Amenazados por convivencia

La aprobación del Acuerdo de Unión Civil (AUC) es un hito simbólico que les permite a los homosexuales formalizar sus relaciones, y por eso se espera que en los primeros meses tras su entrada en vigencia muchas lleguen al Registro Civil a firmarlo. Pero la medida también viene a regular a las parejas de convivientes de todo tipo, las que hasta ahora estaban relegadas en la legislación chilena.




Verónica Uribe (52) escuchó la noticia y pensó que su vida hoy sería muy distinta, mucho mejor, si la Ley de Acuerdo de Unión Civil (AUC) se hubiera aprobado no la semana pasada, sino cinco años antes, cuando se separó del hombre con el que pasó 16 años. Cuando dejaron de estar juntos, Verónica dice que se encontró sin derecho a nada. Ni siquiera una compensación económica por los años que se dedicó exclusivamente a criar a sus dos hijos y a cuidar la casa, porque la legislación -que todavía está vigente en Chile- no protege a las parejas que no están casadas. Ni siquiera los define legalmente. "No  podía alegar nada. Me sentí perdida, vacía, sola. Sin saber qué hacer", dice.

La semana pasada el Congreso aprobó el Acuerdo de Unión Civil. Cuando este entre en vigencia -lo que se espera que ocurra alrededor de septiembre- las "uniones de hecho", es decir las relaciones de las personas que  conviven sin estar casadas, serán reconocidas como un estado civil.

Durante su discutida tramitación, que comenzó en 2010, el proyecto fue principalmente empujado y difundido por las organizaciones de minorías sexuales -como la Fundación Iguales y el Movilh- porque esta ley les permitirá a las parejas homosexuales, por primera vez en la historia de Chile, contar con una herramienta que reconozca sus uniones. Por eso, el escritor Pablo Simonetti, parte del directorio de Iguales, cuenta que en la fundación creen que una vez que entre en vigencia va a haber una gran afluencia de parejas del mismo sexo en el Registro Civil.

Pero el alcance de la norma no es ni simbólica ni está limitada a las parejas homosexuales, sino que viene a regular y darles garantías en temas como derechos a la herencia, pensiones y compensaciones económicas a todos los convivientes, que en Chile de acuerdo a la fundamentación del propio proyecto son cerca de dos millones de personas.

Pedro García, juez del vigésimo segundo juzgado civil de Santiago, cree que hoy esta regulación es más necesaria que nunca. "El legislador se quedó atrás con la realidad social y las concepciones actuales de familia".

A lo que se refiere es que en las últimas décadas ha caído el número de hogares de casados y han aumentado los de parejas que conviven. Según el estudio Transformaciones de la familia conyugal en Chile de José Olavarría, los hogares formados por matrimonios cayeron de un 69 por ciento en 1990 a 47 por ciento en 2011. En ese mismo periodo, los de convivientes subieron del 6,3 por ciento al 15 por ciento. De acuerdo a la directora del Observatorio de Desigualdades de la Universidad Diego Portales, Alejandra Ramm, quien ha estudiado los patrones de la convivencia en Chile, ese aumento se ha dado paulatinamente desde la vuelta a la democracia. Un hito que facilitó las "uniones de hecho" fue cuando en 1998 la ley de filiación terminó con la categoría de hijo "ilegítimo" que se les daba a los niños nacidos fuera del matrimonio. En 2013 siete de cada 10 niños nacidos en Chile lo hicieron fuera del matrimonio y el 84 por ciento fue reconocido por padre y madre.

Lo tuyo es mío

Javier Barrientos, abogado y autor del libro Nuevo derecho matrimonial chileno, explica que debido a que las parejas de convivientes comenzaron a ser más comunes, los tribunales tuvieron que ver más problemas relacionados con ese tipo de uniones y progresivamente comenzó a existir cierto orden jurídico. En algunos casos, por ejemplo, se aceptó que la persona que había cuidado el hogar común podía exigir una retribución por  ello si la relación terminaba. "Este estaba dado por la práctica judicial y no de la expresa voluntad del legislador", dice Barrientos.

