Según la VII Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), realizada entre 2011 y 2012, de cada 100 hogares, 77,3 compraba bebidas. Si solo se considera el presupuesto destinado a alimentación, como promedio en el Gran Santiago las familias destinan el 10,38% de sus ingresos solo en bebidas y jugos, 13 veces más que en 1956 (cuando el cálculo solo se hacía en el Gran Santiago), año en que este ítem era apenas el 0,8% del total del presupuesto de alimentación. En 1987 la cifra era 3,2%.

Un estudio, dirigido por Jacqueline Araneda, académica del Departamento de Nutrición y Salud Pública de la U. del Bío-Bío, calculó con los datos de la última EPF -además del consumo de bebidas no alcohólicas- en qué ítem de alimento gastaban más los chilenos: los resultados mostraron que el mayor gasto es en carnes (21,57%), seguido por pan y cereales (19,29%). Las bebidas quedaron en quinto lugar (10,38%).

"Lo relevante es que por quintiles cambia la distribución porcentual de gastos. El primer quintil, el de más recursos, es el que menos porcentaje de su presupuesto gasta en bebidas. Este grupo consume más jugos naturales, y si consume bebidas no tienen azúcar. Se preocupan de su salud y comen alimentos más saludables", dice Araneda. Según el estudio, los hogares del primer quintil del Gran Santiago gastan el 8,85% de su presupuesto en bebidas, mientras que el cuarto y quinto gastan el 10,38 y el 10,63%. Si se consideran los hogares del resto de las capitales regionales, los del primer quintil gastan el 9,40% del presupuesto y los de cuarto y quinto el 10,54 y el 10,25%.

Fernando Vio, investigador del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la U. de Chile, dice que la publicidad ha asociado este consumo con felicidad y bienestar.

"Aumenta el consumo de bebidas y jugos pero disminuye el de agua potable. En Chile, el 99% del agua para consumo humano es potable, pero no existen las facilidades para tomarla. No hay bebederos en colegios, jardines, plazas y lugares públicos; si uno pide un vaso de agua en un restaurante, es mal visto; en el trabajo rara vez existen botellones o recipientes con agua o no hay vasos desechables para tomarla; en las construcciones los obreros tienen que tomar agua desde las mangueras", dice Vio.

Para Samuel Durán, vicepresidente del Colegio de Nutricionistas y académico de la U. San Sebastián, el gasto y consumo de bebidas y jugos está relacionado con el "estatus" y la publicidad. "Tomar bebidas nos da estatus y además, las empresas tienen campañas de marketing en las que relacionan las bebidas con la familia, la felicidad y pasarlo bien. Las aguas envasadas y con sabor apuntan a lo mismo. Nadie ha hecho una campaña para tomar agua de la llave. Somos una sociedad a la que le gusta el sabor dulce", señala.

La asesora técnica del Ministerio de Salud, Anna Christina Pinheiro, cree que está vinculado a una cuestión "aspiracional", lo que también explica por qué las personas de menos recursos gastan más porcentaje de su sueldo en bebidas. A esto se suma que estos productos han bajado mucho su precio y que muchas veces una botella de bebida es más barata que el agua envasada. "En los últimos tres años ha estado disminuyendo el consumo de bebidas y aumentado las sin azúcar y agua envasada. Pero sigue siendo un consumo aspiracional, todavía no se instala el concepto de beber agua potable", dice.

Aunque los expertos acusan que su consumo es una de las razones que explican los niveles de obesidad, desde la industria, la Asociación de Alimentos y Bebidas de Chile (AB Chile) dice que la obesidad es una realidad que no se puede atribuir a un solo factor. "Eso es un error y simplificar esta realidad y su manera de abordarla. La obesidad y el sedentarismo son un desafío actual de salud pública que requiere una mirada integral", dice Marisol Figueroa, gerente general de AB Chile.

Desde Coca Cola explican que hoy el 65% de su portafolio de bebidas es reducido en azúcar y que sus productos reducidos y sin calorías han crecido a doble dígito (13% sin incluir aguas).