Mario Amorós, historiador español: “La democracia fue destruida por un golpe de Estado militar con apoyo de sectores civiles”

El periodista e historiador español, Mario Amorós. Foto: Luis Sevilla / LA TERCERA.

Autor de biografías de importantes figuras de la historia chilena, como las de Víctor Jara, Salvador Allende o Augusto Pinochet, Amorós dijo a La Tercera que lo tomó por “sorpresa” que la discusión sobre los 50 años del Golpe de Estado haya tomado el cariz actual. También reflexionó sobre el rol de Boric en la conmemoración, la contingencia política de España y el ascenso de la extrema derecha en el mundo.


La relación entre Chile y Mario Amorós data de hace años. Periodista, doctor en Historia y escritor, el biógrafo español ha dedicado parte importante de su obra a personas claves de la historia reciente de nuestro país. Libros como 75 años después: Las claves de la Guerra Civil Española, comparten espacio con Pinochet: biografía militar y política (2019), Allende: La biografía (2013) o La Vida es eterna: Biografía de Víctor Jara (2023), textos dedicados a las figuras que marcaron la historia chilena de las últimas décadas.

A raíz de las conmemoraciones por los 50 años del Golpe de Estado, Amorós se encuentra de visita en el país presentando una nueva versión de su biografía sobre Salvador Allende. Su estancia coincidió con el velorio del presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, a quien conoció y estimó, dijo a La Tercera.

Militante de base del Partido Comunista de España (PCE), “orgulloso” de escribir en el periódico y en otras publicaciones del PC ibérico, pide que se aclare, también está participando de la Cumbre Internacional por la Democracia y los Derechos Humanos: Allende 50 Años, en la comuna de Recoleta.

¿Qué análisis, en términos generales, hace de Chile y la conmemoración por los 50 años del Golpe?

Para mí ha sido una sorpresa ver cómo este año se ha instalado en Chile un discurso que revisa lo sucedido hace 50 años desde una óptica muy conservadora, atribuyendo en exclusividad al presidente Salvador Allende y a la Unidad Popular (UP) la responsabilidad en las condiciones que llevan al golpe de Estado, exigiendo insistentemente a la izquierda una autocrítica señalando que la UP era una coalición dividida y caótica, que Allende era un presidente sin liderazgo y que su gobierno es el principal responsable de las circunstancias históricas de Chile entre el año 1970 y 1973, que terminan con el golpe de Estado. Nadie ha hablado de la figura histórica de Pinochet y su rol en el año 73. Nadie ha debatido el rol de la derecha política en el año 73 y antes. Nadie ha pedido autocríticas a la Democracia Cristiana (DC) por su actuación durante el gobierno de la Unidad Popular. Nadie ha mencionado la intervención encubierta de la CIA, y tampoco han citado ni pedido una autocrítica a las grandes organizaciones empresariales de este país que, como señaló Orlando Sáenz, entonces presidente de la Sofofa, se organizaron desde septiembre de 1971 con una “estructura de guerra”, según palabras del propio Sáenz, para hacer frente y acabar con el gobierno de Allende.

El presidente chileno Salvador Allende saluda desde un vehículo abierto mientras el general Augusto Pinochet monta a caballo a la izquierda, el 21 de mayo de 1972. Foto: AP

¿Veía posible hace algunos años que la discusión política sobre el quiebre de la democracia se diera como está ocurriendo actualmente?

Para mí ha sido una sorpresa. Yo estuve acá en marzo lanzando mi biografía sobre Víctor Jara y nada de esto pasaba. Poco a poco, mes tras mes, la derecha ha logrado imponer ese relato. Es un retroceso si pensamos que en el 2003 el señor Pablo Longueira hizo una especie de propuesta en materia de derechos humanos. Muy tibia, muy interesada, pero uno de los entonces líderes de la UDI se abría el tema por primera vez. Y sobre todo si recordamos las palabras del expresidente Piñera en 2013, con motivo de la conmemoración de los 40 años, cuando habló de los cómplices pasivos. A las puertas de importantes elecciones, la ultraderecha es la primera fuerza política en Chile, mientras que la derecha menos radical no quiere separarse de ese discurso que justifica el derrocamiento del gobierno de Allende porque a lo mejor teme perder peso en favor de las posiciones de la ultraderecha.

