Alexis Sánchez: "Con Bielsa cambié; antes tomaba el balón, la cabeza baja y pa'elante"

El tocopillano reconoce el cambio que generó el DT rosarino en su juego, aunque también matiza que "tuve que aprender a jugar al fútbol de nuevo" en el Barcelona.




Habla más rápido de lo que juega Alexis Sánchez, el "Niño Maravilla", ese que nació hace 24 años en Tocopilla, una zona de Chile pobre y seca de la que salió dando patadas a un balón. El delantero del Barcelona atiende a El País en Ginebra, en la concentración de su Selección.

¿Hay que pisar Tocopilla para comprender su mérito?

Mi mérito es que tuve una oportunidad y la aproveché. Hay que tener suerte en la vida y yo la he tenido. Ahora voy de aquí para allá, pero es verdad: no era fácil conseguir dinero para vivir en Tocopilla. De niño limpiaba autos para sacar un poco de dinero. Yo no era muy de estudiar, me escapaba y me iba a jugar a la pelota, solo o con amigos, así es que si no fuera por el fútbol ahora estaría limpiando autos, recogiendo tierras, llevando carros…

¿Le llamaban "ardilla"?

Sí, porque me encaramaba a los árboles y a los tejados de las casas, saltaba los patios y subía por las paredes hasta recuperar los balones que se nos colaban. Y de ardilla me dejaron "Dilla", el "Dilla de Tocopilla". Me conocía toda la ciudad por el fútbol. El fútbol me abrió las puertas de la vida y me ha permitido ayudar a mi familia, y por eso estoy orgulloso.

¿Quién le regaló sus primeros zapatos para jugar?

Me los trajo una tarde el señor Courtois, que en paz descanse, que era el alcalde de Tocopilla y le gustaba el Arauco, mi equipo. No tenía zapatos, porque mi madre no los pudo comprar. Cuando el alcalde me los regaló, a las dos horas no me pude resistir. Me puse aquellas Reebok y salí a la calle a jugar sobre el cemento con unas botas que eran para el pasto. Era feliz como un perro con dos colas.

¿Cuándo tuvo claro que sería futbolista?

Desde pequeño, de bien niño lo tenía clarísimo. Le decía a mi madre: "Tranquila, que seré futbolista y va a salir todo bien, tendremos dinero". Y ella se reía. También se lo decía a mis amigos: "A ti te regalaré un auto, a ti te arreglaré la casa...". Yo soñaba con arreglar Tocopilla entera… el auto no se lo he regalado, se lo ha de ganar mi amigo, pero estoy mirando la manera de ayudar en lo que pueda a Tocopilla, alguna manera encontraré. He hecho realidad los sueños de aquel niño que jugaba en la calle contra los mayores, ¡que me daban unas patadas! Pero yo volvía a jugar contra ellos. Mi fútbol es el de la calle.

¿Ahora le siguen dando muchas patadas, es duro el fútbol español?

Más duro es el argentino. Yo siempre voy al último balón y parece que no llego, pero llego antes. Por eso me llevo muchas patadas. Es parte del juego.

En su infancia en Chile, ¿la gente era más del Madrid que del Barça?

Puede ser, porque estaba (Iván) Zamorano en el Madrid y es normal que un chileno mirara al Madrid. Pero ahora ve más al Barcelona y no por estar yo, es por lo lindo que juega el Barça. Eso pasa en Chile y en el mundo, la mayoría de los aficionados son del Barcelona por el juego de estos años.

¿Es difícil jugar en el Barcelona?

Creo que sí. Yo tuve que aprender a jugar al fútbol de nuevo. Lo que hacía en Italia no lo puedo hacer aquí. Antes de usar el uno contra uno debo abrir el campo, encontrar espacios. Antes siempre esperaba al pie, regateaba a tres, y era yo el que daba el pase al espacio, porque se me abrían los jugadores.

David Villa dijo que en el Barça se fijó mucho en Pedro para entender sus movimientos. ¿Y usted?

Yo en todos, porque todos tienen algo de lo que puedo aprender. De Iniesta, su arrancada; de Xavi, cómo se mueve; de "Leo", que piensa antes; de cómo pica Pedro… Me ayudó mucho a entender el juego, la confianza que me dio (Pep) Guardiola.

¿Por qué?

Me dio un cariño importante y confiaba en mí. Había charlas en las que decía: "Dénsela a Alexis de espaldas, que la protege bien, busquen a Alexis al espacio". Y eso me hizo sentir importante, me hizo sentir un ferrari, grande.

¿Siente que ahora es mejor futbolista que cuando llegó?

Creo que me he adaptado y eso es mucho cuando hablamos del mejor equipo del mundo. Pero no soy aún el que sé que puedo ser, sé que puedo ser mejor, eso lo tengo claro, y como que no voy del todo liberado. No me siento del todo fino, yo sé que puedo regatear a tres y dar el pase de gol, como hacía en Italia. Lo he de demostrar aquí y tengo la sensación de que aún no lo he demostrado. Es que a veces quiero encarar, pero no puedo tirar el uno contra uno, porque el equipo está atrás y debo volver a empezar. El nuestro es un juego especial y sé que debo adaptarme.

¿En Chile juega a otra cosa?

Claro. Para empezar, en Chile me siento más liberado, porque es otro juego. Me desgasto menos en el Barça, en la Selección trabajo el triple, de aquí para allá todo el tiempo. Es que el Barça es único, no hay otro equipo que juegue así. En la historia no habrá un equipo con tanto talento y que juegue tan bien.

¿Bielsa dejó huella en usted?

Y muy grande. Con él cambié. Yo antes tomaba el balón, la cabeza baja y pa'elante. Con Bielsa aprendí a entender el fútbol. En el Mundial (2010) me liberé y maduré un 80 por ciento.

¿El "Tata" Martino se parece a Bielsa?

Mucho, incluso físicamente. El otro día en la charla le miraba y pensaba: ¡es que sonríen igual, dicen cosas igual! Me lo recuerda mucho, empezando porque quiere ir para adelante con todo.

Hablaba de que en el Barcelona no se siente liberado, ¿es por la presión?

No, en ese sentido eso está asumido, es sólo por el juego. La gente me presiona esperando que haga goles, un pase, y eso me lo tomo de la mejor forma. La confianza de un jugador es todo.

¿Y cómo se vive en las circunstancias de la temporada pasada, con Tito Vilanova en Nueva York...?

El título de la Liga pasada tiene un mérito enorme y sólo se explica por la grandeza del vestuario, de los jugadores y del cuerpo técnico. Tito y (Eric) Abidal fueron los pilares que aguantaron al equipo sin estar, porque nos dieron fuerza. Cuando les ves luchar y te preguntas cómo no vas a luchar tú, y te planteas que hay gente que sale adelante sin piernas, sin manos… ¿Y para qué estamos, para vivir o para qué? Hay que luchar también por los que no pueden hacerlo.

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