César Vigevani: El pasajero de Simeone

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El nuevo técnico de Huachipato relata la historia que lo vincula al Cholo y a su familia. El estratega argentino dice que aún mantiene relación con quien fuera su compañero en el curso de entrenadores.




César Vigevani se remonta a la época en que comenzaba su carrera como entrenador para rescatar uno de los recuerdos más notables de su trayectoria. Y de su vida. El nuevo técnico de Huachipato recuerda cada momento de la particular vivencia que experimentó cuando tomaba el curso de técnico en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). En la sala de clases coincidió nada menos que con el actual técnico del Atlético de Madrid y ex capitán de la Albiceleste, Diego Simeone. Y desde ese momento, nació una amistad que, según el estratega acerero, quien en Chile también dirigió a Cobreloa y San Felipe, aún se mantiene.

Vigevani y Simeone realizaron trabajos juntos. A mediados de la década pasada, el Cholo terminaba su carrera como futbolista activo y alternaba esas obligaciones con la preparación para el próximo salto, que siempre tuvo en mente. "Con Diego hicimos el curso juntos. El aún jugaba en Racing. Siempre tuvimos una gran relación, que después se transformó en amistad. Ambos vivíamos relativamente cerca. Eso facilitó aún más el contacto", afirma el DT acerero.

Muchas veces, el ex jugador del Inter y Lazio le ofreció a Vigevani transportarlo hasta su casa. Esos minutos le sirvieron al actual entrenador siderúrgico para empaparse de las experiencias e ideas de un tipo que, como define, "respira fútbol". "En esos trayectos hablábamos mucho del juego, de cómo estructurar los equipos. Ya se podía advertir la forma en que Diego iba a estructurar sus equipos. Vemos el fútbol de una manera distinta, pero siempre lo consideré una gran oportunidad para aprender. Con el Cholo hablábamos acerca de la recuperación del balón, que siempre fue una de las materias que más lo apasionó", describe.

El anecdotario es amplio. Incluye situaciones que reflejan la obsesión del técnico e ídolo colchonero por desarrollar un modelo de juego y ponerlo en práctica. Cualquier elemento le servía para explicárselos a sus interlocutores de turno. Con todos mostraba amabilidad y disposición, incluso para brindarles ayuda, si la necesitaban. "Simeone es un tipo muy sencillo, más allá de la importancia que tiene para el fútbol argentino y que, en ese momento, todos le reconocíamos. Si llegó al nivel que hoy tiene en el fútbol mundial también como entrenador es por la humildad que siempre mostró. En el curso, hablaba con todo el mundo. Le daba mucha importancia a los sistemas de juego", dice Vigevani.

A propósito de las estructuras de sus escuadras es que surge en la memoria de Vigevani otro momento que los une. "Diego habla de fútbol las 24 horas del día. Y si el día tuviera más, seguiría hablando de fútbol, porque lo siente. En la camioneta, cuando me llevaba a casa e incluso en la cafetería, cuando había algunos descansos durante el curso. En esos momentos, era usual ver que tomaba los sobrecitos de azúcar, o con lo que tuviera a mano, y se ponía a armar sistemas de juego. Todo le servía para ese propósito. Y mostraba cómo defenderse en bloque y atacar para dañar, tal como lo hace hoy el Atlético. Por eso, a mí no me sorprende nada de lo que veo. Es lo que siempre quiso hacer. Lo que se propuso. Se preparó y lo consiguió. Es un ejemplo", refuerza.

Los debates eran más amplios, pues la lista del curso incluía a otros personajes emblemáticos del fútbol argentino. "Tuve de compañeros a Néstor Fabbri, a Fernando Gamboa, a Juan José Borrelli y a Diego Cocca, entre los que recuerdo. Todos buenos tipos con los que me podía sentar a conversar tranquilamente de fútbol y recoger también sus experiencias de vida. En alguna medida, soy agradecido de la oportunidad que tuve por compartir con esa camada en el curso. A veces, un consejo de gente como ellos es más útil que un día de clases", grafica.

El destino siguió vinculando a Vigevani con la familia Simeone. En sus primeros pasos como entrenador,el transandino dirigió en las divisiones inferiores de River Plate. En Núñez tuvo la posibilidad de participar en la formación de Giovanni, el hijo mayor del Cholo. "Es como el padre. Vive el fútbol con intensidad, se preocupa de los detalles. Desde chico fue preocupado por informarse del rival. Obviamente, sus características son distintas, pero el sello Simeone se nota", dice de su ex pupilo.

Fue en el club millonario donde el actual dueño de la banca del equipo de Talcahuano contribuyó al crecimiento de futbolistas que, con el tiempo, se transformaron en figuras que incluso alcanzaron la Selección. "Dirigí a Erik Lamela, a Daniel Villalva, a Ezequiel Cirigliano, a Leandro Chichizola y a Gustavo Bou, por nombrar algunos. A Lamela lo dirigí en un club de baby fútbol en el barrio, después en infantiles en River. Lo vi en todo su proceso de juveniles. Seguimos escribiéndonos y soy muy amigo del papá. Erik es hoy una figura en el fútbol mundial y a mí, tal como haber sido compañero de Simeone, me pone orgulloso haber colaborado en algo para que así sucediera", confiesa.

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