Abe apuesta a triunfo electoral para aplicar reformas en Japón

Según las encuestas, el oficialismo obtendría hoy más de dos tercios de los escaños. Reinterpretación de la Constitución pacifista y alza del IVA aparecen como principales retos.




"El sistema fiscal es muy importante para los ciudadanos, tiene mucho impacto en la vida de la gente, por lo que quiero someter a ratificación la medida, al igual que todo mi programa económico". Golpeado por una recesión técnica, el primer ministro japonés Shinzo Abe justificó así a fines de noviembre su decisión de convocar a elecciones dos años antes de lo previsto. A juicio de los expertos, con estos comicios anticipados, que se realizan hoy en Japón, Abe busca un respaldo y apoyo renovado a su programa de impulso para la economía, conocido como Abenomics, que entre otras medidas contempla una controvertida alza del IVA para octubre de 2015, que pretende frenar la desorbitada deuda pública, la más alta entre los países desarrollados.

Al interior del gobernante Partido Democrático Liberal (PDL) eran cada vez más las voces que consideraban que Abe necesitaría la legitimidad de las urnas para tomar una decisión tan controvertida como un alza del IVA, tema especialmente sensible para Japón, país que solo ha vivido tres alzas de este impuesto en su historia. El Parlamento había acordado a fines de 2012 llevar a cabo un reajuste del gravamen en dos tramos (del 5% al 8% en 2014 y hasta el 10% en 2015) para hacer frente a los costos cada vez mayores del sistema de seguridad social en el envejecido país asiático sin incrementar más su deuda pública, de 245% del PIB, según el FMI.

No obstante, el alza del IVA que se llevó a cabo este año, la primera en 17 años en Japón, golpeó duramente al consumo (motor de la economía). Luego que se reportara que el país había entrado en recesión técnica al contraerse un 1,6% anualizado su PIB durante el tercer trimestre del año, la cifra se corrigió al alza, situándose en un 1,9%. Este escenario obligó a Abe a posponer en 18 meses una segunda subida del IVA.

Así, la apuesta de Abe parece haber dado en el blanco. Según las encuestas de diarios locales, el PDL obtendría cerca de 300 de los 475 escaños. En la actualidad, el grupo oficialista tiene 295 puestos. Si su partido compañero de coalición Nuevo Komeito mantiene sus 31 puestos, el sector oficialista obtendría más de dos tercios de la cámara, lo que daría amplio margen a Abe para seguir implementando sus reformas. Los analistas consideran que Abe espera consolidar el poder ante el caos interno del partido en la oposición. Según la agencia Kyodo, el principal grupo de la oposición, el Partido Democrático de Japón, obtendría entre 56 y 81 escaños

Hideshi Futori, ex investigador del Wilson Center en Washington, afirma a La Tercera que "Abe decidió disolver la Cámara Baja y convocar a elecciones anticipadas sólo a causa de su estrategia política". "Los partidos de la oposición no estaban en absoluto preparados para la elección", asegura.

Un amplio triunfo electoral que le permitiría tener las manos libres durante cuatro años más, no tan solo para desarrollar su agenda de reformas económicas, sino también para afrontar con comodidad algunos retos particularmente espinosos, como la reactivación de las centrales nucleares, paradas tras la catástrofe de Fukushima en 2011. O como la articulación legislativa que hará efectiva la reinterpretación de una Constitución pacifista por definición, pero que Abe desea que acerque cada vez más las Fuerzas de Autodefensa a un Ejército convencional.

Si bien Abe da prioridad a la recuperación económica, no renuncia a un perfil nacionalista que conecta con buena parte de la población. Especialmente delicada es la situación con la vecina China. Las relaciones políticas entre ambos países quedaron prácticamente paralizadas en septiembre de 2012 a raíz de la adjudicación, por parte del gobierno nipón, de tres islotes del archipiélago conocido como Diaoyu en chino y Senkaku en japonés, que Tokio y Beijing se disputan.

"La razón fundamental del deterioro de las relaciones entre Japón y sus dos vecinos más importantes, China y Corea del Sur, se debe a que el primer ministro Shinzo Abe y muchos políticos japoneses se niegan a reconocer las atrocidades de la guerra (el conflicto de 1931 a 1945)", dijo a la BBC Victor Gao, director de la Asociación Nacional China para Estudios Internacionales.

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