Nuevas ideas y talentos: un cambio a la vez (Parte II)

¿Quiénes están innovando?, ¿quiénes han ido un poco más allá con sus sueños?, ¿qué pasa cuando se impacta de manera positiva en una comunidad? Estas y otras preguntas las respondemos a través de quienes consideramos nuestros nuevos líderes, porque están haciendo cambios positivos, y eso siempre es bueno.




Piedras y Agua: Acuarelas artesanales para artistas

Geraldine MacKinnon se conectó profundamente con la naturaleza y las piedras en Isla de Pascua en el año 2006, y el 2008 decidió dedicarse por completo a la ilustración científica, especializándose en ilustración botánica. Desde ese momento la acuarela se transformó en la técnica principal para su arte y su práctica docente. Piedras y Agua nació desde las ganas de aprender a hacer personalmente el material que usaba para pintar todos los días: acuarela. La curiosidad la hizo investigar y experimentar, y así comenzó a crear los primeros colores a partir de piedras que le regaló la escultora y orfebre Valentina Garretón. “El proceso que sigo para fabricar los colores es el mismo que usaban los pintores en la Edad Media y el Renacimiento, y que es la base de lo que se hace en pintura hoy. Básicamente es juntar un pigmento con un vehículo o aglutinante. Los pigmentos que utilizo son muy resistentes y además son parte esencial de la historia de la pintura. Me encanta trabajar con minerales como la malaquita, la azurita, el lapislázuli, el jaspe, entre otros. Muchos de estos minerales y tierras se usan desde que la Humanidad hizo sus primeras pinturas sobre paredes de cavernas, y otros aparecieron con grandes civilizaciones como la egipcia”, cuenta.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido del proceso de la obtención del color? En mi experiencia trabajando con pigmentos y acuarela lo más sorprendente ha sido asomarme a un universo enorme que antes ignoraba totalmente. En primer lugar, las piedras, las tierras y los cristales pertenecen un reino que me era muy lejano, a pesar de ser parte tan fundamental de la historia y la configuración de nuestro país. Luego, conectarme con personas alrededor del mundo que llevan décadas trabajando en esto no tiene precio. Y, por último, el proceso: el ritual que implica traer una roca a mi taller, molerla, separar los componentes, extraer el color lo más puro posible con mis medios disponibles, y después preparar la acuarela que será usada para crear. Ver los trabajos que otros hacen con estos colores es una de las mejores sensaciones que he tenido en el último tiempo.

¿Cómo describirías el aporte que hace Piedras y Agua? Los colores a partir de minerales en bruto y hechos con las técnicas antiguas tienen un carácter muy diferente al de la pintura producida a escala industrial. Cada color tiene sus particularidades y la paleta que estoy desarrollando remite enseguida a los inicios de la historia de la pintura. Además estamos creando objetos como cajas de madera y complementos de porcelana para pintar que elevan la pintura a un acto mucho más estético, casi ritual. En estos tiempos de grandes quiebres y cambios, darse espacios para pintar en calma y con materiales hermosos y de buena calidad es una forma de mantenernos creativos, tranquilos y en sintonía con ideas que trascienden el ruido del día a día.

¿Qué es lo que te alegra de este proyecto? Trabajar creando en colaboración con Claudio Mejías, diseñador y carpintero experto, y Carolina Rosson, artista visual y ceramista, es un gran honor para mí. Gracias a sus bellos objetos los colores de Piedras y Agua se transforman en la experiencia que he querido concebir desde un principio. Y en lo personal, espero afianzar este espacio donde puedo desarrollar todas las áreas de mi creatividad que no estaban teniendo lugar en la ilustración botánica y la docencia. En Piedras y Agua me siento libre para inventar y soñar lo que se me ocurra, y eso no tiene precio. piedrasyagua.com