Eso significa que los tribunales fueron determinando en el camino qué reglas aplicar. Barrientos explica que el primer paso fue definir qué se entendía por "unión de hecho", porque no hay una definición legal. A partir de 2008 la que él incluye en su libro fue citada en varios fallos de la Corte Suprema. Lo describió como una relación entre un hombre y una mujer que tenían una convivencia, relación afectiva y sexual.

La mayoría de los problemas que llegan a tribunales, dicen varios abogados, tiene que ver con quién se queda con los bienes tras una separación o la muerte de un integrante de la pareja. En general, se trata de demostrar que había una comunidad de bienes, pero a juicio del juez Pedro García, es un proceso difícil y largo -puede durar hasta cinco años- que requiere abogado y donde no hay garantía de que se vayan a tener buenos resultados. "No es común que lleguen a juicio. La demora, la complicación de los trámites hace que muchos simplemente dejen de hacerlo".

La abogada de familia Jessica Ross lo sabe. Ella ha trabajado con el Movilh y le han tocado casos así. Cuenta la historia de una pareja de lesbianas que tras 10 años decidieron comprar una casa. Una de ellas vendió su departamento para poner el pie. Lo pusieron a nombre de la otra, quien luego murió de cáncer. Todo ocurrió tan rápido que no alcanzaron a hacer el traspaso de la propiedad y tras la muerte, en el mismo funeral, la familia de la mujer fallecida le pidió a su pareja que les entregara la casa. Como ella no quiso, la demandaron. Ahí se dio cuenta de que no tenía muchas posibilidades de ganar y para no perder ni tiempo ni plata se fue voluntariamente y les dejó la propiedad. "Legalmente no había nada que hacer", dice la abogada y agrega que en la medida en que casos como esos se empezaron a hacer conocidos, las parejas homosexuales fueron tomando resguardos, incluso más que las de heterosexuales. A ella le tocó hacer muchos testamentos, la mejor fórmula legal que encontraron para proteger a sus parejas. "Hay veces que no tienen herederos, por lo menos directos y otras en que no quieren que sus cosas les llegue a familiares que les han hecho sentir algún tipo de discriminación", explica Jessica Ross.

También ha habido ocasiones en que los tribunales han fallado a favor de los convivientes. En 2010 la Corte de Apelaciones de Valparaíso lo hizo por primera vez cuando determinó que Rosa Sánchez debía recibir una compensación por parte de los hijos y herederos de la pareja con la que había convivido 23 años por haberse hecho cargo de sus negocios y de cuidar su salud. Cuatro millones de pesos. Para los abogados ese momento marcó un antes y un después, y fue un caso simbólico.

Con papeles 

Las reglas deberían ser más claras tras la entrada en vigencia del Acuerdo de Unión Civil. Este determina que las parejas de convivientes, hetero y homosexuales, tendrán los mismos derechos hereditarios que los casados y podrán establecer si conviven bajo el régimen de separación de bienes o de comunidad.

Actualmente si uno de los convivientes muere, no importa cuánto tiempo lleven juntos, el que sobrevive no tiene derecho a pensión ni previsión, salvo si tiene hijos con el fallecido y sólo en casos de accidente de trabajo, de tránsito y enfermedades profesionales. La unión civil en cambio pondrá al conviviente en el mismo nivel que el cónyuge, haya o no hijos, con respecto a la pensión y previsión. Lo mismo ocurrirá con el sistema de salud. Un integrante de la pareja podrá ser carga médica de su conviviente, si así lo deciden, cosa que hoy no siempre ocurre. Para el superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic, este es un cambio sustancial, sobre todo para las parejas homosexuales. En la actualidad, además de las cargas legales, existen las cargas médicas. "Si suscriben el AUC, las isapres estarán obligadas a recibir a sus cargas porque serán legales y obligatorias", explica.

Cuando dice eso, el superintendente pone de paso un punto importante: aunque en muchos aspectos -pero no todos- el AUC iguala las relaciones de convivencia, no es automático. Los resguardos los tendrán quienes suscriban el acuerdo y vayan voluntariamente al Registro Civil a firmarlo (Ver recuadro). Quienes no lo hagan, quedarán en la misma situación que hoy. Eso es para algunos abogados ligados a estas materias una de las principales críticas que se le puede hacer a la nueva ley. "Es inepto porque establece un sistema que sólo cubrirá a los que quieran celebrar el acuerdo. Y si usted se puede casar, ¿para qué va a celebrar un AUC?", dice Javier Barrientos, quien cree que este es un ejemplo más de que en Chile las leyes se hacen bajo la mirada del "sí, pero no".

