Rector Osvaldo Corrales: “Chile debe ser uno de los pocos países donde las élites se alarman cuando se anuncia que se va a fortalecer la educación pública”

La máxima autoridad de la U. de Valparaíso asumió hace poco más de un mes como presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile. Desde ese cargo, ve que uno de los desafíos más importantes es la implementación de los cambios que involucra la nueva Constitución, de ser aprobada, opción que a título personal él adhiere. Respecto a las diferencias con las instituciones no estatales, asegura que "las universidades del Cruch compartimos más cosas que en las que no hay acuerdo".


Osvaldo Corrales (48) es el rector de la Universidad de Valparaíso para el periodo 2020-2024 y desde hace poco más de un mes asumió la presidencia del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (Cuech) como sucesor de Ennio Vivaldi, siendo, quizás, el más claro ejemplo del recambio generacional -y de género- que están viviendo las instituciones estatales del país.

Desde ese nuevo rol, el sicólogo y doctor en sicología social de la U. Complutense de Madrid dialoga con La Tercera y aborda la disputa con las universidades no estatales y la labor de la Convención Constitucional, instancia a la que fue invitado a la ceremonia de cierre en su doble rol de rector y presidente del Cuech. “Teníamos que apoyar ese trabajo, porque era parte de una solución institucional”, asegura.

¿A qué apuntará como sello durante su presidencia en el Cuech?

Lo que vamos a intentar con el directorio es enfrentar los desafíos que estamos teniendo en el sistema de educación superior, sobre todo en la educación pública. Por una parte, la implementación de nuevas orientaciones de políticas públicas en torno a universidades estatales que han sido anunciadas por el gobierno, una medida largamente esperada. El segundo desafío tiene que ver con el nuevo texto constitucional, en caso de ser aprobado, y la rearticulación de un sistema educativo en todos los niveles, donde dentro de otras cosas se consagra la formación inicial como gratuita. Si el texto se aprueba, vamos a tener el desafío enorme de trabajar en la institucionalidad que va a tener que soportar, desde lo legislativo hasta las políticas públicas, ese tránsito de un sistema más bien privatizado, a uno que va a fortalecer la educación pública. Pero también tenemos que enfrentar problemas contingentes, como la implementación de la nueva prueba de acceso a la educación superior, la que supone bastantes cambios y de la que tenemos muchas expectativas. Lo regional también queremos fortalecerlo.

¿Quedó conforme con el rol en la Convención de las universidades estatales ? ¿Fue más relevante que el de otras instituciones?

Estoy contento con el rol que jugamos, porque entendíamos que teníamos el deber de apoyar el proceso social más importante que ha vivido el país en los últimos 40 años. Teníamos que ayudar a que el proceso, al menos, cumpliera el mandato que se le había encomendado de entregar una propuesta. Ahora cada ciudadano evaluará si le parece o no.

¿Y a usted lo deja tranquilo el borrador?

En lo referido a educación hicimos presentaciones que fueron acogidas y desde ese punto de vista estamos satisfechos, pero también de haber aportado a la reflexión. La Constitución responde a algo que estimábamos, que era la necesidad de rearticular el sistema de educación pública, porque partíamos del diagnóstico que la crisis de 2019, en parte, se debió a que mucho tiempo el sistema de educación pública se debilitó y dejó de jugar ese rol de integración social. En ese aspecto, como Cuech estamos tranquilos con lo que el texto propone.

¿Aprobará entonces?

Es una pregunta delicada. No es una respuesta que pueda dar ni desde mi rol como rector, ni mucho menos como presidente del Cuech. Somos instituciones pluralistas y no tenemos posiciones oficiales respecto de deliberaciones políticas. Ahora, el ciudadano Corrales, por supuesto teniendo observaciones, más bien tengo la posición que ha expuesto Agustín Squella: que el texto supone avances bastante sustantivos y, dado lo anterior, yo estoy por la opción de aprobar.

Por el contrario, hay rectores como Ignacio Sánchez, que han dicho que hay señales negativas y que preocupan, que la libertad de enseñanza está insuficientemente protegida y cuidada, así como la libertad de los padres de elegir la educación de sus hijos, y que el borrador desconoce la historia y a las universidades como la suya. ¿Qué piensa de todo esto?

