Altas temperaturas históricas en el invierno europeo preocupan a expertos y disminuyen el valor de la energía

Personas visitan la playa de La Concha durante un día de invierno en San Sebastián, al norte de España. Foto: AP

Rompiendo hasta en 5° C los récords para enero en ocho países de Europa, las inusuales temperaturas han gatillado cierres de centros de esquí y la preocupación entre los expertos en clima. Ello, mientras transeúntes pasean por calles intransitables en años anteriores y el precio de la energía disminuye temporalmente gracias a la llamada ola de no-frío.


Lo que podría considerarse como una bendición climática en Europa, con temperaturas que permiten pasear por las bellas calles de Polonia, Países Bajos y Dinamarca con nada más que un chaleco, esconden detrás cifras alarmantes. Ocho récords nacionales de calor en enero fueron rotos durante los primeros días del año, mientras que otros tres países batieron la marca histórica de la estación.

Así lo informaron expertos en clima, quienes reportaron temperaturas que superaron en hasta 5° Celsius el récord anterior, alertando a científicos sobre el alcance de las modificaciones en los máximos de estaciones en todo el mundo.

Marcas históricas

Este 1 de enero, Liechtenstein rompió su marca al experimentar 20 °C; en República Checa fueron 19,6 °C; Polonia tuvo temperaturas similares, al registrar 19° C; mientras que en Países Bajos se llegó a los 16,9 °C. En Bielorrusia se alcanzaron los 16,4 °C; Lituania, con 14,9 °C; Dinamarca, 12,6 °C, y Letonia experimentó 11,1 °C, detalló el sitio web especializado Géoclimat. Las ocho cifras fueron marcas históricas en sus respectivos países para el primer mes del año.

Vysokaje, ciudad bielorrusa donde las temperaturas suelen rondar los cero grados en esta época del año, el domingo se alcanzaron los 16,4 °C, lo que supera en 4,5° la marca previa para el primer mes del año, detalló The Guardian, mientras que Varsovia, urbe polaca, tuvo 18,9 °C el mismo día. Dicha temperatura sobrepasa por 4 °C el récord previo, aseguró BBC. En Bilbao, España, los termómetros registraron 25,1 °C durante el mismo día, lo que supera en más de 10 °C la media en el invierno europeo, reportó el mismo medio.

Miembros del club Gdynia Morsy celebran el 1 de enero bañándose en el mar Báltico, en una playa de Gdynia, Polonia. Foto: Reuters

Si bien no es extraño que se establezca un nuevo máximo en las temperaturas de un mes, lo normal es que este se modifique rara vez, y si lo hace, se cambia en décimas. En este caso, fueron grados completos, y no solo uno, sino que hasta en cinco.

“Hay que hacer un análisis exhaustivo de lo ocurrido ahora”, dijo al diario El País Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet). “Es similar a lo que pasó en el verano de 2021 en Canadá y el noroeste de Estados Unidos, cuando se tumbaron los récords por cuatro y cinco grados”, recordó el experto.

Para el meteorólogo español, la razón de este inusual hecho -aunque colegas aseguran que podría volverse más regular- se debe a la “entrada de una masa de aire subtropical muy cálido que subió hasta latitudes muy altas del continente europeo, impulsada por vientos de componente sur”, pero agregó que no existe “ninguna duda” de que el fenómeno tiene el sello impreso del cambio climático.

“La atmósfera está dopada por los gases de efecto invernadero”, explicó al periódico español. “No solo están subiendo las temperaturas medias, también están cambiando los patrones atmosféricos que hacen que las olas de calor sean cada vez más potentes y frecuentes. Lo que antes era calor, ahora es ola de calor, y lo que era ola de calor, ahora es ola de calor extrema”, cerró.

Maximiliano Herrera, climatólogo que sigue las temperaturas extremas, advirtió que a este hecho “podemos considerarlo el acontecimiento más extremo de la historia europea. Tomemos el caso de la ola de calor extremo de julio de 2022 en Reino Unido y extendamos este sigma (magnitud) en un área mucho más amplia, que abarca unos 15 países”, consignó The Guardian.

“Podríamos decir que es la primera vez que un fenómeno meteorológico extremo en Europa (en términos de calor extremo) es comparable al más extremo de Norteamérica”, explicó Herrera.