Mientras algunos sectores de la izquierda critican al Presidente Boric por fallar en cuanto a los 50 años, algunos en la derecha lo acusan de estar polarizando a la sociedad. ¿Cómo cree usted que el gobierno está llevando adelante la conmemoración?

Estamos a la espera de conocer el acto del día 11 en La Moneda, que será la culminación del trabajo que ha realizado el gobierno, y de conocer el discurso del Presidente Boric, que de seguro será un discurso para la historia. Un discurso importante. El Presidente Boric se siente parte de esa historia, de la izquierda chilena que tiene en Salvador Allende a una de sus figuras más importantes. Se han visto rectificaciones en el gobierno a lo largo del año. Ha habido el intento, yo creo, de hacer una política de memoria con el Plan Nacional de Búsqueda, así como con el debate sobre el secreto de la ley Valech. Se habla también de un posible cierre de Punta Peuco, o al menos se ha instalado el debate. Puede haber todavía gestos importantes del gobierno, decisiones políticas, y un discurso del Presidente Boric que quede como parte importante de la conmemoración de los 50 años.

Mario Amorós, con su libro sobre Augusto Pinochet. Foto: Archivo

En sus libros ha planteado que la UP cometió errores. ¿En qué consistieron esas equivocaciones?

Por supuesto. Yo en mi biografía señalo, por ejemplo, que la Unidad Popular adoleció de una falta importante de unidad, de cohesión. A partir de enero del año 72, cada vez se le hace más difícil avanzar al gobierno. El país se va separando en dos bloques antagónicos, porque la DC decide sumarse a la oposición confrontacional de la derecha. Allende tuvo que gobernar en condiciones muy difíciles. No se puede analizar la actuación de él, así como la actuación de la UP, si se oculta interesadamente el contexto nacional e internacional; si no se habla de la intervención encubierta de la CIA; si no se habla de una Democracia Cristiana que se equivocó el año 73, cuya dirección apoyó el golpe de Estado; sin mencionar Patria y Libertad y su acción terrorista. Evidentemente, faltó unidad de la izquierda. Había dos almas, que yo en mi última biografía del Presidente Allende expreso con claridad. No son dos posiciones de la izquierda que asoman durante la Unidad Popular. Vienen de antes, desde la propia fundación del Partido Socialista al año 1933. Es una discrepancia y un debate que no empieza con el gobierno de la UP. Esa falta de cohesión debilitó al gobierno y al accionar del Presidente de la República.

¿Qué le parece que algunos sectores utilicen como argumento los errores de la UP para justificar el golpe?

Decir que hubo errores, que no hubo cohesión, es una cosa. Decir que Allende era un títere del Comité Político de la Unidad Popular es otra bien diferente, y es una tesis que yo no comparto. A pesar de la oposición de su propio partido, el Partido Socialista, a dialogar con la Democracia Cristiana, Allende abre ese diálogo con la DC en diferentes momentos de su gobierno. En junio del 72, julio-agosto del 73 y hasta el final mantuvo cauces de interlocución con dicho partido. Por tanto, una cosa es señalar las deficiencias de la Unidad Popular y otra cosa es señalar que era un caos, que era una coalición absolutamente desordenada, y que es la responsable del desencadenamiento del golpe de Estado. Y no del quiebre, sino de la destrucción de la democracia, porque la democracia no se quebró como un vaso de cristal. La democracia fue destruida por un golpe de Estado militar con apoyo de sectores civiles de este país.

Haciendo el vínculo con España, ¿cómo se compara la política española frente a Franco, versus la política chilena frente a Pinochet?

Es una pregunta que merece una tesis doctoral, con una respuesta muy amplia. Son circunstancias diferentes. Lo que te puedo decir al respecto es que Pinochet fue un militar chileno que se educó a lo largo de los años teniendo como referencia importante la Guerra Civil española. Él admiraba al general Franco. Fue al funeral del dictador español en noviembre del año 75 y mandó mensajes de adhesión a Franco y a su dictadura desde que toma el poder de manera antidemocrática a partir del 11 de septiembre. Por lo tanto, son dos figuras oscuras de la historia de España y de la historia de Chile.

