Cuando Metro Valparaíso (Merval) retomó sus operaciones, en 2005, luego de modernizar su infraestructura y comprar nuevos trenes, el servicio de 20 estaciones, que conecta el Puerto con Limache, resultaba del todo apacible. El traqueteo de los carros relajaba a pasajeros que disfrutaban de la vista y la comodidad de los asientos. En menos de una hora, trabajadores y estudiantes llegaban a destino en un ambiente tranquilo. Muchos aprovechaban el trayecto para estudiar o leer. O incluso para dormir.

A veces se subían vendedores o músicos que acompañaban el viaje, pero con el paso del tiempo estos se convirtieron en una constante que ahora incomoda a los pasajeros. Aunque en 2021 la empresa creció en 10 puntos en la Encuesta de Satisfacción (consultora FeedBack), el aumento de los viajeros -en 2022 transportó a 20 millones de usuarios- ha ido aparejado de una mayor presencia de vendedores ambulantes, músicos, evasores, rayado de grafitis y riñas.

“En los últimos seis meses hemos aumentado al doble el nivel de incidentes controlados y fiscalizados”, cuenta el gerente general de EFE Valparaíso, Miguel Saavedra. Si en septiembre registraron 300 eventos, en febrero fueron 600, lo que, “entendemos, complica la seguridad de los pasajeros y del servicio, en general”, añade.

Este aumento ha quedado reflejado en varios episodios. El 6 de febrero el conductor de uno de los servicios dijo por altoparlante: “Se solicita tener cerca sus pertenencias, porque hay lanzas al interior del tren”. Una semana después circuló en redes sociales el video de un hombre atacando a otro con un cuchillo en la Estación Barón. Y hace pocos días -5 de marzo-, carabineros detuvieron a un hombre que intentó robar la recaudación de la Estación El Sol.

Según estadísticas de la policía uniformada referidas a delitos ocurridos en estaciones de Metro y en comparación a años pre y pospandemia, las denuncias y detenciones también han ido al alza. Si en 2019 hubo 44 casos, en 2022 fueron 55. Principalmente, robos por sorpresa (suben de siete a 10), hurtos (de 20 a 25) y lesiones (de siete a nueve).

“Se han registrado un par de incidentes, como casos de usuarios ingresando con armas. Entonces se activa el protocolo, se llama a Carabineros y con su apoyo se reduce a estas personas”, comenta el gerente general de la empresa.

Los mismos trabajadores de EFE han presenciado el ingreso de pasajeros con armas. Seraias Montalva, guardia peatonal en las estaciones Bellavista, Francia y Barón, dice que “sí, se sube gente peligrosa, gente con cuchillos”. Sobre músicos y comerciantes, el funcionario agrega que “mucha gente reclama y dice ‘por qué hay gente vendiendo adentro, si esto es solamente para transporte’. O ‘por qué hay gente cantando y me está reventando el oído’”.

El usuario de Metro Alexis Rodríguez, quien viaja a diario entre Villa Alemana y Valparaíso por trabajo, sostiene que “están los tipos con la música y, más encima, los compadres vendiendo sus cosas. Y gritan como al oído. Es demasiado molesto. Tú estás hablando y ellos hablan más fuerte. Pasan con sus carros, te chocan. Son como medio choros, medio desafiantes”.

Pero hay otros pasajeros como Camilo Parra que piensan distinto. Si bien reconoce que “me molestan más los músicos que los ambulantes”, asegura que “he visto espectáculos de primer nivel”. Y la presencia de vendedores lo encuentra “incluso una comodidad. De repente igual es rico comprarse algo en el Metro e irse consumiendo algo”.

Sobre la seguridad, agrega que “no he presenciado robos ni peleas, solo a guardias tratando de amedrentar a artistas o vendedores, lo que en la mayoría de los casos ha conllevado a que las personas se pongan del lado del afectado”.

El apoyo de parte de pasajeros a ambulantes y músicos complica a la empresa en su intento por recuperar la tranquilidad en los viajes.

“Hay una validación social, lamentablemente. Muchas veces ocurre que el vigilante hace callar a un músico, o lo intenta hacer bajar, y los mismos pasajeros van en contra de eso. Por un lado estamos visualizando levantar una campaña educativa en ese ámbito y, por otro, buscar otra manera, disponer un espacio, hacer un catastro. Estamos buscando alternativas para que este tema no sea tan mayor como hoy se produce”, señala el gerente general de EFE Valparaíso.

Saavedra añade que “la gente sigue dando dinero, y mientras eso siga existiendo, se sigue fomentando la práctica”.

Para disminuir incidentes, EFE Valparaíso pondrá en marcha durante marzo un plan integral de seguridad.

Este incluye contratar un tercio más de vigilantes, que han sido capacitados en técnicas de sobrevivencia urbana y donde se les enseña a identificar el peligro y manejar la agresividad de las personas. La empresa instruyó esta formación luego de que en agosto de 2022 tres de estos guardias sufrieran agresiones durante la fiscalización y control a un músico.

El plan también contempla implementar videoanalítica en su circuito cerrado de más de 400 cámaras para que los dispositivos puedan identificar comportamientos anómalos como evasiones y rayados. Y también instalar radares donde estacionan los trenes para detectar la intrusión de personas en estos espacios.

En 2023, además, la empresa cerrará el entorno de las estaciones Barón, Francia, Peña Blanca, Las Américas y El Sol, entre otras, para reducir la evasión. En las más concurridas, como Viña del Mar, ya ha colocado a guardias de punto fijo. La idea es que las personas no puedan ingresar por las rendijas de los andenes.

El gerente de la estatal en el Puerto también señala que la matriz de EFE está actualizando su reglamento de pasajeros para “llegar a ámbitos sancionatorios más efectivos”. Todo para recuperar la seguridad de los usuarios.