No es que yo lo crea, sino que veo literalmente en el apartado de educación cautelada la libertad de enseñanza y el rol de padres y tutores de poder tomar decisiones. Eso está en el tenor literal de la norma propuesta. Comprendo, pero no comparto las preocupaciones que ha expresado el rector.

¿Por qué cree que existen estas aprensiones? ¿Por qué se ha debatido sobre que la Constitución y el gobierno privilegien lo estatal?

Es una pregunta rara. El solo hecho de preguntarla habla de una cierta distorsión. Las comparaciones siempre generan alguna desazón, pero uno no se preguntaría por qué el Estado tiene que preocuparse de mantener un sistema de policía más allá de guardias privados. El Estado tiene el deber de entregar una oferta en Salud y Educación y de acceso a toda la población, y eso no se opone a que existan iniciativas legítimas en materia de educación. Chile tiene una rica tradición de provisión mixta en todos los niveles, que a mi parecer no se ve amenazada con el texto. Y en todo el mundo se entiende que el Estado debe garantizar una educación de libre acceso para todos los ciudadanos y eso no es un privilegio de alguien en desmedro de otro, es un deber del Estado. A mí me llama mucho la atención que Chile debe ser uno de los pocos países donde las élites se alarman cuando se anuncia que se va a fortalecer la educación pública. En la mayoría de los países los privados reaccionan de otra manera, porque implica mejorar los procesos de integración y cohesión social.

¿Ha sentido a este gobierno más preocupado que otros en la relación y trato con las universidades estatales?

El gobierno lo ha declarado explícitamente y por supuesto lo agradecemos, porque somos parte del sistema público para todos los efectos. Somos un recurso y hay que verlo de esa manera. Un recurso que el Estado tiene para armonizar políticas que tienen que apuntar a los objetivos de desarrollo que el país se ha propuesto. Eso quedó de manifiesto durante la pandemia, donde las universidades regionales fueron el recurso para hacerle frente. Ahí estuvieron las universidades del Estado en zonas donde otros no tienen interés de estar. Ese debe ser el paradigma de trabajo.

¿El país está en deuda con las universidades estatales?

Las políticas públicas han estado en deuda con las universidades del Estado, porque se nos ha considerado como públicas mayoritariamente para efectos de control, pero no tanto para los efectos de vehiculizar a través de nosotros las mismas políticas públicas. Por ejemplo, competimos entre nosotras y con otras instituciones por fondos por gratuidad, pero sin embargo no tenemos la misma libertad que tienen otras para competir. Nuestros funcionarios son públicos y están sometidos a ese régimen, que es menos flexible. Nuestras compras son a través de licitaciones y no podemos negociar. Lo que hemos dicho es que esas restricciones nos parecen adecuadas, pero requieren formas en que se garantiza un financiamiento que también tiene que ser coherente.

¿Habrá un quiebre con las universidades no estatales? ¿Está dañado el Consejo de Rectores?

Las universidades del Cruch compartimos más cosas que en las que no hay acuerdo. Como es natural, en todo sistema no tenemos opiniones idénticas, por ejemplo con el G9, pero son más las cosas que nos unen. En la mirada cotidiana no veo un quiebre en el Cruch a partir de esas diferencias reales, pero que también hemos dialogado. Usted nunca va a escuchar a un rector de una universidad estatal desmerecer el rol de las universidades tradicionales que han jugado un rol en Chile. No percibo ese quiebre. No obstante, algunas diferencias sí han sido ventiladas públicamente, lo que es parte del debate.

Sí, hace poco Ennio Vivaldi dijo que había que tener cuidado, porque rectores de universidades no estatales podrían encontrarse defendiendo la ideología impuesta en la dictadura, ¿lo ve así también?

Prefiero no opinar de opiniones de otras personas. No me gusta asumir el rol de intérprete, pero yo interpreté esa frase de otra manera. Para usar mi propia voz, preferiría decir que hemos tenido opiniones discrepantes en torno a algunas materias y han sido parte del debate público.

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