El candidato improbable

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Nicolás Larraín en una calle del barrio Bellas Artes. Foto: Patricio Fuentes V.

A Nicolás Larraín, ex conductor de CQC y hombre de radio y televisión, nadie le cree. El año pasado, cuando decidió lanzarse como candidato presidencial, dice que ni su familia lo tomó en serio. Y aunque ya los convenció a ellos, le falta persuadir a buena parte de la ciudadanía, que piensa que lo de Larraín es otra faceta de su lado de comediante. "Si llego a la papeleta, puede pasar cualquier cosa", promete.




Nicolás Larraín (51) camina por el barrio Bellas Artes un martes en la tarde. Un par de mujeres lo para y una de ellas le dice: "Te lo tomaste a la chacota", aludiendo a sus aspiraciones de convertirse en Presidente de Chile. Larraín les dice que no, que lo suyo es real. Y cuando se van, comenta: "No voy a ser más serio solo por ser candidato presidencial".

Larraín cuenta que cosas como esas le pasan todo el día en la calle.

Aunque también está el otro tipo de ciudadano, el que le dice 'no me fallís, yo voy a votar por ti'.

Todos estos meses, Nicolás Larraín dice haber estado peleando contra los prejuicios. El 15 de diciembre, cuando anunció su postulación, cuenta que fue entrevistado por Daniel Matamala en CNN. "¿Esto es una chacota, Nicolás?", cuenta Larraín que preguntaba Matamala. "Y como que no me escuchaba la respuesta. Quedé con la sensación de que Matamala no quería entrevistar a este huevón que viene de la tele. Percibo que me miran como el payasito", dice.

En su familia fue algo parecido. Su señora, Karen Eterovic, no le creyó por meses. "Pero ahora que llevo seis meses repitiendo la cantinela, tengo página web, han salido artículos, estoy pidiendo plata, soy parte de una plataforma que se llama todos.cl que hace de partido frente al Servel, ya me creen, pero no creen que voy a ganar. Nadie cree que voy a ganar".

¿Y lo crees tú?

No lo creo hoy día, pero cuando veo el 25% a Piñera, digo, hablemos después de la papeleta, hablemos cuando parta esto en serio. Ante los ojos de los analistas mi candidatura no prendió. No soy como Ossandón, que dice que nadie lo conoce. Digo: nadie me toma en serio. Pero si en la papeleta llega a decir: Piñera, Guillier, Larraín, bueno, hablemos ahí.

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Larraín admite que está duro llegar a diciembre, aunque dice que ya han firmado seis mil personas para que inscriba su candidatura. Ayer iba a estar reuniendo firmas en el Drugstore, en Providencia, y el próximo sábado planea estar en Concepción. Tiene una página web donde ha subido un video, algunas ideas, además de una cuenta corriente para financiar su campaña. Dice que lo máximo que ha recibido son 25 mil pesos, pero que cada vez que menciona la cuenta en su programa de radio Tiempo, la gente deposita.

Atrás de él existe una plataforma electoral que, a su vez, actúa como partido: todos.cl. De reunir las firmas irá a primarias con Nicolás Shea, el presidente. "Nicolás Shea es brillante", dice Larraín de su posible contrincante. "Yo no sé si voto por mí o voto por él. Es un gallo de Harvard, creó cumplo.cl, está haciendo un trabajo súper serio, por lo tanto, me parece un honor competir con él", dice.

Todos es un partido sin ideología, una plataforma que nace de una colaboración que puede sonar etérea, pero que tiene una estrategia electoral. Larraín lo explica: "Como el partido está constituido en tres regiones contiguas, puede presentar candidato presidencial con el 0,5 de las firmas, pero hay algo que pocos han notado: no es necesario que las 36.200 firmas sean ante notario. Puedo andar con un block en esas regiones y juntamos la gente. Esa es la apuesta antes del 30 de mayo. Nadie sabe de esta ley, porque la ley es muy nueva. El partido Todos tiene la ratificación de esto, pero nadie lo quiere decir en los medios".

