Documental retrata crisis ambiental en Tierra del Fuego

Los castores, de Nicolás Molina y Antonio Luco, se estrena este jueves. Premiada en Valdivia 2014, la cinta se exhibirá de Arica a Punta Arenas.




La información se ofrece al espectador antes de que éste haya visto planicies, ríos o bosques. En 1946, cincuenta castores canadienses fueron entregados a la Marina argentina para crear una industria de pieles en Tierra del Fuego. En 2014, ya no hay peleterías en este territorio y los castores, al no contar con depredadores naturales, se han transformado en una plaga.

El presente filme, se nos advierte a continuación, sigue los pasos de dos biólogos chilenos (Derek Corcoran y Giorgia Graells), quienes, "para conservar el ecosistema, se ven obligados a hacer lo que la naturaleza no está haciendo: matar a los castores".

Los castores, documental de Nicolás Molina y Antonio Luco, no es un libelo ambientalista. El filme, que el próximo jueves asomará en salas de Arica a Punta Arenas, siembra inquietudes y perplejidades en medio de una crisis ambiental que no muchos han aquilatado como se debe.

Mejor Película Chilena en Valdivia 2014, la cinta provee un retablo geográfico y humano que da cuenta de un problema concreto -miles de hectáreas de bosques arrasadas-, pero insertándolo en el recorrido de un par de científicos. Tras sus pasos, mientras plantan trampas y ubican cámaras, puede el espectador tomarle el sabor a una experiencia concreta. Un sabor que no necesariamente es dulce.

Los castores pueden resultarnos simpáticos y tiernos, pero su hábito de construir represas, inundando o secando territorios, ha condenado a muerte a variadas especies, alterando gravemente los equilibrios naturales. ¿Qué hacer sino exterminarlos?

La pregunta se formula y se contesta en los hechos. Mostrando, por ejemplo, a la pareja protagónica exponiendo a escolares de Porvenir el daño provocado. O bien siguiendo los pasos de Corcoran, tipo barbón, y larguirucho, que dispara a un miembro de la especie. En lo que a él y a Graells concierne  -para no mencionar a estancieros como el célebre ex presidente de RN Carlos Larraín-, no queda otra.

La película, afirman sus realizadores, "se adentra en un conflicto ecológico muy particular donde tomar posición no es simple. Más que denunciar el problema, nos hacemos preguntas sobre cómo nos relacionamos, como especie, con el ecosistema". ¿Somos tan distintos humanos y castores?, se preguntan enseguida.  "Ambos construimos, adaptamos el entorno a las necesidades de nuestra comunidad, y destruimos en el proceso".

El documental nació de una inquietud de Graells y Corcoran, pareja profesional y sentimental, que cursaban un doctorado en la UC,  casa de estudios de donde egresaron Molina y Luco.  La idea era que alguien registrara una investigación que entre otras cosas se preguntaba qué tan al norte pueden llegar los castores.

Una vez enrielados en el proyecto, como explica Molina,  se requirió un punto de vista: "Tal como los científicos estudian los castores, nosotros queríamos estudiarlos a ellos como parte del conflicto ecosistémico en Tierra del Fuego". Cuál es el rol del hombre en la naturaleza: he ahí una gran interrogante de la cinta.

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