En un tono lúgubre, el profesor Bill McGuire, quien ha escrito sobre las consecuencias de la alteración del clima, dijo al mismo medio británico que las altas temperaturas son un presagio de lo que podría venir en el futuro. “Lo más preocupante de todo esto es que, dada la velocidad a la que se está produciendo el calentamiento global, ha dejado de ser una sorpresa”, aseguró. “Es un pequeño atisbo de un futuro que verá el invierno reducido a un par de meses de tiempo lúgubre, húmedo y templado, con pocas heladas, hielo o nieve”.

Desde el inicio de la era industrial, el planeta ha sufrido un aumento sostenido de la temperatura global cercano a 1,1 grados centígrados.

Consecuencias ambivalentes

El término normalmente utilizado para estas instancias -ola de calor- ni siquiera es aplicable. No es una ola de calor, ya que no ha desatado temperaturas extremas en general; no han ocurrido grandes incendios, muertes por las altas temperaturas ni el racionamiento de las aguas para priorizar el consumo humano. Es más, para los ciudadanos de los países afectados, este aumento en la sensación térmica incluso es más agradable que incómoda, considerando que no tienen que salir a la calle extremadamente abrigados, o de lleno evitando dejar el hogar.

Los ciudadanos ucranianos, por ejemplo, asediados por los constantes ataques rusos a infraestructura crítica que los ha dejado sin luz y calefacción, ven en estos días soleados un quiebre ante el frío. Asimismo, las agobiadas economías europeas dependientes del gas ruso han tenido un breve respiro frente a las demandas por el elevado valor de la energía.

Reuters informó que en muchos países la demanda de gas ha disminuido considerablemente, provocando la baja en los precios de la fuente de energía. Para este miércoles por la mañana, el precio de referencia del gas llegaba a los 70,25 euros por megavatio hora, lo que corresponde al valor más bajo desde febrero de 2021, antes de que iniciara la invasión rusa a Ucrania.

Un artículo de Eurointelligence advirtió que esta baja no debería adormecer a los gobiernos sobre la urgente necesidad por solucionar el problema energético en el continente. “Aunque en la primera parte de este año los gobiernos dispondrán de un mayor margen de maniobra fiscal, la resolución de los problemas energéticos de Europa exigirá una acción concertada a lo largo de varios años”, argumentaron. “Nadie debería creer que esto se ha acabado todavía”.

Sin embargo, esta ausencia de frío sí tiene consecuencias en la agricultura, la biodiversidad e incluso el turismo, y son consideradas temperaturas extremas para esta época del año.

Esquiadores pasan sobre una pequeña capa de nieve artificial en medio de temperaturas invernales más cálidas de lo habitual en los Alpes, Suiza. Foto: Reuters

En Suiza, los 20° C que se registraron en los Alpes afectaron directamente la temporada de esquí que se desarrolla en la zona al generarse una escasez de nieve. En Francia, la mitad de las estaciones destinadas a este deporte invernal tuvieron que cerrar por este último motivo, detalló France Presse. “Estamos inquietos: la materia prima ha faltado a la cita”, dijo a la agencia gala Jean-Luc Boch, presidente de la asociación nacional de alcaldes de estaciones de montaña.

Las altas temperaturas invernales también afectan a la flora local, donde se han registrado alteraciones en las fechas de florecimiento de distintas especies. La televisión checa informó que algunos árboles del país estaban iniciando procesos que deberían ocurrir meses más adelante, mientras que la oficina suiza de Meteorología y Climatología tuvo que emitir una advertencia dirigida a las personas alérgicas por el polen que empezó a rondar en el aire debido a las plantas de avellano en floración temprana, consignó Reuters.

Estos registros contrastan con lo ocurrido al otro lado del océano Atlántico, donde Estados Unidos sufrió la muerte de más de 60 personas por una ola de frío a fines de 2022.

Friederike Otto, climatóloga del Imperial College de Londres, advirtió a la agencia de noticias sobre la posible regularidad de estos eventos en el futuro. “El cambio climático de origen humano aumentó las probabilidades de que se produjeran olas de calor sin precedentes en Europa durante el nuevo año”, aseguró.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.