo socio. En 2006, Udinese pagó US$ 3 millones por la carta del delantero.

Charles Aránguiz tuvo una vuelta más larga. Llegó a los 14 años a Cobreloa y al igual que el tocopillano se estrenó a los 16. "Charles se caracterizaba por tener muy claro qué quería en su vida. Siempre de bajo perfil, pero muy funcional", sostiene Espicto. Mientras que Hermosilla afirma que "es el jugador más completo que ha pasado por Cobreloa, pero en Calama decidieron enviarlo a préstamo a Cobresal. Explotó un poco más tarde".

La cantera cruzada

Universidad Católica es el equipo que más figuras tiene hoy en la Roja: Gary Medel, Mauricio Isla, Jean Beausejour, Mark González, Francisco Silva, Cristopher Toselli, Enzo Roco, José Pedro Fuenzalida y Nicolás Castillo. Todos pasaron por el equipo de captación, que encabeza Alfonso Garcés: "Siempre nos preocupamos de darles una formación muy integral. No sólo les entregamos elementos futbolísticos; también para la vida. Por eso nos preocupamos de que terminen su cuarto medio", expone.

Jorge Pellicer, formador y luego entrenador de la mayoría de estos jugadores destaca que "esta generación es fruto del trabajo de técnicos y captadores chilenos, que luego se sumó a la buena conducción de Marcelo Bielsa".

El actual DT de Audax hizo debutar a Medel, y es un convencido de que el Pitbull generó un cambio de paradigma: "El caso de él es un emblema. No me canso de reconocer que Gary nos dio una enseñanza a todos los entrenadores. Hay elementos de la personalidad de un individuo que hay que saber canalizarlos, pero no anestesiarlos ni sedarlos. Siempre nos enfocamos en el ordenadito y en el fondo el fútbol es rebeldía también. La irreverencia y la capacidad de lucha, el aguante del dolor y a condiciones inhóspitas. La entrega... Este solo jugador nos dio una gran pauta: había que ser más fino en entender que su personalidad había que canalizarla y no anestesiarla".

Juan Tagle, director de Cruzados  y de la Comisión de Fútbol Formativo de la UC, sostiene que "anualmente se invierte un millón 700 mil dólares y se hace seguimiento bien detallado al fútbol formativo que establece una unidad que le reconozca ingresos y gastos". Y apunta: "Nuestra mayor preocupación es que los jugadores se puedan enfocar sólo en el fútbol. Para eso contamos con un equipo multidisciplinario".

El motor azul

Marcelo Díaz es uno de los estandartes de la Selección. El volante se formó en un periodo difícil para Universidad de Chile y también para él, pues enfrentó el suicidio de su hermano, Gonzalo.

"Tuvimos que apuntalarlo muchísimo. Falló en su juego, no contaba mucho hasta que lo contó. Y ahí hubo que apoyarlo muchísimo", cuenta Héctor Pinto, su entrenador en las series menores de la U, mientras que su psicólogo en el club, Felipe Fuenzalida, subraya: "Sus grandes cualidades eran la disposición al aprendizaje, la orientación a la tarea y su resiliencia. Siempre fue muy analítico de lo que iba ejecutando y de lo que desarrollaba, era un chico esponja. Muy receptivo, incluso con las cosas que no quería escuchar. Él dio una vuelta larga, pero siempre teniendo claro el objetivo. Una persona súper pro grupo y con un alto nivel de autoexigencia, que se replicaba en sus compañeros".

Los recursos eran muy escasos, eran los años previos a la quiebra de la U. "No teníamos plata ni para concentrarnos. Fue un periodo difícil, pero los jugadores sintieron que había que trabajar muchísimo para sobresalir. Es una etapa que uno recuerda con cariño", dice Pinto, con la convicción de que, tal como sus colegas, ayudó a formar a la mejor generación del fútbol chileno.

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