Carlos Bresciani, el sacerdote jesuita detenido en Tirúa: “Es necesario hacernos cargo de las heridas del territorio”

Sacerdote Carlos Bresciani

El presbítero, quien acudió a la toma del municipio de la Región del Biobío, alertado por los comuneros que habían ingresado el miércoles, quedó libre.


Con un amplio despliegue policial despertaron los habitantes de Tirúa, la mañana de este jueves, producto del desalojo de un grupo de personas que se habían tomado el edificio comunal para manifestar su apoyo a los 11 comuneros mapuche presos que están en huelga de hambre.

El procedimiento se realizó cerca de las 7.00 horas y terminó con 3 personas detenidas. Una de ellas fue el sacerdote jesuita Carlos Bresciani, quién lleva años de trabajo pastoral en la zona y había llegado al lugar tras ser alertado por teléfono por uno de los comuneros que estaba en la toma.

“Había muchos carabineros en las puertas del edificio consistorial, que ya estaban por entrar. Sin pensarlo mucho me puse delante para pedir explicaciones. Quería saber quién había dado la orden y si habían existido instancias previas de diálogo con los peñis”, sostuvo el religioso, que también denunció un excesivo uso de la fuerza policial.

“Cuando digo que el ingreso fue desproporcionado no me refiero solo al número, podrían haber sido cinco también. Tiene que ver con lo rápido que escaló el conflicto, sin realizar ningún paso previo a la irrupción del lugar ocupado, instancias que se dan para solucionar una cosa así”, apuntó.

En el desalojo también fue detenida la machi Miriam Mariñan, que horas más tarde también fue dejada en libertad.

Bresciani (48) vive desde el año 2003 en la comuna de Tirúa, donde cumple funciones para la Compañía de Jesús. El sacerdote es conocido en la zona por su amplio trabajo y cercanía con las comunidades mapuche.

“Es necesario hacernos cargo de las heridas del territorio; partir por reconocer y respetar los derechos de los pueblos indígenas; cumplir la palabra empeñada del Estado, respecto de establecer un nuevo trato más digno, con mejores condiciones carcelarias para el pueblo indígena, equilibradas, que resguarden y consideren sus tradiciones y cultura”, apuntó el jesuita.

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