Guillermo Lasso se alista para asumir la Presidencia de Ecuador en plena pandemia y sin mayoría en el Congreso

El futuro Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso (C), junto a su esposa Maria de Lourdes Alcivar, durante un acto de campaña en Guayaquil, el 8 de abril. FOTO: RODRIGO BUENDIA / AFP

El exbanquero de 65 años tendrá el desafío de llevar a cabo las medidas más favorables al mercado que prometió a sus votantes intentando lograr consensos con los correístas y los indigenistas, quienes son mayoría en el Parlamento.


Al menos seis jefes de Estado y siete cancilleres tenían prevista su llegada el domingo a Ecuador para la toma de posesión de Guillermo Lasso, que asumirá la presidencia hoy a las 11:00 en la Asamblea Nacional, convirtiéndose en el primer mandatario de derecha en el país en casi dos décadas.

El empresario de 65 años, que ganó las elecciones presidenciales contra el izquierdista Andrés Arauz el pasado 11 de abril con un 52,51% de los votos, tenía previsto reunirse con algunos de los líderes extranjeros que participarían en la ceremonia. Entre ellos están el rey de España, Felipe VI, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, el colombiano Iván Duque, el haitiano Jovenel Moise, y el de República Dominicana, Luis Abinader.

El vicepresidente paraguayo Hugo Velázquez llega al Aeropuerto Internacional de Quito para asistir a la toma de posesión del presidente electo ecuatoriano Guillermo Lasso. Foto: AFP

Aunque Sebastián Piñera estaba invitado a la toma de posesión, el mandatario chileno decidió enviar al canciller Andrés Allamand a Quito para que lo representara en la ceremonia.

La Presidencia ecuatoriana también destacó la presencia de la delegación de Estados Unidos, con quien Ecuador estrechó sus relaciones tras una década de distanciamiento. La representante de Joe Biden será la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.

Está previsto que el acto de investidura dure tres horas y media y el mandatario entrante ofrezca un almuerzo para sus invitados al finalizar la ceremonia.

El exbanquero asume hoy sabiendo que los cambios que prometió en su campaña serán difíciles de lograr, especialmente porque llega con recursos fiscales limitados y una fuerte oposición en el Congreso.

Guillermo Lasso, presidente electo del partido Creando Oportunidades, celebra tras una segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 11 de abril en su sede en Guayaquil. Foto: AP

En un Parlamento de 137 escaños, los aliados del expresidente izquierdista Rafael Correa tendrán el bloque más numeroso, con 49 asientos. El partido indígena de izquierda, en alianza con el bloque de Izquierda Democrática, tendrá 45 escaños, mientras que el partido de centroderecha de Lasso, Creación de Oportunidades (Creo), tiene sólo 12 legisladores.

Sin embargo, el sector económico tiene grandes esperanzas de que el mandatario revierta años de estancamiento, que se ha visto acentuado por la pandemia. Lasso se comprometió a renovar los contratos de producción de crudo para atraer a más inversionistas, pero también prometió limitar las perforaciones en la región amazónica, teniendo en cuenta que es la más sensible en términos medioambientales.

Así será con toda su agenda. Para gobernar, deberá flexibilizar algunas de sus propuestas más favorables al mercado en temas como la reforma fiscal, laboral y de seguridad social, y hacer concesiones para asegurar un respaldo legislativo de otros sectores.

Un niño pasa junto a carteles electorales que promocionan a Guillermo Lasso, representante del partido Creando Oportunidades, el 9 de abril en Quito. Foto: AP

Además, el país cuenta con una alta tasa de desempleo y la economía se ha visto fuertemente golpeada por la pandemia, al igual que en sus vecinos latinoamericanos.

En la misma línea, la administración de Lasso deberá lidiar con una sociedad extremadamente frustrada por la disminución de ingresos, la pérdida de empleos y la escasez de vacunas contra el coronavirus. Al igual que todos los líderes mundiales que asumieron en el último año, su máxima prioridad en los primeros meses de gobierno deberá ser combatir la pandemia, que empujó a un tercio de la población ecuatoriana -de más de 17 millones- a la pobreza y dejó a casi medio millón de personas desempleadas.

Además, las recientes protestas contra la reforma fiscal en Colombia muestran la fragilidad del panorama social en la región. De hecho, en Ecuador aún están latentes las explosivas manifestaciones de octubre de 2019 contra las medidas económicas anunciadas por el gobierno de Lenín Moreno, que podrían retomarse fácilmente.

Si el sector del correísmo y el indigenismo siguen estando igual de desconectados, Lasso tiene una buena oportunidad para llevar a cabo sus reformas económicas y sociales. Sin embargo, si el nuevo mandatario fracasa o la sociedad no percibe mejorías dentro de poco tiempo, esos sectores podrían salir a la calle, como ocurrió en Chile y Colombia.

Manifestantes intentan quitar una reja de alambre instalada cerca del palacio de gobierno durante una protesta para rechazar las políticas económicas, el aumento del desempleo y la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el 16 de septiembre de 2020 en Quito. Foto: AP

Así, Lasso deberá apostar a una reactivación rápida y profunda mientras avanza en la campaña de vacunación, a través de la cual se han aplicado casi dos millones de dosis. El empresario necesitará programas de generación de empleo -la tasa de desempleo en Ecuador alcanza un 60%- y reducir las brechas de desigualdad en el país.

Además, se espera que el nuevo gobierno incremente el salario mínimo de los ecuatorianos de US$ 400 a US$ 500. Lasso también ha hablado de una reforma tributaria más “redistributiva”, que no afecte a los más pobres pero que entregue el impulso necesario para sacar adelante al país.

Otro punto clave en el programa de Lasso es la lucha contra la corrupción. El mandatario electo prometió un código de ética para funcionarios públicos, con el objetivo de dar un mensaje de transparencia y que desde la administración se buscará evitar este tipo de escándalos.

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