Cantante de Deep Purple: "Aunque cueste más tener un éxito, no nos interesa ser una banda de moda"

La voz de los ingleses habla de su visita al festival Legalize y de su reciente disco, uno de los mejores de su carrera en el último tiempo.




Para un hombre que popularizó las imágenes de "humo sobre el agua" (Smoke on the water) y "estrella de la carretera" (Highway star) como fragmentos medulares de la trivia rockera, no es difícil   arrojar otra figura -aunque de menos velocidad y octanaje- para ilustrar sus principios: "La sal de la vida es la variedad".

Bajo ese enunciado, el cantante de Deep Purple, Ian Gillan (69) -una de las gargantas más dotadas y reconocibles en la historia del rock duro-, justifica su próxima visita a Chile como parte del festival Legalize, el 23 de noviembre en la Pista Atlética del Nacional; con un cartel de escaso vínculo estilístico con los ingleses, dominado por estandartes del cancionero chileno, como Jorge González y Quique Neira; insignes del hip hop, como el retornado dúo Black Star, y la banda española de punk Ska-P.

"Me parece genial que sea así", dice  el vocalista sobre la visita. Muy distinta a los anteriores 15 shows que han ofrecido en el país, todos en solitario y que los ha convertido en una de las agrupaciones clásicas de mayor vínculo local.

Gillan, al teléfono con La Tercera desde Portugal, sigue: "Si fuera un evento con todo igual, imagina lo aburrido que sería. Es bueno tener esa variedad, porque, de otro modo, sería como masticar todos los días la misma comida: algo horrible. Y en Chile los conciertos siempre son fantásticos. Hay mucha comprensión y conexión entre la gente y los seis miembros de la banda. Han sido realmente geniales todos estos años, tengo muy buenos recuerdos".

Pero esas variaciones en el libreto, manifestados a través de metáforas gastronómicas, no sólo guardan relación con su próxima venida. Iniciados en 1968 como los representantes menos enrevesados del hard rock -riffs rápidos e impetuosos, apenas matizados con toques sinfónicos, pero lejos del carácter siniestro de Black Sabbath y la exploración de Led Zeppelin-Deep Purple se ha enfrentado en la última década a una serie de trances que han inquietado su persistencia.

Luego de su retiro del conjunto en 2002, el tecladista y fundador, Jon Lord, pieza fundamental de su sonido, falleció una década más tarde e impactó a todos los seguidores de la agrupación. "Sabíamos que hace mucho estaba mal, pero no dejó de ser un golpe terrible. En su funeral, se me ocurrieron unas líneas para Above and beyond, canción de nuestro último álbum", relata Gillan.

En ese mismo lapso, los hombres de Lazy han padecido la paradoja endémica de todas las leyendas:  persistir con nuevos discos, sacudirse esa imagen de pieza de museo con composiciones más recientes, pero todas sometidas a la irregularidad y el menor impacto, con una audiencia que aún exige los clásicos. "Estamos conscientes que hoy es más difícil pegar con nuevo material", asume el artista.

Pese a ello, a veces los esfuerzos dan en el blanco. Now what?! (2013), su último título y del que, según el intérprete, tocarán cuatro temas en la capital, ha sido apuntado por la crítica como uno de sus mejores lanzamientos en las últimas décadas, gracias al ejercicio  de hacer música como en los viejos días, sin decorados modernos ni actualizaciones forzadas.

¿Qué cambio para que esta vez el resultado fuera un álbum a la altura de la carrera del grupo?

Mucho, partiendo por el productor, Bob Ezrin (histórico aliado de Alice Cooper, Kiss y Pink Floyd). Primero, es un gran músico. Luego, es un experto en el tema técnico y, sobre todo, fue el primero en decirnos: "Miren amigos, ¿por qué no se dejan de cosas y hacen música como la que hacían antes, en vez de andar preocupados de hacer temas formales?". El nos decía que volviéramos a las largas canciones de 10 minutos, nos comentaba "vuelvan a eso, disfruten, toquen como les hace feliz, ustedes son un grupo de tocata y no se dejen reprimir por los arreglos, los tiempos y esas cosas". Nos enseñó a ser felices y no andar complaciendo a la gente o al aspecto comercial.

Sus contemporáneos emblemáticos, Zeppelin y Sabbath, nunca tuvieron la persistencia de ustedes. ¿Por qué han seguido sobreviviendo con discos y giras?

Nuestra receta es ser felices, no tener ambiciones y sólo hacer nuestra música. Tan simple como eso. Cuando empezamos, tratamos de ser modernos, situarnos como un grupo de moda, pero por ley de la vida y de la música, pasaron los años y ya dejamos de estar al día. Vinieron otros.

¿Y hay algo de ese rock actual en que vea huellas de Deep Purple?

No, porque no nos interesa estar de moda, aunque cueste más tener un single de éxito. No nos importa nada de eso. A estas alturas, sólo te queda divertirte sin cuestionártelo, ¿no?.b

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