Larraín dice que su gracia es no depender de las ideologías. Admite que su familia tiene sensibilidad de derecha, que su hermano, el actor Fernando Larraín, es de izquierda, pero lo que lo define es la adaptabilidad. Con su voz rasposa y sonrisa en la que destacan sus paletas delanteras bien separadas, Larraín anuncia que quiere tomar ideas de todos los lados: "De Camila Vallejo, la reducción de horas laborales, pero mezclándolo con eficiencia, pa' allá va el mundo. De Felipe Kast, reducir los ministerios. De Sebastián Piñera, su plan para reactivar la economía. Y empezar a transparentar a la gente qué ideas haríamos, como el trip corder, una aplicación que les podemos meter a los 20 millones de celulares que hay en Chile, al que le podemos tirar el aliento, una gotita de sangre y te lee la retina del ojo y te tira 54 exámenes de cómo estái. Con eso reduces costos como loco. Estoy trabajando todo ese tipo de ideas con gente que aún no me autoriza a que dé sus nombres, gente que está en el gobierno y la empresa privada, pero no los quiero exponer".

Políticamente, Larraín es una juguera de influencias. Siendo de derecha, dice que no tuvo problemas en votar por ME-O, pero que últimamente ha estado leyendo el libro La Salida, de Andrés Allamand. "No puedo estar más de acuerdo con cada línea que leí del libro. Su crítica a la derecha y el convencimiento de lo que necesita el país", comenta.

Larraín añade que durante el año pasado una columna del cineasta Michael Moore le hizo sentido político. Moore, siendo un cineasta de izquierda, anticipó el triunfó de Trump. Uno de sus argumentos fue el alguna vez improbable triunfo de Jesse Ventura, un ex actor y luchador, como gobernador de Minnesota. Ventura capitalizó el descontento de la América blanca industrial con la clase política y Larraín pensó que también él podía hacer algo similar en Chile. "Yo me crié cuando decían que si Don Francisco iba, ganaba. El Don Francisco de esta época es Farkas, que representa el descontento contra el sistema político, pero Farkas no va. Después de cada desastre la gente ya no dice 'voy a votar por Lagos, porque es un estadista. Nos da vergüenza el CAE, el Transantiago, la indolencia de los sobresueldos. La gente ya no quiere al político", asegura.

El mismo día en que leyó esa columna de Michael Moore, Larraín se fue a la radio. Frente al micrófono improvisó un discurso. "Y en una parte del programa digo: '¿Por qué no me ponen a mí?'. Después me autoinvestigué por qué lo pensé en ese momento. Yo tenía a Marco todos los lunes en el late y yo lo escuchaba hablar y desde mi ego pensaba que yo podría aportar algo a la Presidencia. Mi ego tiene que ver con la comunicación: yo sería un buen vocero, un buen comunicador y un buen presidente. Lideraría una huevada correcta, porque yo no ambiciono el poder, ambiciono el bien del país", dice. Larraín vuelve al programa de radio: "Tiré un chiste y hacemos una encuesta en Twitter con Guillier y Piñera y ellos sacaban 150 votos cada uno y yo 300. Ahí dije: 'Me tiro a presidente sin mucha reflexión'. Me voy a mi casa y pienso que llevo cinco años en el programa de innovación y eso es lo que voy a presentar. Todos esos proyectos para la pobreza, la energía, la eficiencia, para que lleguen al Estado. Mi propósito es que el mundo de la innovación esté en el Estado", remata.

¿De llegar a la papeleta, le quitas más votos a Piñera que a Guillier?

Larraín hace una larga pausa.

Yo creo que igual a los dos. Hay una masa que no está ni ahí con ninguno de los dos, que lo único que quiere es una opción distinta, que está hasta arriba con los partidos políticos. Mucha gente me dice: 'Con un huevón como vos, yo voy a votar'. Jóvenes que me recuerdan de CQC y que ven mi transparencia, mi honestidad, que no cambio, que soy el mismo huevón en la radio.

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Después de anunciar su candidatura radialmente, Larraín dice que confirmó que había una grieta en la coyuntura política actual y que empezó a revisar todas las columnas políticas de 2016. Se dio cuenta de que el escenario estaba líquido. "Yo viniendo de un entorno más derechista, me pasé a Marco Enríquez-Ominami sin ningún reparo. Me volví loco con Marco, lo apoyé y me topé mucho de eso en la calle hasta que sacó un 20%. Y eso fue hace ocho años. Imagínate eso hoy día, después de Penta, Caval, SQM, la gente pregunta qué le ofrecen. Y ahí están Sharp, la Cathy Barriga y René de la Vega como para confirmar que se puede", señala.

El problema es que todavía no le creen que realmente es un candidato presidencial. Ese es el drama de Larraín.

"Como soy más famoso por CQC o por un programa de radio donde chacoteo, la gente que no me conoce, no me cree", comenta. "Me dice que me tomo esto a la chacota y no es así. La Beatriz Sánchez va y dice 'me tomo un período de reflexión'. Yo esa huevadita no me la como".

