El banco de alimentos de Chile

La comida que está a punto de caducar tiene como destino la basura. Pero, existen grupos que buscan evitar esa lógica, recibiendo los alimentos que están por vencer y distribuyéndolos en centros benéficos.




De acuerdo a un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de la comida producida en el Mundo no alcanza a ser consumida: muchas veces, la fecha de vencimiento caduca y termina siendo desperdiciada. Por eso, diversos grupos a nivel internacional han surgido para atajar este espiral, antes de que los alimentos sobrantes lleguen a los vertederos.

En Chile, desde 2010, existe Red de Alimentos, organización que cuenta con una bodega en San Bernardo donde día a día llegan y salen cajas de lácteos, frutas, verduras y abarrotes. Esta práctica obtuvo notoriedad hace dos semanas, cuando Francia aprobó una ley que obliga a los supermercados a donar alimentos a organizaciones de caridad.

Según Carlos Ingham, presidente de la institución chilena, en 2003 conoció el modelo en Argentina. “En ese entonces, no había un banco de alimentos aquí. Vi que con la destrucción de los productos, las empresas obtenían un beneficio tributario y por donarlos no. Faltaba un marco legal que hiciera la donación igual de atractiva”, relata.

Así fue como en octubre de 2009 se creó una acreditación para los alimentos cuya comercialización es inviable, pero que están aptos para el consumo, que permitía el beneficio fiscal para las empresas.

“Entre las mejoras, ahorran en la logística de destrucción de la comida, obtienen un beneficio tributario y desocupan bodegas”, describe Valeria Peña, gerente de asuntos corporativos de la red. “Los productos que ya han cumplido un 50 % de vida útil o que han sido mal rotulados son los primeros en ser distribuidos. En ese momento, las organizaciones  benéficas que los reciben, emiten otro certificado y ambos llegan hasta el SII y así se obtiene el beneficio fiscal”, agrega.

El 2014, se distribuyeron más de dos mil toneladas de comida y la ayuda llegó a más de 50 mil personas, casi la mitad ellos, niños entre tres y 12 años.

“En una semana se entregan entre 250 y 300 toneladas de comida, las que llegan desde distintas empresas. Todo se ha entregado inmediatamente a las organizaciones”, comenta Margot Kahl, gerente general de la institución.

Actualmente, son 119 las fundaciones que, una vez por semana, llegan hasta las bodegas para buscar alimentos, entre las que destaca el Ejército de Salvación, que posee diversos centros en Santiago. Roberto Segura, integrante de la institución, cuenta que cada tres días, miembros de la organización llegan hasta las bodegas en San Bernardo para retirar los alimentos, los cuales reparten en jardines infantiles, hogares de ancianos y escuelas. “Las distribuimos en las  comunidades en la que estamos insertos”, comenta Segura.

Próximos pasos

La mayoría de los alimentos que entrega la Red son lácteos. “Recibimos más que nada yogurt, lo que se entrega al tiro, pero nos gustaría que se dieran alimentos más variados”, dice Segura.

Este es justamente uno de los desafíos que tiene el banco. “Queremos mejorar el mix de alimentos, que se sumen cosas como el aceite, arroz, frutas, verduras, pastas, legumbres”, remarca Kahl.

El 2014 se abrió un banco de alimentos en la Región del Biobío, pero “creemos que Chile debiera tener, al menos, diez bancos”, manifiesta Ingham.

Otro de los desafíos que tiene la organización,  es cambiar la normativa por la cual se rigen, la que permite recibir y distribuir alimentos. Para eso, durante los últimos tres años, la institución ha trabajado con el SII y los ministerios de Hacienda, Salud y Economía, para que “se amplié a artículos de aseo e higiene personal de primera necesidad, los que actualmente son destruidos”, agrega Ingham.

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