Unas 200 personas se concentraron este martes ante el ayuntamiento de A Pobra do Caramiñal, un pueblo situado en la costa de Galicia, como muestra de dolor por el asesinato de Diana Quer y para rechazar la violencia ejercida contra las mujeres. Ello, después de que el 31 de diciembre la Guardia Civil finalmente encontrara el cadáver de esta joven de 18 años en un pozo, ubicado en un galpón abandonado, a pocos kilómetros del pueblo. Diana, cuyo destino se desconocía desde hace más de un año, estaba atada por la cintura y hombros con dos cuerdas con bloques de hormigón.

Casi 500 días de búsqueda, incertidumbre y especulaciones culminaron cuando el equipo de la Guardia Civil responsable de la investigación aseguró que se había "podido establecer la identidad del cuerpo por el ADN de los restos hallados en el pozo tras la confesión del principal sospechoso". Diana Quer desapareció el 22 de agosto de 2016.

Desde hace 15 años que Diana y su familia pasaban sus vacaciones de verano en A Pobra, un municipio de la provincia de La Coruña (noroeste de España) donde residen apenas 9.000 personas. La joven volvía de las fiestas del pueblo cuando José Enrique Abuín, más conocido como "El Chicle" -según su propia confesión-, la forzó a entrar en su auto. "La vi en A Pobra, iba sola, la tomé y la metí en el auto, le até las manos y no paró de dar patadas durante todo el viaje. Al llegar a Rianxo -no aclara en qué ubicación- la estrangulé, pero me puse muy nervioso al verla muerta, así que vine a la fábrica y la tiré al pozo", confesó la mañana del domingo, después de haber estado 48 horas detenido por intento de secuestro de otra mujer el 25 de diciembre. Él mismo acompañó a la Guardia Civil en el registro de la fábrica.

"El Chicle"

Desde un inicio, la Guardia Civil asumió la investigación del caso y tras dos meses de búsqueda el único indicio procedía de la geolocalización del celular de la joven la noche en que desapareció. El aparato fue hallado finalmente en el mar por un pescador, pero no entregó nuevas pistas.

Así, ante el estancamiento de la investigación, el caso se archivó de forma provisional. En total se interrogaron a unos 200 sospechosos, entre ellos "El Chicle" que tenía antecedentes penales por narcotráfico. También en su contra constaba una denuncia por agresión sexual a la hermana gemela de su esposa, pero ésta fue retirada posteriormente. La Guardia Civil lo interrogó tanto a él como a su esposa, Rosario García, quien dijo que la noche de la desaparición estaban juntos en su casa.

El caso se reabrió a raíz de lo ocurrido el 25 de diciembre pasado, cuando una joven de 18 años denunció que un hombre había intentado agredirla sexualmente y secuestrarla. Los gritos y la resistencia de la mujer llamaron la atención de varios vecinos que acudieron al lugar, provocando la huida del agresor en su vehículo. La descripción del hombre que ofreció la mujer encajaba perfectamente con la de "El Chicle".

Con todo, la Guardia Civil explicó que hacía tiempo que estaban "completamente seguros" de que José Enrique Abuín era el hombre que se había llevado a Diana. Su auto había sido registrado por las cámaras de seguridad y las posiciones de su teléfono coincidían con los últimos lugares donde estuvo Quer. En este nuevo contexto, se procedió a interrogar de nuevo a su esposa, que se retractó de su declaración inicial, dejando a "El Chicle" sin coartada. Así, Abuín ingresó el lunes en la cárcel gallega de Teixero.

Tras su detención, la Guardia Civil explicó este martes que revaluarán casos de violaciones y desapariciones que pudieran producirse en zonas cercanas. Sobre todo "casos en los que puede haber motivación sexual y víctimas muy jóvenes", ya que los agentes estiman que "El Chicle" podría estar detrás de otros delitos ocurridos a partir de 2005. De hecho, ese año habría intentado violar a su cuñada.

Con la detención del asesino confeso de Diana Quer y la recuperación del cuerpo de la joven se comienza a poner punto final a uno de los casos que mantuvo en vilo a la sociedad española durante casi 500 días. La desaparición de la joven dio paso a uno de los casos con más cobertura mediática del país, convirtiendo a Diana en una suerte de símbolo de la violencia machista.