¿Qué te dicen tus ex compañeros de CQC?

Sé qué Bianchi dijo que no votaba por ningún motivo por mí. Me parece razonable, porque él conoce mi lado lúdico, pero él no sabe lo que me pasó en estos últimos cinco años en el programa de innovación. Ahí hice un verdadero MBA mientras Bianchi estaba en Estados Unidos. Y Bianchi, con cariño, es futbolero. Lo hizo bien en Tolerancia Cero, pero es futbolero. Yo soy mejor pa' eso que él. Sé que Pablo Mackenna no me apoyaría ni loco. Me hicieron bullying Bianchi y Mackenna porque me tenían muchos celos, porque yo estaba al medio y ellos eran muy cultos al lado mío, leían mucho. Y el resto, todos quieren un puesto. El almuerzo pasado con ex CQC, noteros, me lo decían. Pero la onda intelectualoide CQC no permitiría decir 'yo voy con Nicolás'.

En su familia también lo han intentado bajar. Dice que los amigos de su hermano empresario, Pablo, lo pelan en comidas, que encuentran que lo suyo es una locura. Y pone un ejemplo. "Sus amigos pechugones le dicen 'lo que está haciendo Nicolás es una irresponsabilidad'. Para mí, es más irresponsable Piñera mandando a comprar acciones de la pesquera. ¿Cómo dice después que los barcos no van a pescar al sur? Nos están tomando el pelo. No me digan que yo no me tomo en serio esto cuando Piñera dice estas cosas", refuta.

Con Fernando, su hermano actor, el trato es frontal: "Me dice que me salga de esta huevada. El desprecia la política. Más allá de su personaje, que es un excéntrico, en esto me ha hablado muy en serio y me dice que me salga. Haría cualquier huevada para que me saliera y le da vergüenza que le hablen de esto".

¿Y tú mamá?

Mi mamá partió con que esto era una ridiculez, siempre decía que un cineasta, por Marco, no podía ser Presidente de la República. Yo le preguntaba: '¿Y Ronald Reagan? Ella decía que era otra cosa. Cuando esto empezó a agarrar vuelo, fue la primera en agarrar a sus amigas viejas cuicas e ir a firmar. Pasó de la negación total al apoyo irreflexivo.

Sonia de Toro, su madre, lo confirma. Aunque dice que desde el primer minuto supo que no era una broma, lo encontró "espantoso". Y agrega: "Ser presidente es lo más difícil que hay. Uno quisiera que sus hijos estén en una jaula de cristal, que nadie los dañe, pero Nicolás es un hombre bueno. Fue mejor compañero ocho de los 12 años del colegio y creo que puede hacer algo bien intencionado".

Más allá de los problemas que tiene Larraín para que la gente lo tome en serio, dice que va a la papeleta. "Con Piñera, Guillier y Sánchez. El resto se va", asegura.

Luego cuenta que Alejandro Guillier fue su profesor de Sociología en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, a mediados de los 80. Hace seis años lo saludó, pero no se acordó. "El era genial, amable, culto e inteligente como profesor. Tengo la mejor impresión de él como profesor", dice.

¿Y como candidato?

A Guillier he tratado de leerlo y aparece un relato poco convincente de lo que propone. Después del descalabro de este gobierno, se encontró con las encuestas y están todos colgados. Es como 'tengo que decir cosas para que esto no se desmorone'.

¿Y los otros dos? ¿Piñera y Sánchez?

Piñera mirando pa' atrás hizo el mejor gobierno que he visto en eficiencia, pero representa lo mismo, lo veo contestando con puras cosas jabonosas sobre las primarias y digo 'la gente no quiere más de eso'. Quiere honestidad. Yo lo quiero ver debatir con Kast y Ossandón sin condiciones. Y la Bea Sánchez me parece genial, la mejor movida de Boric y Jackson, que los encuentro brillantes, aunque no comparto que antepongan su ideología al bienestar del país. Ellos creen que decir que no al modelo es más importante que cualquier cosa, pero soy fan de Boric.

Y tú, ¿qué eres como candidato?

Soy un persuasivo, un vocero, un comunicador. Me siento con Evo Morales y arreglamos la huevada. Yo voy a la paz mapuche, llamo a Cayuqueo y la arreglamos. No nos vamos con pendientes.

Pero antes de solucionar lo de Bolivia la gente te tiene que creer primero…

La gente me creerá cuando llegue a la papeleta.

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