Agricultores franceses “asedian” París y la revolución de los tractores llega a España

En el centro de las protestas se encuentra el rechazo del sector al acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Además, en el caso de los agricultores españoles, piden las paralizaciones de acuerdos similares con, entre otros países, Chile.


“Para Gabriel Attal, una semana fatal”. Con esas palabras un grupo de agricultores de la Dordogne, en el suroeste de Francia, instalaban una pancarta, mientras oían el discurso que el primer ministro galo dio este martes para anunciar la “política general” de su gobierno. Tractores venidos de las cinco puntas del país bloquearon las ocho rutas más importantes para salir de París, pero ha medida que el ministro hablaba, los agricultores iban de a poco dando la espalda a la televisión. “No está diciendo nada nuevo”, diría uno al medio BFMTV.

Los dos grandes sindicatos de agricultores, la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA) y los Jeunes Agriculteurs (Jóvenes Agricultores), anunciaron este lunes un “estado de sitio” sobre París, en el que bloquearían todas las salidas de la capital para protestar por el “abandono del Estado” y una serie de razones muy distintas: desde el acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur, que traería a competir más productos a los supermercados franceses, hasta las restricciones ecológicas y las importaciones ucranianas.

“Todos los grandes ejes de ruta serán ocupados por agricultores”, indicó un comunicado conjunto de los dos sindicatos, y así ha venido siendo, con tractores bloqueando las salidas de París.

El ministro de Interior, Gérald Darmanin, anticipaba una circulación “extremadamente difícil” en la región parisina, invitando a “los franceses y transportadores de ruta” a restringir en lo posible sus desplazamientos. Además, mandó 15 mil miembros de fuerzas del orden para impedir que los tractores entraran “en París y las grandes ciudades”. Tanto en Lyon como en Toulouse y en Marsella, la situación era similar, con agricultores, su mayoría en tractores, congregándose en las afueras de las ciudades.

Una tractorada bloquea una autopista en Longvilliers, cerca de París. Foto: Reuters

“Bloquear París, eso se hará de manera natural y gentilmente, desde cerca y desde lejos. De todas maneras, los parisinos van a tener hambre. El objetivo es que los parisinos tengan hambre, punto”. La frase dio la vuelta en las redes francesas, luego de que un criador y cultivador de cereales, Benoit Durand, la pronunciara en medio de un bloqueo a la altura de Chartres, a 100 kilómetros de París, durante el “asedio” de los sindicatos agrícolas a la capital.

En declaraciones al diario Libération, un agricultor menos exaltado contó su odisea: desde Marmande, al sureste de Burdeos, Claude Menara condujo su tractor de 6,5 toneladas durante casi 20 horas para acercarse a la capital. Con velocidades máximas de 50 kilómetros por hora, pero en general entre 25 y 30, el agricultor de 66 años formaba parte de un cortejo proveniente del departamento de Lot-et-Garonne, uno de los puntos fuertes de la movilización.

En el camino, apoyado por bocinas y aplausos de la gente, los tractores iban desfilando en un ambiente “Tour de Francia”, con parejas, niños y familias que se acercaban al contingente para filmarlos y animarlos. “Alegra el corazón ver esto. El chico que nunca sale de su granja, el que nunca sale de vacaciones, después ve esto y debe sentirse en otro planeta. No se imaginan cuánto representa esto para nuestra moral”, contó Menara, refiriéndose a sus colegas.

En el oficio desde los 25 años, Menara asegura que la vida de agricultor le ha valido un “viaje de desesperanza y cólera”, en el que también su hijo de 42 años está metido, ya que tiene su propia granja: “Entre sequías, episodios de granizo, regulaciones cada vez mayores, competencia desleal de países extranjeros... Hoy nos encontramos viviendo de las ayudas, es vergonzoso. Queremos poder vivir de nuestro trabajo. La agricultura se sacrifica en beneficio de los chanchullos financieros y políticos”.

Gabriel Attal, durante su discurso de la política general frente a la Asamblea Nacional en París. Foto: Reuters

El lunes, después de 3 horas y media de discusiones, el primer ministro, Gabriel Attal, y los dos presidentes de los sindicatos importantes tras las movilizaciones no llegaron a ningún acuerdo. Este martes, sin embargo, en un discurso pensado para declarar “la política general” a la Asamblea Nacional, el hace un mes nombrado jefe de gobierno envió mensajes para los movilizados.

