Catalina Lufín, nueva presidenta: “La Fech tiene que tener perspectiva de memoria y recuperar las demandas históricas del movimiento estudiantil”

La recientemente electa máxima representante de los estudiantes de la Universidad de Chile y militante de las Juventudes Comunistas, aborda los desafíos de comandar a una federación que da sus primeros pasos para salir de una crisis que estuvo a punto de ser terminal.


El 29 de agosto de 2023 quedará marcado a fuego para Catalina Lufín. Ese día, y a sus 22 años, la estudiante de quinto año de Literatura y Lingüística Hispánica y excoordinadora metropolitana de los comandos estudiantiles del Apruebo y de los candidatos Daniel Jadue y Gabriel Boric, se transformó en la presidenta de la renovada Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), instancia que tras años de crisis y un proceso refundacional a cuestas está intentando salir a flote con esta puentealtina a la cabeza.

Con Lufín, quien es militante de las Juventudes Comunistas, el PC vuelve a estar a la cabeza de la organización luego de 12 años. La última en haber estado en esa posición de representación había sido Camila Vallejo, actual ministra vocera de gobierno. “A pesar de que no se le puede atribuir a una sola persona un fenómeno tan grande como las movilizaciones de 2011, su figura fue tremenda y dejó la vara muy alta. La admiro harto y hoy cumple un rol superimportante y necesario”, asegura la nueva presidenta de la Fech a La Tercera.

¿Cuáles fueron sus motivaciones para presentarse como candidata?

Fue una decisión colectiva entre muchas personas el decidir quiénes íbamos a integrar, es una alianza supergrande y particularmente acepté el desafío porque entendía que había una responsabilidad histórica de que el movimiento volviera a articularse y me emocionaba. Tuve la ventaja de estar en varios espacios de representación en la universidad, eso me dio un paneo más de primera fuente de la situación. Hubo confianza en que yo liderara.

¿El mundo de los partidos políticos tuvo injerencia en esta decisión de presentar una lista conjunta entre el PC y Convergencia Social?

Somos militantes y eso fue parte de nuestra campaña, mostrarla comprometida con un proyecto político de izquierda. Hubo conversaciones entre partidos, la Fech nunca ha estado excluida del ámbito de los partidos. Hemos estado en contacto con nuestros partidos porque somos militantes más que recibir órdenes o cosas así, aunque sí hemos estado en contacto con los colectivos en que participamos, como yo con la JJ.CC. Pero a nivel de organización donde más estamos poniendo el ojo es en hablar con centros de estudiantes y secretarías, el foco está en los estudiantes.

¿Por qué cree que la Fech llegó a ese punto de quiebre?

Es bien difícil hacer un diagnóstico responsable incluso de años que no estuvimos en la universidad. Desde esa distancia tenemos que ver que empezó a separarse la discusión de la Fech con las necesidades más de a pie de los estudiantes. En nuestra campaña el centro era resolver cuestiones básicas, pero urgentes. Cuando me refiero a desconexión es que se deja de atender una pertenencia más local, por eso es que vamos a necesitar mucho de saber qué está pasando en cada facultad, pero tampoco hay que restarse de discusiones de la palestra pública.

¿Por qué los movimientos estudiantiles han perdido representatividad?

Más que representatividad, varios movimientos han ido perdiendo fuerza y eso tiene que ver con la falta de articulación entre los movimientos. El movimiento estudiantil secundario o el feminista, después de la pandemia se perdió ese espíritu que todo se conectaba. Hay una especie de crisis de conexión más que de representatividad. Se ha perdido fuerza, pero eso excede incluso a los estudiantes. Después de dos años de encierro se ha perdido el camino de las movimientos, pero igual ha habido intentos potentes por volver a reencauzar. Pero si siempre revisamos el pasado (del movimiento estudiantil), sí, obvio que se ha perdido fuerza, hay una vara muy alta, pero creo que estamos por buen camino. La Confech ha hecho un trabajo superimportante en la medida que propone discusiones.

¿Cómo ve el hecho de comandar una Fech con un 26% de participación en las elecciones? No será fácil.

Indudablemente va a ser superdifícil, pero consuela que ni la mesa ni yo estamos solos en la tarea. Durante estos meses va a ser fundamental el apoyo de los representantes locales, unirnos y el quorum debe ir creciendo, no lo esquivamos. Para resolverlo hay que demostrar que la Fech puede salir adelante.

¿A qué debe aspirar la Fech?

Tenemos que tener la osadía de caminar y mascar chicle a la vez. Impulsar y continuar este camino que dejó el Congreso Refundacional, poner demandas más de a pie, que aumenten las becas, la atención psicológica, frenar el alza arancelaria, pero a la vez ser capaces de mostrar la opinión del estudiantado en la palestra nacional. Este no es cualquier año, eso hace que la Fech tiene que tener perspectiva de memoria y recuperar las demandas históricas del movimiento estudiantil y avanzar en ellas. Es posible, pero con cuidado, respeto y mesura.