Bárbara y Bernardita Sepúlveda: Una APP para planificar el menú familiar

Si antes de la pandemia la pregunta “¿qué comemos mañana?” ya era un problema para muchas familias, el confinamiento lo transformó en una pesadilla. De esto ya se habían dado cuenta las hermanas Bárbara (35) y Bernardita (38) Sepúlveda, quienes analizaron el comportamiento de las familias chilenas llegando a tres conclusiones: el principal gasto es en alimentación, hay altos índices de obesidad y se bota muchísima comida. Fue así como crearon ComoQuiero, una aplicación que en solo un clic permite planificar un menú para hasta 15 días (todo chequeado por una nutricionista), descargar las recetas (todas fáciles y en formato paso a paso) y lo transforma en una lista de compras en un proceso que tarda solo tres minutos y que además permite comprar online. Pero eso no es todo, entre las más de 1.500 recetas que hay destacan las preparaciones de connotados cocineros como Connie Achurra, Virginia Demaria o de las fundadoras del restaurante Margó, entre otros. “Utilizando la aplicación se puede ahorrar hasta un 30%, evitas ir al supermercado y compras solo lo justo”, explican. Este año su idea fue elegida entre los 10 emprendimientos más innovadores de la región por el fondo de inversión 500 Startups Latam. “Con las familias comiendo todos los días en la casa, sin la posibilidad de salir a comprar y cuidando el presupuesto, confirmamos que la clave para ahorrar y comer sano y variado está en la planificación. ¿Cómo vas a ir a comprar si no sabes qué vas a cocinar; es obvio que comprarás de más y terminarás botando comida?”, sentencian las fundadoras de esta startup chilena. comoquiero.net

Franklin Zepeda: Biopedic Recycling

Las prótesis son caras e inalcanzables para muchas personas, ¿qué tal si existiera una alternativa asequible y a la vez sustentable? Un chileno la hizo.

Una prótesis fácilmente puede costar alrededor de 1 millón 800 mil pesos. Franklin Zepeda desde Iquique está fabricando calidades similares y aprobadas por profesionales ortesistas por cerca de 85 mil pesos. Ganador de Antofaemprende y seleccionado entre los mejores del Premio Latinoamérica Verde, Zepeda creó piezas utilizando láminas a partir de las bolsas de plástico reutilizables (las de supermercado), TNT, polipropileno, con resina y fibra de vidrio. “Mi hija asistió 6 años a Teletón por problemas en la marcha desde su nacimiento. Tuvo que usar varias órtesis que fueron reemplazadas y modificadas en este largo camino. Durante ese tiempo pude aprender sobre sus usos y elaboración. Viendo la gran necesidad para todos los niños que asisten a esta institución, un día tomé una bolsa reutilizable que estaba rota y estuve días buscando cómo darle un uso responsable. Probé, fabriqué varias piezas, hasta que pude hacer una órtesis funcional, a la que le agregué un sistema articulado en 3D para contar con movilidad simulando la rodilla”, cuenta. Habiendo ya fabricado varias prótesis que ha donado, hoy Franklin se prepara para producir en Antofagasta, está en conversaciones con instituciones en Santiago y en una segunda fase espera también ayudar creando prótesis para mascotas.

Con un año de vida y sede en Iquique, Franklin Zepeda, creador de Biopedic Recycling, cuenta que los ejemplos más comunes en su área de trabajo son brazos y piernas artificiales, dispositivos ortopédicos, férulas, apoyos con distintos propósitos, desde aliviar dolores, mejorar la movilidad o corregir deformidades y prevenir deficiencias secundarias, dice. “La mayoría de las prótesis y las órtesis se deben usar a largo plazo, y otras, por períodos limitados. También comprenden los dispositivos para la movilidad, como las sillas de ruedas, y las ayudas para caminar, bastones y andadores”. Ante esta variedad de necesidades Biopedic fabrica productos listos para usar que se adaptan en una sesión breve, o hechos a medida".

