Los ganadores y perdedores que dejó la ley que prohibió la entrega de bolsas plásticas

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La rápida tramitación y aprobación de la norma que prohibió las bolsas plásticas cuyo origen viene del petróleo provocó un rápido reajuste del mercado. Mientras varios productores abruptamente debieron cerrar, otros celebraron los efectos. Las bolsas para basura aumentaron un 30% y se abrió un negocio emergente para los fabricantes de bolsas de papel.


Un negocio emergente para el papel

Uno de los efectos de la ley fue el aumento en la distribución de bolsas de papel. Así lo entendió CMPC, que invertirá US$ 4 millones en un proyecto para entrar a este mercado, el que considera la adquisición de una máquina para producir bolsas de papel de manillas flexibles en una planta en Chillán. La capacidad nominal de ese proyecto, reveló en un informe contenido en una emisión de bonos realizada a comienzos de junio, será de 36 millones de bolsas al año.

Según declaró CMPC en su Memoria 2018, "tras la aprobación de esta nueva ley se generó un aumento considerable de la demanda de bolsas de papel, principalmente en el retail. Una enorme oportunidad para CMPC a través de su negocio packaging". La intención de la Papelera es la "masificación del uso de la bolsa de papel" como una alternativa a las de plástico y "posicionarse en este nuevo mercado".

Otro proveedor importante es la empresa argentina Romipack, que fabrica y distribuye para toda Latinoamérica. Su principal planta fue inaugurada hace casi 20 años en Buenos Aires y 12 años después abrió en Chile su segunda planta de 1.500 m2 ubicada en Lampa. El listado de clientes abarca más de 1.000 y en Chile abastece a la mayoría de las tiendas por departamento, como Falabella, Paris, La Polar y Ripley.

Una bolsa de papel, estima un cliente de Romipack, tiene un costo de unos $ 80 la unidad. Falabella las regala a sus clientes; otros retailers traspasan ese costo a sus consumidores.

Sin embargo, varias de las bolsas de papel que se distribuyen en el comercio son importadas. Por ejemplo, la empresa que provee de estos productos a Cornershop, uno de los mayores distribuidores de bolsas de papel hoy en el comercio, las trae desde Europa.

Se dispara la venta de bolsas para basura

La prohibición de las bolsas camiseta disparó la producción y el consumo de las bolsas para basura. El Centro de Envases y Embalajes de Chile (Cenem) estima un crecimiento del 30% en este mercado. El alza es equivalente a pasar de 15.000 a 20.000 toneladas al año. Una cadena de supermercados confirma esta misma tendencia, sin embargo, según sus registros, el aumento fue del orden de un 40% desde el inicio de la ley, en agosto de 2018. Según la industria del plástico, esto confirma que las bolsas camiseta que distribuían los supermercados eran empleadas por muchas familias para desechar basura.

Los dos mayores productores de este tipo de productos son Cambiaso Hermanos y Virutex, a través de Mamut. Consultada por La Tercera sobre el aumento de su producción, Virutex no quiso entregar el detalle, pero sí reconoció que en la actualidad "se venden muchas más unidades de bolsas en tamaño pequeño". Cambiaso Hermanos no respondió preguntas.

A diferencia de la bolsa camiseta, este tipo de productos se hace con material reciclado (scrap). La gran cantidad de estos residuos son importados desde China o de otros países de América Latina que han desarrollado la recolección de desechos. Además, ya hay supermercados que se sumaron a este negocio importando sus propias bolsas para basura ya fabricadas desde afuera.

Virutex explica que todas sus bolsas "son producidas con scrap 100% recuperado". Esta materia prima "es polietileno posconsumo, es decir, plástico que ya ha sido utilizado en hogares, comercio, oficinas, industrias agrícolas, industria minera, entre otros, que es adquirido a una cadena establecida de recolectores". Por lo tanto, la firma agrega que sus bolsas para basura son "100% de plástico reciclado".

El dramático golpe para los "camiseteros"

El 4 de agosto de 2018, el día siguiente a la publicación de la ley que prohibió la entrega de bolsas plásticas en el comercio, la empresa Inapol llegó a su fin. "Ese mismo día decidí cerrar la industria", dice escuetamente el exgerente general Pablo Escobar. Según dos de los productores de estas bolsas -que se vendían entre $ 10 y $ 12 la unidad-, Inapol controlaba alrededor del 30% del mercado. El productor más grande, Plásticos Mendoza, que tenía una cuota cercana a 38%, se reconvirtió y comenzó a exportar bolsas, fabricar film para alimentos y bolsas biodegradables y compostables.

Plásticos Mendoza producía 900 toneladas mensuales para el retail y los supermercados. Ahora, apenas fabrican 150 toneladas al mes, las cuales son exportadas a Perú. Si antes lograban $ 1.200 millones de ingresos mensuales, ahora llegan a $ 300 millones. En la fábrica trabajaban 150 personas, ahora solo 80.

Uno de los socios, Claudio Morales, critica que el gobierno no los haya incorporado al momento de pensar la ley: "Esta es una lucha titánica, sobre todo con los bancos, que de inmediato nos cortaron las líneas de crédito. Aunque no hay que llorar sobre la leche derramada, fuimos perjudicados sin que se haya logrado el objetivo de la ley y ni siquiera tenemos certeza de que podamos seguir funcionando".

Otra de los productoras es Somaplas, que abastecía al 10% de la demanda. La firma dejó de producir 300 toneladas de bolsas camiseta al mes. Ahora tiene ocho máquinas detenidas, despidió a 30 trabajadores, se orientó a la producción de bolsas biodegradables y compostables, abrió una línea de bolsas para la basura fabricando 20 toneladas al mes y comenzará a exportar a Perú.

El cuarto proveedor era Cambiaso Hermanos, con el 15%. La firma, cuyo negocio principal es el Té Supremo, cerró su línea de bolsas camiseta y mantuvo la de bolsas para la basura.

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