¿Y a qué debe aspirar la organización estudiantil más macro?

Hay que aspirar a volver a unirnos y a incentivar debates públicos y al mismo tiempo atender los problemas más locales.

¿Tiene aspiraciones políticas? Históricamente la Fech ha sido un trampolín.

Mi aspiración es escribir, me gusta mucho. Más que a la política, trato de dedicarme a la literatura y me gustaría seguir estudiando en lo inmediato, ojalá especializarme, sinceramente. Es lo que quiere mi familia también. Hoy no está en mis planes (la política), pero asimismo no estaba en mis planes estar en la Fech.

Pero no se puede desconocer lo que implica ser presidenta de la Fech.

Durante estos pocos días ha sido de las cosas que más nos han comentado, eso de que se ponen muchos ojos de la sociedad y los partidos encima de nosotros. Pero eso llama a actuar más sensatamente, no somos caudillos ni figuras políticas.

¿Quién es su referente del PC chileno en la actualidad?

Tengo hartas ‘referentas’, como Karol Cariola, una gran política chilena que ha manejado superbién estar en la palestra pública. Pero también las compañeras con las que milito, como Valentina Miranda, constituyente de la JJ.CC.

De Daniel Jadue o Irací Hassler, ¿qué opina?

De ellos tengo muy buena opinión. Jadue ha levantado iniciativas tremendas, como las farmacias populares. Una o dos veces al mes voy a Recoleta a comprar libros. Ha mejorado harto la calidad de vida en su comuna. Y a Irací la conozco desde su época de concejala por Santiago y yo como vocera del Liceo 1. Nos ayudó mucho a poder hacer visibles nuestras demandas.

¿Ve ciertas similitudes con Camila Vallejo?

No, no me atrevería a tanto. He visto comparaciones, pero recién ganamos la elección y antes que ponerse ese sombrero -lo considero un halago- primero viene el trabajo.

¿Por qué cree ciertos sectores temen cuando se asocia al PC a temas educativos?

Cuando se asocia al PC con educación quienes temen son quienes no quieren que la educación avance. La derecha sabe que el PC va a estar a favor de la educación sexual integral, de avanzar en gratuidad, del lado de los estudiantes y si es necesario, en la calle. Cuando hemos tenido la oportunidad de estar en estos espacios intentamos conducir lo mayor posible para ocupar las calles y articular movimientos sociales.

¿Pero cree que ven un riesgo de qué?

Es un temor infundado de sectores que tienen el poder y tienen miedo de perderlo cuando ven que las movilizaciones escalan, ven líderes sociales fuertes o disidencias en espacios de representación. Ellos son conservadores, tienen miedo al cambio y al progresismo, pero heredado de otros tiempos.

¿Cómo evalúa este año y medio de gobierno?

Durante este tiempo se ha notado que es un gobierno de vocación transformadora, tiene ese espíritu de cambios estructurales, pero se ha visto frustrado por el avance del neofascismo y porque no hay movimientos sociales que hagan avanzar sus demandas. Como movimiento estudiantil vamos a tener una agenda propia y vamos a hacerla avanzar. La situación se complicó y perdió fuerza el oficialismo en el Parlamento, junto a la desarticulación de los movimientos sociales, como No+AFP, el feminista, los estudiantiles, que son instancias no del todo dormidas, pero que no operan como en la revuelta social. Que no estén esas condiciones dificulta que avance el programa de gobierno.

Había muchas expectativas del mundo estudiantil en este gobierno que venía justamente de ahí, ¿cree que se han cumplido?

Más que en materia educativa tenía expectativas en las formas de gobernar a propósito de un gobierno popular, pero eso es difícil en la medida que lo popular se ha ido diluyendo. Estamos en proceso de recomponerlo y creo que eso se puede disputar para cumplir esas expectativas.

¿Cuál es su opinión del ministro Cataldo, del PC, como usted?

Vamos a necesitar la disposición de ciertas autoridades. Siempre veo como una buena señal que se confíe en gente de izquierda para carteras tan importantes como Educación. Tengo fe de avanzar en educación sexual integral, en el modelo de financiamiento, en rearticular las confianzas, algo que se ha perdido en la representación estudiantil. Lo miro con buenos ojos.

Llegado el momento de movilizarse, ¿qué ocurrirá siendo usted y él militantes del PC?

No es indiferente quién está conversando con uno. Es muy distinto conversar con alguien de derecha que con alguien de izquierda que comparte los mismos principios, pero no me dispongo a nada porque la última palabra la tienen las y los estudiantes. Si es necesario estar en la calle, lo vamos a estar. Si es necesario convocar protestas masivas, lo vamos a hacer.

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