Capellana del Centro Penitenciario Femenino: "Ojalá la sociedad sea menos juzgadora con las mujeres privadas de libertad"

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El Papa saluda a Nelly León.

Nelly León habló de la precariedad en las cárceles, de sus 12 años ayudando en la reinserción de las internas y conversó también sobre su Fundación Mujer, donde llegan ex reclusas que no tienen dónde ir. Todo desde la necesidad. El Papa, la Presidenta y las internas simplemente la ovacionaron.




Cuando a la capellana del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, Nelly León (58), le avisaron, el 9 de julio, que iba a recibir al Papa Francisco en la cárcel, se paralizó. Primero, se emocionó y luego anotaba ideas sueltas para hacer su discurso que, le advirtieron, no podía durar más de tres minutos. Sin mostrarse nerviosa -como estaba- lo logró. Díaz habló de la precariedad en las cárceles, de sus 12 años ayudando en la reinserción de las internas, su trabajo en los Espacios Mandela para lograr esa tarea y conversó también sobre su Fundación Mujer, donde llegan ex reclusas que no tienen dónde ir. Todo desde la necesidad. El Papa, la Presidenta y las internas simplemente la ovacionaron.

¿Cumplió su objetivo?

Sí. Lo más importante es que yo quería que el Papa supiera que tenemos una sociedad injusta, por eso le dije que en Chile se encarcela la pobreza. Y eso fue bien potente y el Papa lo escuchó con harta atención.

¿Tuvo tiempo para conversar con el Papa?

Cuando él llegó me saludó muy cálido. Yo no sabía cómo saludarlo, pero él fue cercano. Cuando el Papa me vio me dijo: "Ah, usted es la campeona". Yo me puse nerviosa, me emocioné. Y cuando terminé mi discurso, él me abrazó de manera prolongada y me hizo cariño en la cabeza. Eso fue muy bonito. Quiero procesar todo esto. Tengo miles de WhatsApp y no he podido verlos. Siento el paso de Dios por nuestra cárcel.

¿Qué destaca de esta visita?

El perdón por los abusos me impresionó y me identificó. También lo respetuosas que fueron las internas con la Presidenta, pese a que yo pensé que podía haber alguna reacción contraria, pero fue todo lo contrario: fueron muchos aplausos los que ella recibió.

Ahora que el Papa le dio su respaldo, ¿cómo se proyecta en el trabajo con las internas?

Estoy con más ganas. Ojalá la sociedad sea menos juzgadora con las mujeres privadas de libertad y menos prejuiciosa. En esta cárcel están las mujeres pobres que muchas veces delinquen para darles de comer a sus hijos. Ahora espero más apoyo a la Fundación Mujer Levántate y a los Espacios Mandela. Lo más importante es entender que vale la pena trabajar por la inclusión social.

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