La abogada Fabiola Lathrop también tiene dudas. Durante 2013 la académica de las universidades Central y de Chile asesoró en todas las comisiones del proyecto y cree que lo que resultó no responde a la verdadera necesidad: la de la persona que por la razón que sea, no celebra ningún contrato y que queda desprotegida cuando hay un problema: "¿Por qué una pareja que lleva más de cinco años junta, independiente de su orientación sexual, no tiene derechos hereditarios? ¿No sería justo que el legislador le diera también solución a estas personas?", pregunta.

El punto más complejo

Marcelo Díaz (46) le pidió matrimonio un sábado de agosto a Claudia Urzúa (42). Ya tenía pedida la hora en el Registro Civil para la semana siguiente. Claudia aceptó, pero no quiso casarse tan rápido. Ella sabe que la ansiedad de Marcelo tiene una explicación bien concreta: llevan tres años juntos, y quieren adoptar un hijo, pero tienen un gran obstáculo para lograrlo: no están casados. De acuerdo a la ley son pueden adoptar niños la parejas casadas o extranjeras que lleven más de dos años juntos, los solteros, los divorciados o los viudos. Los convivientes no salen explícitamente mencionados.

Cuando se acercaron a una fundación para iniciar los trámites se dieron cuenta de lo que eso significaba. La primera opción que tenían era que Claudia postulara como soltera, pero tenía menos oportunidades porque los matrimonios -chilenos o extranjeros- tienen prioridad. La otra solución es casarse, que es lo que van a hacer. Marcelo dice que le hubiera encantado que fuera de otra forma, que el camino se acorta por esa vía y que lo más importante en este momento es tener un hijo. "Somos aptos para ser padres. Una pareja sólida que hemos construido esto juntos, tenemos el espacio para tener niños, entonces ¿sólo fallamos en no estar casados? Es ridículo", dice.

Para Fabiola Lathrop esa es la principal crítica que se  le puede hacer a la ley: la regulación filial. "Finalmente esta ley es patrimonial, los hijos son los grandes ausentes", dice. Mauricio Tapia, abogado de la Universidad de Chile que también participó en las comisiones en que se discutió el proyecto, explica que el tema no quiso tratarse en el Congreso porque haberlo incluido hubiera abierto la puerta a la adopción gay y el proyecto se hubiera convertido en una suerte de "matrimonio homosexual". "Les hacíamos notar a los senadores que no estaban legislando sólo para los homosexuales", explica la abogada Lathrop, pero finalmente quedó fuera.

Los hijos, también fueron el asunto en que más se detuvieron el martes 27 de enero en la comisión mixta, antes de darle el sí definitivo al proyecto. Pero esta vez el tema en discusión fue la tuición de los menores. Actualmente la ley dice que cuando los padres no se pueden hacer cargo de los hijos, el juez puede entregarles el cuidado de ellos a personas competentes, preferentemente con lazos sanguíneos como los abuelos. Eduardo Court, abogado experto en derecho civil que asesoró en el tema, comenta que la discusión se centró en si estos seguían teniendo prioridad. Finalmente, se determinó que en el AUC el juez puede optar entre los abuelos o convivientes de acuerdo al caso, sin que uno tenga de antemano más posibilidades que el otro.

Una definición que, por ejemplo, le hubiera servido al  juicio en que trabaja actualmente Jessica Ross, centrado en una niña de tres años que vivía con su madre y su pareja mujer y está inscrita con el apellido de ambas. El problema es que su madre biológica murió y hoy su pareja se disputa la tuición con los abuelos. Con la ley actual, ellos tienen todo a su favor, pero eso cambiará con la entrada en vigencia del AUC.

Sí, quiero

El próximo sábado 14 de febrero el Movilh ha anunciado que realizará ceremonias simbólicas en conjunto con el Registro Civil para explicarles a las parejas cómo funcionará el sistema.