¿Actualmente en qué fase están y cómo los ayuda haber ganado los fondos de Antofaemprende? Nos estamos armando para aterrizar en Antofagasta, abrir un taller para fabricar órtesis y prótesis, y tenemos algunas conversaciones con instituciones en Santiago, Colombia y Perú. En una segunda fase nos dedicaremos también a fabricar órtesis para mascotas, utilizando las mismas bolsas de sus alimentos, que también son de polipropileno o fibras similares. Los fondos nos ayudarán bastante para dar un salto y profesionalizar nuestro emprendimiento para ojalá escalar a todo Chile en un corto plazo. biopedic.cl

¡No la botes! Cuando la bolsa de TNT o polipropileno reutilizada termina su vida útil puede transformarse en láminas para construir prótesis ortopédicas, como hace Franklin Zepeda, de Biopedic Recycling.

Guillermo Andrews: Arquitecto; Estación Puerto Varas

Rescatar y poner en valor la abandonada estación de trenes de Puerto Varas para convertirla en un parque urbano fue lo que impulsó al arquitecto Guillermo Andrews para materializar el proyecto “Estación Puerto Varas”.

El diagnóstico era claro, la Empresa de Ferrocarriles del Estado había cesado su operación ahí por lo que había dejado también de administrarla, con el consecuente deterioro y abandono de los terrenos.

En un inicio la estación se situaba en la periferia, pero dado el crecimiento de la ciudad se fue integrando al paisaje urbano, por lo que su mejoramiento era de extrema necesidad.

Efectivamente Puerto Varas presenta un déficit de áreas verdes para el encuentro de sus ciudadanos, en un momento de gran presión inmobiliaria y muy baja gestión en espacio público.

"Emprender este proyecto con el fin de rescatar un espacio clave en el pericentro de la ciudad, además de ser un incentivo al retorno del tren, al implementar este parque como plan piloto para otras estaciones, fueron el germen de la iniciativa, afirma Andrews.

“Creemos que gestionando las estaciones desde las gobernanzas locales, el eventual retorno del tren puede hacerse más ‘liviano’ al estar estos lugares puestos en valor. En el intertanto, la ciudad va ganando un parque, aportando así un espacio público vital para la ciudad y su desahogo espacial, además de incentivar el encuentro, la cultura y las economías locales por medio de distintos proyectos como la Feria Puerto Varas Rural (en el antiguo galpón-bodega de carga), el autocine y diversas acciones de recuperación de elementos ferroviarios de importante valor patrimonial, además de la recuperación de áreas verdes y reforestación de sitios eriazos, uniendo así dos sectores fragmentados de la ciudad,” complementa el arquitecto. parquestacion.cl / feriasrurales.cl

Tamara Bogolasky: Huertera comunitaria

Sus cultivos son vibrantes. Verdes, fucsias, morados y cafés tan intensos que delatan otra vida en esas hortalizas. Una suerte de superpoder o de alegría. ¿Puede ser? Al parecer sí, se llama agricultura regenerativa (entre otros nombres) y es lo que hace Tamara en las tierras que compró de la VI Región hace tres años, donde hace manejo orgánico biointensivo, con permacultura, formando una comunidad de consumo que llama AAC (Agricultura Apoyada por la Comunidad), la compra en verde de canastas semanales con sus productos de temporada de cosecha (noviembre a marzo). Un compromiso entre ella, la tierra y los que comerán de ella, que dibuja otra manera de relacionarse y sin duda de alimentarse. Este año brilló con su estrenada canasta de invierno, augurando una de primavera-verano en gloria. Cultivo consciente, ambiental y colectivo. @elborde_chile

Independencia Ciudadana

¿Si en vez de enfocarse en suplir las carencias de las personas, una municipalidad apuntara a potenciar sus talentos? Independencia Ciudadana es el área de innovación de la Municipalidad de Independencia. Busca identificar las fortalezas y talentos de sus vecinos, conectarlos con otras agrupaciones, instituciones y conseguir fondos. “Nuestro rol es ayudar a la comunidad a desarrollar esos talentos, sobre todo en el diagnóstico y solución de problemáticas colectivas, ojalá siempre buscando la generación de valor público desde la ciudadanía”, dice Henry Bauer, arquitecto y gestor de innovación ciudadana. Como explica, “hay una capa de gente que no tiene tantas necesidades y a la vez tienen ciertas fortalezas y necesita redes, recursos, referentes para desarrollarse”. Desde el laboratorio ciudadano La Paz 482, parte de Independencia Ciudadana, están trabajando con agrupaciones de ciclistas, de reciclaje, medioambientales, de migrantes, emprendedores. Cuenta con un espacio dedicado, dos salones, oficinas, una suerte de coworking que pone la infraestructura municipal para que estas iniciativas puedan crecer y crear sinergias entre ellas. “Lo llamamos también un invernadero de ciudadanía, donde hay condiciones ideales para que surjan estas actividades”.

