Columna de opinión: El Mundial del Bicentenario

Los grandes animadores se están preparando. Pedro Carcuro y Don Francisco ya están en Sudáfrica. Vivi Kreutzberger y Araneda están armando sus apuestas. Y Solabarrieta y Carcuro van a gritar en vivo y en directo el gol de Chile.




Después del '62, este es el Mundial  más importante para Chile. No solamente hemos depositado nuestra confianza en estos jóvenes jugadores, sino también la ilusión de una alegría para un país adolorido por el desastre natural que hemos vivido.

Todos los canales, de una u otra manera, van a querer estar presentes en esta fiesta mundialera. Los más grandes con programación especial y grandes recursos, nos traerán Sudáfrica hasta nuestros hogares, tal como ya lo estamos viendo hoy. Nadie quiere quedarse fuera.

Por eso se preparan programas especiales para el horario prime. ¿Será la fórmula  de la conversación, el show y el humor ocupados con  éxito por el gran  Gonzalo Bertrán? ¿O la fiesta mundialera que desató Luciano Bello de la mano de Felipe Camiroaga el año '98? No sabemos. Han pasado más de 10 años y la televisión ha cambiado. Se transformó en una industria altamente competitiva, donde la telerrealidad llegó para quedarse, guardando para siempre la magia ochentera de nuestra televisión. Los programas de la mañana harán la previa del fútbol mundialero.

Por eso, el horario matutino será el más visto de este año, cuando un puñado de chilenos de corazón salgan a la cancha. Entonces, la emoción se transforma en la clave del porqué todas las estaciones televisivas quieren estar presentes. El compromiso de la televisión con su audiencia no sólo se juega en el continente africano, sino que aquí también, con su programación satelital futbolera.

Los grandes animadores se están preparando. Pedro Carcuro y Don Francisco ya están en Sudáfrica. Vivi Kreutzberger y Araneda están armando sus apuestas. Y Solabarrieta y Carcuro van a gritar en vivo y en directo el gol de Chile, a 20 millones de compatriotas en el mundo entero, ansiosos de recibir una alegría en este traumático inicio de año bicentenario.

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