¿Cómo se posiciona su partido, el PCE, ante la actualidad política del país, con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) incapaces de conseguir mayorías parlamentarias y una posterior investidura?

El PCE forma parte de Izquierda Unida que, a su vez, forma parte de la coalición Sumar, que llevó a Yolanda Díaz a la última elección. Todo parece indicar que una vez que fracase la propuesta de investidura de Alberto Núñez Feijóo (líder del PP), ahora a fines de septiembre, se abrirá un nuevo proceso en donde espero que Pedro Sánchez, candidato del PSOE y presidente en funciones, concurra a pedir la confianza del Congreso para formar gobierno. Es decir, tener una mayoría parlamentaria que le permita ser reelegido presidente y que le permita reeditar un gobierno de coalición con dos ejes, el Partido Socialista, partido mayoritario, y la coalición Sumar, partido minoritario, pero que tiene un peso muy importante en el gobierno y que es esencial para que en España haya una dirección de izquierdas, impidiendo democráticamente, en el mes de julio y en las urnas, que en España haya un gobierno de derecha sometido o dependiente de la extrema derecha de Vox.

Alberto Núñez Feijóo en el hemiciclo del Congreso. Atrás, sentado en su escaño, Pedro Sánchez, presidente del gobierno en funciones, durante una sesión de votación en el Parlamento español. Foto: AP

¿Ve posible que el PSOE negocie con Junts per Catalunya y logre mantenerse en el poder, o ve más probable la repetición de las elecciones?

Más que creo, confío, en que haya un acuerdo de todas las fuerzas progresistas de la Cámara con un partido como Junts, que viene de la centroderecha catalana nacionalista, con un partido como el PNV, un partido demócrata cristiano vasco-nacionalista. De esa manera, que se forme una mayoría entre las izquierdas que están en la Cámara y estos partidos nacionalistas de centro o de centroderecha, pero que son hostiles a esa extrema derecha de Vox, y que el gobierno empiece a gobernar. A partir de ahí, falta esperar mucho para la concreción de los acuerdos que, entiendo -por lo que leo por la prensa desde acá en Chile-, están negociando todavía.

Mirando hacia el mundo, ¿desde su punto de vista, cómo se podría explicar el auge de figuras comúnmente ligadas a la extrema derecha, ya sea Bolsonaro, en Brasil; Meloni, en Italia, o Viktor Orbán, en Hungría?

La verdad que es una ola mundial, que francamente ya dura casi 10 años. Hay muchos libros que intentan explicarlo. Yo recomiendo Extrema Derecha 2.0, de Steven Forti, un estudio académico de esta nueva ultraderecha en el siglo XXI que no recurre a la violencia física como en los años 30 y 40 en Europa, pero que tiene un discurso que es un retroceso democrático. En el caso de España hemos parado esa amenaza democráticamente, pero en otros países de Europa, como en Italia, tienen a la extrema derecha al frente del gobierno.

¿Considera que se genera gracias a un éxito al conectar con grupos con los que antes se vinculaba mayoritariamente la izquierda, o a un error político y de lectura de la izquierda y el centro?

Es una pregunta muy interesante, y claro, también depende de cada país. Por ejemplo, en Francia, y me duele profundamente decirlo, hoy el primer partido obrero, el que tiene más votos de los trabajadores, es uno de extrema derecha: Agrupación Nacional. Hace tiempo que es así. Muchos votantes socialistas y comunistas votan hoy a la extrema derecha en Francia. Es una realidad sociológica, un dato objetivo. En España, por suerte, eso no ha pasado. No ha logrado Vox penetrar el electorado en los sectores populares que votan tradicionalmente a la izquierda, lo cual es una alegría inmensa, porque hasta ahora, y es el otro dato interesante, cuando eso ha pasado, hasta ahora es irreversible. Es decir, en Francia esa situación no ha sido reversible por el momento. Ese es el peligro, desde mi punto de vista. Que el electorado de izquierda crea las mentiras de la extrema derecha en temas como inmigración, que lo plantean como un problema, el discurso manipulado sobre la seguridad, que se da en Chile también, y eso es una amenaza. En España, por suerte, hasta ahora la hemos sorteado.

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