Al Maliki alerta de amenaza para el mundo de crisis iraquí y Kerry da su apoyo

El primer ministro de Irak afirmó que su país va a cumplir con los plazos constitucionales del proceso político, que son la formación de un nuevo gobierno y la elección de un presidente.




El primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, advirtió hoy de la amenaza que supone para "la paz regional y mundial" el conflicto en Irak, mientras que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se comprometió a respaldar la lucha contra el terrorismo que libra el país árabe.

Al Maliki y Kerry se reunieron en Bagdad para abordar la crisis que atraviesa Irak, blanco de una ofensiva insurgente y yihadista desde hace dos semanas.

Según un comunicado del Gobierno iraquí, Al Maliki pidió a la comunidad internacional que tome en serio esta crisis, que en su opinión no supone solo un peligro para Irak.

También afirmó que su país va a cumplir con los plazos constitucionales del proceso político, que son la formación de un nuevo gobierno y la elección de un presidente.

Por su parte, Kerry expresó el compromiso de su país con el acuerdo de seguridad suscrito entre Bagdad y Washington en 2011, según el mismo comunicado.

Sin embargo, la nota no hace alusión a la petición de las autoridades iraquíes de que EEUU lance bombardeos aéreos contra los insurgentes sunitas encabezados por el yihadista Estado Islámico de Irak y Siria (Isis).

Washington hasta el momento se ha limitado a desplegar a 300 asesores militares, insistiendo en que esto no supone reiniciar sus operaciones de combate en Irak y que la solución al problema no pasa por una vía exclusivamente militar.

Kerry reiteró el compromiso de EEUU de "proteger la seguridad y la independencia de Irak" y de derrotar a las organizaciones terroristas, a la cabeza de ellas el Isis.

El secretario de Estado llegó hoy a Bagdad en una visita sorpresa en el marco de una gira por Oriente Medio y Europa.

Coincidiendo con la estancia de Kerry en Bagdad se produjo un ataque contra un convoy que trasladaba a presos que causó la muerte de al menos 37 personas, la mayoría reos, en la provincia de Babel, al sur de la capital.

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