El brasileño que se roba las miradas en el Cirque du Soleil

Tiene 30 años de teatro en el cuerpo, pero nunca hizo circo. Marcelo Perna encarna al Payaso Blanco, un personaje serio, austero, divertido y carismático.




Le costó dos o tres meses relajarse por completo. Primero, porque nunca había hecho circo, durante 30 años de trayectoria artística. Segundo, porque cuando llega la hora de ajustarse el arnés de seguridad y elevarse ocho metros hacia el cielo, Marcelo Perna sentía que su estómago le jugaría una mala pasada. Y tercero, porque no es fácil cruzar todo el escenario sobre una cuerda. Y menos de cabeza. Especialmente porque Corteo, el quinto espectáculo del Cirque du Soleil que llega a Chile y que se estrena este martes, es la más grande de todas sus producciones.

"En este tiempo, lo que más me costó fue la caminata de cabeza. ¡Quién no tiene un poco de miedo a las alturas si somos humanos, bípedos y no tenemos alas! ¡Y, además, yo lo hago boca abajo!", exclama Perna, carismático y extrovertido.

Sentado en una de las butacas azules de la carpa, que ya está en pie en Ciudad Empresarial, este brasileño de 45 años cuenta que en Chile cumplirá 500 funciones dentro del Soleil. Algo que jamás esperó: "Es mágico. Siempre pensé que si hiciese circo, quisiera ser el payaso. Y la vida me brindó esta oportunidad increíble".

Con el traje más caro de Corteo sobre sus hombros, Marcelo Perna es el Payaso Blanco. Lleno de cristales Swarovski en el cuerpo y de impecable blanco, su papel es un payaso poco convencional. Serio, arrogante y mandón, no busca la risa del público, aunque el público ría de él. Es un personaje que busca poner orden donde debiese haberlo, dado que Corteo es la historia de un payaso que imagina como sería su funeral. Termina siendo un verdadero carnaval.

"A veces, el escenario queda en caos y él intenta ser un punto de equilibrio. Aunque nadie le hace caso y el mismo entra, a veces, en el juego y se pierde en la alegría", explica Perna, quien destaca, particularmente, su vestuario. "No hay como no verlo. Hasta en la oscuridad. La gente se voltea y queda asombrada".

¿No le da miedo que los ojos estén siempre puestos en usted?

"No", dice riendo Perna. "Si soy actor".

De Florianópolis a Montreal

El 21 de abril del año pasado fue un día especial para Perna. Mientras el Cirque du Soleil celebraba el aniversario número ocho de Corteo, él festejaba 30 años actuando.

Nacido, criado y con residencia en Florianópolis, Perna estudió Educación Artística en una universidad del sur de Brasil. Jamás ejerció como profesor, porque dice no tener habilidades para eso, y se dedicó a ser un "soldado" -como el mismo se define- sobre las tablas. Con esto en mente, no fue fácil dedicar una vida al arte. "En Brasil es complicado vivir del arte. Es casi mendigando. Sin ningún apoyo. Y ahora, mira esta estructura, esto es un presente de la vida, de Dios, del universo".

Ideas fijas que, de una u otra forma, lo hacen contar con cinco participaciones en cine  (dos largometrajes, dos cortos y uno mediano), a estar en cartelera cuatro meses con La tempestad, de Shakespeare, personificando a Calibán, y lo han llevado a lugares más inesperados y lejanos, como animación de cruceros. "Siempre me he movido con arte, de una u otra manera".

Y pasó. De vacaciones en Europa, el año pasado, se topó con el estreno de Corteo -palabra que viene de "Cortejo"- en Bélgica. Quedó maravillado. "Entré, me senté al lado de la batería. Segunda silla. Y cuando vi al Payaso Blanco saliendo boca abajo, quedé flipado. Llegué al hotel y no podía dormir", recuerda Perna, y muestra cómo se le erizan los pelos con la imagen. "Pregunté si podía hacer algo para participar. Me dieron un material y preparé un video. Cuatro a cinco días después, me llamaron".

Un mes y medio después estaba dentro de un espectáculo que destaca, entre otras cosas, por tener un escenario circular que gira en 360 grados. Sin ir más lejos, al estar frente al escenario y mirar sus dos grandes telones -con ángeles pintados a mano-, uno entiende que no hay ubicación mala. Los ojos ven un show en todos sus planos y a 60 artistas en escena.

Con profesores particulares, el entrenamiento intensivo de Perna duró seis semanas en la base del Cirque en Montreal, durante enero de 2013. Aprendió más sobre teatro, sobre interpretación, maquillaje, sobre como hacer música con vasos de cristal. Luego, volvió a Sao Paulo para seguir entrenando. En marzo de ese año debutó. "El nivel de profesionalismo es muy alto. Y en cada ensayo hay 15 o 20 técnicos trabajando contigo. No te elevas ni un centímetro del suelo si no están. Entonces, ¿eres profesional? Bueno, pruébalo ahora".

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