Sin embargo, pese a que el AUC exige que haya una instancia en que se firma el acuerdo, todavía no está claro cómo será esa ceremonia, que por ahora está en proceso de ser definida.

Un día después de aprobada la ley, el Registro Civil empezó a trazar la agenda para capacitar a los ministros de fe. Ahora también tienen que definir puntos como si las personas bajo una unión civil tendrán una libreta de familia como la que se les entrega a los matrimonios. Se espera que las primeras celebraciones sean seis meses después de la promulgación, en marzo. Es decir, los primeros AUC se realizarían alrededor de septiembre.

Víctor Rebolledo, jefe del departamento de Archivo General del Registro Civil, dice que en algunos aspectos el acto se va a parecer al matrimonio. Habrá un acta en la que se registrará el nombre y sexo de la pareja, así como la fecha, hora, lugar y comuna.

La celebración podrá efectuarse en el Registro Civil o en el lugar, dentro de la jurisdicción, donde lo pidan los contrayentes, que deben ser mayores de edad y acudir voluntariamente. Ellos tendrán que jurar o prometer que no están ni casados ni bajo un acuerdo de unión civil vigente y no necesitan testigos. Quedarán separados de bienes a menos que pacten la comunidad.

El acuerdo se puede terminar por decisión de ambos,  pero también de forma unilateral. En cualquier circunstancia, basta una escritura pública para que quede constancia del término y notificar al otro dentro de los 20 días. El AUC también se da por terminado cuando uno de los convivientes muere o, en caso de los heterosexuales, si deciden casarse.

La desheredera de Larsson

Eva Gabrielsson es una arquitecta y activista política que durante 30 años y hasta el día en que él murió de un infarto, fue la pareja de Stieg Larsson, el autor de la famosa trilogía Millenium. En ese momento Larsson todavía no era un autor famoso sino que un periodista que investigaba a los grupos nazis y de extrema derecha en Suecia. Como eso lo hacía correr riesgos, nunca quiso casarse con la mujer para evitar que su nombre apareciera en algún registro oficial. Tras su muerte se publicaron los libros que había dejado, y llegaron más de diez millones de euros póstumos por derechos de autor, millones que terminaron en manos del padre y del hermano de Larsson porque la ley sueca no garantiza la herencia a las uniones de hecho y el periodista no dejó testamento. Los fanáticos de la saga defienden a Gabrielsson y dicen que fue ella la que entregó los tres manuscritos a la editorial y quien estuvo al lado de él cuando escribió las tres (casi cuatro) novelas de la serie. Incluso algunos crearon la página supporteva.com en la que piden donaciones para apoyarla.

El AUC francés 

El ciudadano francés Tristan Marc (29) explica cómo opera en Francia la versión de este acuerdo.

"El Pacto Civil de Solidaridad (PACS) existe desde 1999. Fue una lucha intensa de los homosexuales porque les permitió tener un estatuto jurídico si querían vivir juntos. Hoy la mirada ha cambiado. Desde 2013 existe el matrimonio igualitario y el PACS es cada vez más utilizado por los heterosexuales. Es algo normal.

Con Cathy decidimos suscribirlo en julio de 2012. No hubo anillo, gran fiesta, vestido, ni testigos. Sólo nosotros dos. El PACS es más simple, rápido y barato. Bastaron 10 minutos. Firmamos un documento ante del secretario del tribunal y para ser sincero, ni hablaré de 'ceremonia'. Festejamos en un restaurant e hicimos un viaje porque las empresas conceden cinco días de vacaciones pagadas, igual que a los que se casan.

Para la sociedad, el pacto sigue siendo menos importante que el matrimonio. Más banal. La abuela de Cathy no entiende por qué no nos hemos casado. Para nosotros es un compromiso igual, incluso redactamos nuestro propio PACS, permite tener un estatuto. Además es más simple de cancelar que el matrimonio, pero tiene desventajas: hay leyes antiguas que no se han cambiado y sólo incluyen a los matrimonios. Por ejemplo la adopci ón es individual. Por ahora estamos bien. Todavía no pensamos en casarnos. Quizás, si tenemos hijos…".

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