Capitán de Copa Davis de Colombia: entre arepas y hallullas

Pablo González

Pablo González, entrenador del próximo adversario en las semifinales de la Zona Americana I, tiene una historia muy especial. Sus padres salieron de Chile en 1976 y él nació en Bogotá, pero creció en medio de un ambiente de marraqueta y pan amasado.




Mucho antes de que Chile y Colombia forjaran lazos tan estrechos como ahora gracias a la inmigración, una familia nacional echó raíces en el país caribeño. Eran años complejos, donde muchas personas salieron a la fuerza del país durante la dictadura de Augusto Pinochet.

En esa convulsionada época, la familia de Pablo González salió de Chile. Un poco por la situación política y por una buena oferta de trabajo fuera del país de una transnacional llamada Viajes Meliá. "Mis papás salieron de Santiago el año 76, era una época cuando las cosas estaban difíciles. Mi papá no lo dudó y arrancó con mi mamá y con mi hermano mayor. Después se fueron a Colombia y les gustó muchísimo, se quedaron viviendo y se encariñaron con el país. En el 78 llegaron a Bogotá y se quedaron allá. Ahí nací y me crié. En todo caso, tú hablas con mis papás y son súper chilenos", cuenta el ex tenista y ahora capitán del equipo colombiano de Copa Davis, curiosamente, el próximo rival de Chile en las semifinales de la Zona Americana I.

"Cuando mis papás se fueron del país, unos hermanos de mi papá arrancaron a Venezuela y otra hermana a Australia", cuenta el entrenador de 34 años, quien asumió las riendas del equipo cafetalero tras la bullada serie en Iquique, que terminó costándole la salida al capitán Mauricio Hadad.

A pesar de la distancia nunca perdió la conexión con el país. De hecho, también tiene la nacionalidad. "Tengo los dos pasaportes y a toda la familia por parte de papá y mamá ahí en Chile. Es un país al que quiero muchísimo, pues también me crié con toda la cultura chilena", afirma. Por eso el duelo, ante los dirigidos por Nicolás Massú es tan especial. "Tengo sangre chilena y es un orgullo ser el capitán de Copa Davis de Colombia y enfrentar a Chile, que es mi otra nacionalidad", dice.

Acompañado de esa chilenidad, comenzó a corta edad a jugar al tenis, un deporte que le dio muchas satisfacciones como juvenil. De hecho, llegó a ser 75 del mundo en singles y 63 en dobles, una trayectoria prometedora que no pudo concretarse en el profesionalismo, donde su mejor ranking en individuales fue 299º y en duplas, 240º. Curiosamente su única final de challenger en singles la perdió ante un compatriota: Paul Capdeville.

Una de las cosas que más le agrada de la tierra de sus padres es la gastronomía nacional. "Me encanta todo, nos criamos con hallulla, marraqueta, pan amasado. Todos los platos chilenos me encantan, así como las típicas onces chilenas", confiesa.

Además, se reconoce como un experto entendedor de la peculiar forma de expresarse en esta parte del mundo. "Un tema muy curioso es que cuando no eres de Chile, no entiendes lo que hablan. Y yo, como me crié con chilenos, entiendo todas las palabras chilenas", afirma. Incluso, a sus progenitores los apoda con un chilenismo: "A mis papás les digo guatón y guatona".

González cuenta que sus padre es oriundo de Santiago, mientras que su madre es nacida en Talca, pero críada en la capital. Asimismo, relata que quisieron regresar a la tierra que les vio nacer.

"Entre el 2006 y 2009, mis papás intentaron regresar a Chile, a ver si lograban acomodarse de nuevo, pero no pudieron y debieron volver a Colombia. Primero, a Bogotá y, luego, a Pereira, que es donde estoy viviendo y de donde es mi esposa", comenta.

Uno de sus mayores deseos es volver lo antes posible. "Nosotros íbamos todos los años a Chile, pero en el último tiempo no he podido visitar a mi familia. Tengo muchas ganas de regresar y presentarles a mi hija, que todavía no conocen", expresa.

La revancha

Después de lo sucedido en Iquique, Pablo González debió reconstruir anímicamente al equipo colombiano. "Desde la confrontación anterior, frente a República Dominicana, hice todo lo posible porque eso quedara en el pasado. Estamos en un nuevo año y jugar contra Chile es una linda revancha", asume sobre la confrontación que se desarrollará entre el 7 y 9 de abril en el Club Ejecutivos de Medellín, a 1.450 metros de altitud.

Por eso, junto con reconocer la juventud y proyección del equipo chileno, también toma con un gran incentivo tratar de romper con la negra historia, que dice que la escuadra nacional ha vencido en los ocho enfrentamientos previos al cuadro cafetalero: "Es un estímulo extra, Chile tiene una historia tenística impresionante. Y llevarnos la victoria nos llena de motivación".

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