“Vamos a desbloquear nuevos medios con fondos de urgencia antes del fin de semana, para apoyar a nuestros viticultores, sobre todo en Occitania”, aseguró Attal. Asimismo, señaló que habrá un “gran plan de control sobre la trazabilidad de los productos”, con el fin de “garantizar una competencia justa”, y eso será con tres prioridades inmediatas a nivel europeo: “tierras en barbecho, importaciones ucranianas, particularmente de aves de corral, y Mercosur”.

“Nuestra agricultura es una fortaleza y también nuestro orgullo. Por eso lo digo solemnemente aquí: debe haber una excepción agrícola francesa”, afirmó Attal en su discurso ante la Asamblea Nacional.

Un tractor con el lema "Estamos determinados" bloquea una autopista en Longvilliers, cerca de París. Foto: Reuters

Al otro lado de los Pirineos, los principales sindicatos agrarios de España –COAG, Asaja y UPA– anunciaron una retoma del “calendario de movilizaciones en las calles”, para reclamar un plan de choque con medidas “tanto a nivel de Unión Europea, como del gobierno de España y de las Comunidades Autónomas”. El rubro ya había protagonizado una “gran tractorada” en Madrid, para pedir medidas contra la sequía y la inflación.

Ahora, los objetivos de los sindicatos agrarios miran fuera de la Unión Europea. Piden, por un lado, la paralización total de las negociaciones de los acuerdos con el Mercosur, además de la no ratificación del acuerdo de libre comercio con Nueva Zelanda. En ese mismo sentido, piden las paralizaciones de los acuerdos similares con Chile, Kenia, México, India y Australia.

Otra demanda es la de “aumentar los controles en la frontera con Marruecos para garantizar que los productos agrícolas marroquíes importados cumplen con las normativas internas de la Unión Europea y las cantidades arancelarias establecidas en el acuerdo de libre comercio”.

Tractores con el lema "La muerte está en el prado", bloquean la autopista en Chennevieres-les-Louvres, cerca de París. Foto: Reuters

El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, del cual ya se firmó un preacuerdo en 2019, es rechazado a ambos lados de los Pirineos, y ha traído polémica también en ambos lados del Atlántico. Actualmente en vía de negociación para una ratificación definitiva, este acuerdo terminaría eliminado progresivamente casi la totalidad de los impuestos aduaneros de la UE a América del Sur, además de una cuota de importación de carne americana que asusta a los agricultores europeos.

El acuerdo prevé la suspensión de impuestos aduaneros sobre la importación de 45 mil toneladas de miel, 60 mil de arroz y 180 mil de azúcar, pero el punto más polémico es la carne: 99 mil toneladas de vacuno con impuesto al 7,5%, junto con 60 mil de otros tipos de carne bovina y 180 mil de ave, exentos de impuestos.

Desde la Federación Nacional Bovina de Francia aseguraron a Le Monde: “Los productores del Mercosur ya son ultracompetitivos. ¿Qué sentido tiene abrirles esta cuota con derechos de aduana reducidos, sobre todo porque sabemos que su producción no responde a los criterios impuestos en Europa?”, indica el rubro, señalando que las reglamentaciones ecológicas que tienen los agricultores europeos son más exigentes que las que se imponen en América.

Las condiciones para que se finalice el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur aún “no están reunidas”, pero las negociaciones continúan, dijo este martes Eric Mamer, el portavoz de la Comisión Europea.

Desde el lado español, el Acuerdo Marco Avanzado UE-Chile firmado en diciembre pasado también es visto con desconfianza por los agricultores ibéricos, que acusan que este tipo de tratos les convienen más a sus contrapartes chilenas.

En diciembre de 2022, la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex) ya ponía de manifiesto la asimetría entre los intercambios de ambos países: “Hasta la fecha, Chile ha ofrecido escasas oportunidades comerciales al sector de frutas y hortalizas español, según Fepex, con unas exportaciones mínimas, que se situaron en 21 toneladas en 2021 frente a unas importaciones de 54.458 toneladas el mismo año”.

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