Mejorar el poder adquisitivo, Rusia y las legislativas: los desafíos inmediatos del inquilino del Elíseo

El Presidente francés Emmanuel Macron reacciona cuando se reúne con sus partidarios después de un mitin de campaña en Figeac, el último día de campaña. Foto: Reuters

El reelecto mandatario Emmanuel Macron deberá hacer frente a un complejo panorama económico y también político, que tendrá otra prueba que superar en los comicios parlamentarios de junio.


El Presidente Emmanuel Macron, que fue reelecto ayer con 58,54% de los votos en la segunda vuelta, tras imponerse a Marine Le Pen, que consiguió 41,46% de las preferencias, tendrá que enfrentar una serie de desafíos tanto a nivel local como internacional, que van desde el aumento del poder adquisitivo, la jubilación, la migración, hasta la seguridad europea y la guerra en Ucrania.

Existe un consenso entre los analistas de que el primer gran desafío para Francia en los próximos cinco años es el de aumentar el poder adquisitivo. Si bien Francia es la segunda economía de la Unión Europea, después de Alemania, no se encuentra libre de los problemas que ha traído la pandemia y la guerra en Ucrania, que han sacudido los mercados globales y afectan directamente el bolsillo de los ciudadanos.

Incluso antes del aumento de la inflación, durante el mandato de Macron el poder adquisitivo general creció solo un 4%, mucho menos que en los quinquenios anteriores y menos que la media europea: las clases trabajadoras, incluso, habían registrado un descenso de 0,5%. Sin embargo, el panorama se ve complejo debido a que la alta inflación amenaza la economía. En un artículo publicado por Le Figaro se señala que incluso esta podría alcanzar rápidamente a la europea (+7%) o incluso a la estadounidense (+9%).

Un comprador paga con un billete de cinco euros en un mercado de Niza. Foto: Reuters

Las encuestas de opinión muestran que el poder adquisitivo es una de las principales preocupaciones de los votantes. Los sondeos también indican que muchos franceses no están contentos con las políticas económicas de Macron, que en los últimos cinco años han incluido reducción al gasto social y disminución de impuestos para las empresas y las cotizaciones sociales.

Así, otro gran desafío se relaciona con el desempleo. Los franceses pasaron de una tasa del 9% en 2017 a 7,4% el 2021, producto de un gran apoyo monetario y una serie de medidas para incentivar el empleo. “Desempleo parcial, autoemprendedores, cursos de formación, salen de las estadísticas del desempleo, sin que se pueda decir realmente que hay puestos de trabajo de calidad al alcance de nuestros jóvenes en abundancia. Por ejemplo, el 90% de la mejora del empleo en Francia desde mediados de 2019 se debe a la intensificación de los sistemas de aprendizaje”, escribió el analista francés Sébastien Laye en Le Figaro.

Pese a los márgenes optimistas generales en el ámbito laboral, los ciudadanos han visto un enorme aumento en el costo de vida por los precios del combustible, la energía y una inflación creciente, en gran parte por el conflicto ruso-ucraniano.

Otro de los grandes puntos rojos del panorama económico es el déficit comercial: en 2021 fue de 84.700 millones de euros. Las exportaciones francesas han caído del 6,3% en 1990 a menos del 2,5% en la actualidad.

Macron ha señalado en innumerables ocasiones que las pensiones en Francia son insostenibles y el sistema requiere una reforma urgente. A su juicio, el aumento de la edad de jubilación, con excepciones para aquellos que tienen trabajos difíciles o que trabajaron más tiempo que otros, es necesario para hacer viable el sistema y aumentar las pensiones bajas.

Miembros del sindicato de agricultores FDSEA 35 controlan los precios y los orígenes de los productos durante una operación en un supermercado en Rennes, oeste de Francia. Foto: AFP

“Aquellos que les digan que podemos mantener (el sistema de pensiones) tal como está ahora les están mintiendo”, dijo el Presidente, cuestionado por las críticas a su plan de aumentar la edad de jubilación de los actuales 62 años de edad a los 65.

A nivel local, el reelecto inquilino del Palacio del Elíseo deberá lidiar con la recomposición política que está experimentando el país, que se vio reflejado con la debacle de los dos partidos fundacionales de la V República, que son los republicanos y los socialistas.

El desafío más poderoso para Macron en la campaña parlamentaria de cara a las elecciones de junio puede venir ahora de la izquierda. El líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, envalentonado por su tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con el 22% de los votos, ha estado presumiendo de sus posibilidades de ganar la mayoría de los 577 escaños en la Asamblea Nacional, obligando a Macron a seleccionarlo como primer ministro.

Futuro de Europa

Incluso antes de que se iniciara la guerra en Ucrania el 24 de febrero pasado, Macron fue uno de los líderes europeos más visibles y expresivos. Incluso mantuvo encuentros con su par ruso, Vladimir Putin.

El Presidente ruso, Vladimir Putin, escucha a su par francés, Emmanuel Macron, durante su reunión en el Kremlin, en Moscú, el 7 de febrero de 2022. Foto: AP

En este sentido, a corto y medio plazo, el mayor desafío de seguridad y política exterior para Francia seguirá siendo, sin duda, tratar con Rusia. Si bien Macron había establecido un diálogo bilateral “exigente” con Moscú en 2018, lo que provocó duras críticas en Europa del Este, siguió siendo el último canal de comunicación de Europa con el Kremlin (al menos hasta mediados de marzo).

“Lidiar con la guerra en Ucrania probablemente consumirá los recursos de la política exterior de Francia durante al menos meses y, por lo tanto, creará un desafío para no perder de vista otras opciones estratégicas importantes”, escribió Gesine Weber en un artículo del centro de estudios UK in a Changing Europe.

Se espera que en este mandato Macron pueda formar una fuerte alianza con el nuevo gobierno de coalición en Alemania, que se ha comprometido a situar la acción de la Unión Europea en el centro de su enfoque político.

Por otro lado, consciente de la necesidad de una estrategia de la UE en lugar de una nacional sobre China, el Senado francés ha formulado recomendaciones para una actualización de la política del bloque sobre el gigante asiático, que aún no se ha traducido en política. Además, un desafío permanente de la política exterior francesa sigue siendo el enfoque del país hacia África y, en particular, hacia sus antiguas colonias. Si bien acaba de comenzar un proceso de reconciliación con Argelia, a menudo se lo critica por quedarse corto.

Además, dice Weber, la ambición de Macron de reconstruir el sistema político libanés tras la explosión de 2020 en Beirut fue descrita como un “error de cálculo fundamental”, y las relaciones con Turquía, un socio crucial para Francia, se han deteriorado en los últimos años, lo que se refleja en el sorprendentemente bajo nivel de confianza mutua: solo el 15% de los franceses ven a Turquía como un socio confiable y el 26% a la inversa.

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