Desaparecido en Concepción, la novela sobre el caso Matute

El escritor e investigador Carlos Basso publica una ficción inspirada en el caso, protagonizada por un periodista policial.




El desaparecido se llama Andrés Gómez Smith, vive en Concepción, y el último lugar donde fue visto es una discoteca llamada La Polilla. Andrés es estudiante universitario, tiene un hermano mayor, Axel, y el padre, que no vive con su familia, es un dirigente sindical que logró notoriedad como opositor a la dictadura. Todas estas señales componen el punto de partida de Desaparecido en Concepción, segunda novela del periodista e investigador Carlos Basso, cuyo argumento, detalles más, detalles menos, trae de vuelta uno de los casos policiales más bullados de los últimos años.

La historia, no obstante remite también a otros hechos de sangre, tiene como protagonista a Antonio Castel, un reportero de crónica roja que poco a poco comienza a tirar los hilos de una trama perversa anclada en el lluvioso sur de Chile. Así, el estudiante desaparecido se convierte, desde lo ficticio y lo real, en la peor representación que el poder y la violencia tienen sobre las personas: la impunidad.

"La pista de baile no había sido limpiada y estaba llena de vasos y botellas quebradas", describe Castel mientras acompaña los peritajes. "Obviamente, había cientos de colillas de cigarrillos, de tabaco y marihuana, pero además muchas sillas rotas, mechones de pelo en el suelo y varios espejos de los costados estaban quebrados, dos de ellos con evidencias de que en su contra se habían estrellado objetos circulares, como cabezas".

Desaparecido en Concepción rescata, además, a la vieja guardia del periodismo. La novela de Basso narra el mundo romántico del oficio, con su luminosidad épica y sus zonas lóbregas desde un personaje dispuesto a arriesgar su propio pescuezo antes de quedarse con preguntas sin hacer.

"Quise rescatar esas historias, esa convivencia de mundos opuestos que se daba a la salida de los cuarteles, en los tribunales, en los sitios del suceso, esa vida al filo de la maldad y la bondad", explica el autor. "Allí aprendí a conocer las miserias y maldades más grandes de la gente, pero también presencié actos increíbles de arrojo, bondad y sacrificio".

Basso sabe de lo que habla: fue por casi diez años periodista y editor de la sección policial de un periódico. De hecho, en 2001 publicó la investigación Los enigmas del caso Matute Johns. La novela se basa en ese y otros casos. "Soy periodista y eso me define, pero me interesa la literatura y creo que basarse en hechos reales, que uno conoce bien, es un ejercicio más que interesante".

El espejo que propone la novela es claro; sin embargo hay una mirada también hacia la interna del trabajo de la policía y de la prensa.

Hacia allá apunta justamente la novela. Soy admirador y gran consumidor de literatura policial, noir, roja o como la quieran llamar, y desde el principio quise construir una novela policial, aprovechando el conocimiento detallado que tengo de ese mundo, y mezclar aquello con el mímesis que se produce en ese ambiente entre periodistas, policías, abogados, víctimas y victimarios.

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