Cruzados por una elección, hermanos gemelos: "No nos hablamos por tres meses"

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Francisco y Cristián son gemelos. Tienen 26 años y no solo comparten el mismo aspecto físico. Ambos estudiaron Trabajo Social, ambos ocupan exactamente los mismos lentes e incluso comparten la misma cuenta de Spotify. En gustos parecen ser, tal como lo evidencia su aspecto, iguales. Y es cierto, tener el mismo ADN garantizó muchas similitudes entre ambos. Excepto una: la opción política.

Los gemelos Bravo nacieron en Lo Espejo, sector sur de Santiago. Sus padres, dicen, trataron de que fueran lo más parecidos posible. Misma ropa, mismo peinado. Si Cristián iba a un cumpleaños, Francisco también debía hacerlo. "No nos dejaban salir si no íbamos juntos", recuerda Francisco.

El lema "Viva el Cambio", de la campaña de Joaquín Lavín para las elecciones presidenciales de 1999, fue uno de los tantos recuerdos que quedaron grabados en la mente de los Bravo cuando participaron junto a sus padres en la campaña. La política era parte de la vida familiar. A los 18 años, Cristián y Francisco no dudaron en inscribirse de inmediato para votar. Y ahí ni el ADN fue capaz de salvar las diferencias.

-En general, mi familia ha sido toda de derecha. Eso hasta mi hermano -dice Francisco, hoy vicepresidente nacional de la Juventud en Evópoli.

Mientras ambos estudiaban Trabajo Social en la Universidad Central, Cristián decidió cambiar de rumbo. Y viró a la izquierda. Al mismo tiempo, Francisco siguió estudiando Trabajo Social, pero en la Universidad Alberto Hurtado. Y en 2013 se involucró por completo en Evópoli, que todavía era un movimiento político. Cristián, por su lado, también estudiaba, pero con un enfoque totalmente distinto, que se refleja en los trabajos que ambos mantienen hoy. Francisco está en el departamento de recursos humanos de una isapre y Cristián, en un programa social de la Municipalidad de Lo Espejo.

-Mis compañeros de trabajo me dicen, porque varios de ellos saben que mi hermano es de Evópoli y que mi familia es de derecha: "Oye, ¿no has pensado que si toda tu familia piensa igual el problema eres tú?". Y les he dicho que no, que los equivocados son ellos. Porque para mí votar en contra de la derecha pasa por un tema de conciencia de clase.

La misma disyuntiva, dicen los gemelos, se presenta en los almuerzos familiares de todos los domingos. La dinámica es difícil. Se juntan alrededor de 20 personas -entre primos, tíos y abuelos- y siempre se habla de política. Son todos contra uno: Cristián.

-Al principio, la política nos dividió un poco. Incluso, hubo un tiempo en que discutíamos tanto, que nos enojábamos y nos eliminábamos de Facebook. Hasta de WhatsApp. En ese tiempo no nos hablamos por tres meses. Pero vote por quien vote mi hermano, seguimos siendo familia. Eso no cambia, aunque nos enojemos -comenta Cristián.

Una de las principales diferencias que han tenido ha sido a raíz de su orientación sexual: ambos son gay. Para Francisco, comenta, optar por Sebastián Piñera siendo que no apoya el matrimonio igualitario es muy reprochado.

-Pero en eso chocamos con mi hermano: votar solamente por un candidato por el solo hecho de que presente el matrimonio igualitario es ser egoísta con el resto del país -dice Francisco.

Cristián, que en primera vuelta votó por Beatriz Sánchez y que ahora votará por Guillier, piensa distinto:

-Para mí, ser gay y votar por Piñera es casi antinatura.

Pero Francisco admite que el tener opciones políticas distintas les ha dado a ambos una oportunidad.

-Antes de salir del colegio teníamos los mismos amigos, frecuentábamos los mismos lugares. Después, entramos a la misma universidad. Todo igual. Y es agotador estar en todo con tu hermano. Que tengamos posturas políticas distintas es súper satisfactorio, porque así nos diferenciamos.

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