El antes, el después y mucho después de las dietas

¿Cuantas veces se ha visto tentado por esas dietas milagrosas que se promocionan con fotos del antes y después de quienes las han probado? Pero lo que no cuentan es que pasa mucho después.




No hay nada más inspirador para aquellos que están tratando de bajar de peso peso que la historia de un adelgazamiento milagroso. Sin embargo, muchos de los que se ponen a dieta terminan recuperando todo el peso perdido.

El número de personas obesas en el mundo supera los 2.100 millones, por lo que las autoridades británicas están cambiando sus pautas para enfatizar en la necesidad de perder al menos un poco de peso pero no volver a ganarlo.

Las "dietas yo-yo" -o el perder y ganar peso rápidamente- no sólo son malas para la salud, sino que también desmoralizan a quienes las hacen. A muchos les cuesta lograr perder peso de forma sostenida y durante mucho tiempo.

La BBC recogió el testimonio de dos personas que han batallado con el peso todas sus vidas.

Alexander Holland perdió pero volvió a aumentar

En 2009 pesaba 177 kg y mi doctor dijo que tenía que adelgazar o corría el riesgo de una muerte prematura. Algo muy motivador ¿no? También tengo que añadir que mi talla rozaba los límites de lo socialmente inaceptable. Tenía 37 años, era soltero y sin perspectivas del romance.

El servicio de salud británico (NHS) me ofreció una cirugía de derivación gástrica (bypass gástrico) a un costo para el contribuyente de unos US$25.000 por la operación más US$33.600 por la atención postoperatoria. O US$3.300 en píldoras de dieta. O un máximo de US$74 en vales para un club de ayuda para perder peso. Me considero una persona socialmente responsable, así que elegí los cupones. Nunca antes había tratado de hacer dieta, pero al ser un científico sabía la fórmula: menos energía entrando (calorías) que energía saliendo (ejercicio) resulta en pérdida de peso.

No tengo ni la más mínima fuerza de voluntad, pero fui capaz de crear una dieta en la que realmente no se necesitaba de ella. Era agradable al gusto, tenía buenas porciones así no quedaba con hambre y más importante, no me tomaba más tiempo para preparar y cocinar o más platos para lavar. De no haber sido así, no habría sido capaz de seguirla.

También necesitaba un incentivo así que tomé un patrocinio. Perdía 1 kilo por semana y mis patrocinadores me daban dinero. No perdía ese kilo y yo pagaba. Pronto estaban en juego más de US$85 por semana.

Me inscribí en un gimnasio en diciembre de 2009 y hacía una hora de ejercicio al día, los siete días de la semana, empezando con natación, después ciclismo y, algunas veces, corría. Para marzo de 2010 había perdido 50,8kg -aproximadamente 6,3 kg. al mes durante ocho meses - y en octubre de 2010 ya había perdido casi 89 kilos.

Mis comidas no eran aburridas y en realidad empecé a disfrutar del ejercicio. Tanto que cuando llegué a mi peso ideal de 76 kg. en marzo de 2011, seguí haciendo ejercicio y corrí el Medio Maratón de Oxford en 2011 y de nuevo en 2012.

En octubre de 2011, me encontré con la chica de mis sueños casi por accidente. Irónicamente ella es chef en un restaurante. Iniciar un romance como una persona delgada llega libremente y con facilidad. ¡Ojalá hubiera sabido eso 20 años antes! Me habría tomado menos de dos años para perder 102kg.

Pero ahí no termina la historia. En febrero de 2012 mi madre murió de cáncer. Fue un momento excepcionalmente emotivo para mí y dejé mi rutina de ejercicio y volví a la comodidad de la comida para llevar y las pizzas caseras. Para mayo de 2014 -menos de dos años después de la muerte de mi madre- había recuperado 50.8 kilogramos.

Pero no es tan difícil de entender. Sé que fui capaz de hacerlo una vez, lo único que se requiere es ser honesto consigo mismo y sentir una profunda necesidad de hacerlo. ¿Alguien que me patrocine por US$1 a la semana?

Tash Harrison: de 114 kilos a 76 kilos a 95 kilos

Siempre he sido gorda, desde que tenía 10 años. Cuando tuve mi primera relación amorosa subí más de peso, probablemente por el estrés de estar en una mala relación. Pero al quedar soltera decidí centrarme en mí misma. Fue entonces que empecé a ir al gimnasio por lo menos cinco veces a la semana y comer muy poco.

Perdí unos 38 kilos en poco más de un año. En ese momento la gente me decía que estaba demasiado delgada. Han pasado unos cinco años, y ya subí mucho de ese peso otra vez. Me inscribí de nuevo en un gimnasio, pero sólo he perdido algunos kilos aquí y allá.

Creo que no estoy tan comprometida con la pérdida de peso como lo estaba la última vez. También sufro de un trastorno de hiperactividad de la tiroides que hace que sea difícil perder peso. Mi índice de masa corporal (IMC) es 31, así que eso me pone en la categoría de obesos. Me gustaría cambiar eso, pero me parece una batalla.

Actualmente estoy en una dieta rápida, pero no creo que pueda seguirla por mucho. Sólo permite unas 500 calorías en dos días y puedes comer todo lo que quieras en los otros cinco días. Me gustaría unirme a otro grupo, pero son caros.

Soy una "comedora emocional" -si estoy molesta por algo, tiendo a darme atracones de dulces y chocolates. Sin embargo, eso no me hace sentir mejor, así que no sé por qué lo hago. Pienso que en el pasado he buscado muchas de excusas, pero la única persona que puede cambiar mi vida soy yo, nadie más.

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