“En este momento hay cinco oficios residentes: una tostaduría de café, Coffee Culture; el equipo del vivero y Kokedamas de Planeta Musgo; el taller de carpintería Aonikenk, el estudio serigráfico Flúor Natural y la sala de ensayos de la agrupación musical Yorka.

Carlos Araya: Una visión distinta

Todos vemos paraderos de micro. Este escritor y cineasta vio un dispositivo para contar historias, la oportunidad de aprovechar la infraestructura más simple, ya esparcida por todo el país, para tomar una radiografía. “Es un documental de observación que recorre distintos lugares de Chile a través de situaciones y conversaciones que suceden en paraderos del transporte público. El paisaje, el territorio, el desierto, la ciudad, el bosque, la lluvia, el calor se mezclan con los conflictos de estos pasajeros”, dice sobre su primer documental, “El viaje espacial”, ganador de la última versión de FIDOCS, estrenado internacionalmente en Sheffield Doc/Fest (Inglaterra) y que abrió la reciente retrospectiva del Pompidou de documentales chilenos. “El viaje espacial” está actualmente, y por tiempo limitado, disponible en la plataforma gratuita Onda Media.

"Soy de Calama y me viene a vivir a Santiago en 2007, justo cuando se implementó el Transantiago. Tuve que usar mucho transporte público ese año y los paraderos me parecieron unos narradores silenciosos del caos que pasaba alrededor. Después de mucho tiempo, cuando estudié cine, retomé la idea de esta estructura tan simple, dos verticales y una horizontal, y su capacidad de captar las relaciones sociales, los climas y los paisajes”, dice Carlos Araya.

Comenzó el rodaje con ciertas intuiciones temáticas, pero pronto apareció la migración: “Decidí seguir esa hebra y se convirtió en una de las líneas narrativas principales. Fue interesante ver cómo eso dialogaba con los conflictos de los chilenos, cómo se espejaban y aparecía lo que tenemos en común”. También en el comienzo pensó que sería una película silenciosa y se sorprendió de constatar la necesidad de expresarse que mostró la gente, un hecho que le parece sintomático del contexto político y social.

Todos los trabajos de Carlos Araya parten del espacio, del territorio, de su relación con los lugares. Su novela más reciente (la tercera que publica) se llama “Población flotante”, y es la historia de un bus y sus 62 pasajeros yendo desde Santiago a Arica. “Me parece muy interesante adaptarla al cine, pero no tradicionalmente, sino en un modo documental. Descubrir a esos pasajeros, sus conflictos, qué los motiva; tratar de hacer algo novedoso entre la literatura y el cine”. Mientras tanto podemos disfrutar de “Viaje espacial” en la plataforma gratuita Onda Media. @ejercicios_de_encuadre

Nicolás Vial y Darío Mujica: Fundadores de Huertas Comunitarias

Fue el 2015 en que Darío y Nicolás, ingeniero agrónomo e ingeniero comercial, respectivamente, emprendieron vuelo a África, como voluntarios, para implementar una huerta en la localidad de Sichili, Zambia. “Vivimos de cerca la poca diversidad de alimentos, pobreza de suelos y falta de agua, y con ello problemas de nutrición. Y gracias al trabajo de agricultura comunitaria, la huerta fue creciendo y convirtiéndose en un lugar sagrado y de esparcimiento, que mantienen hasta hoy”, aseguran.

Tras esa gran experiencia la dupla decide replicar el proyecto en Chile. Es así como nace Fundación Huertas Comunitarias. “Nuestra mayor motivación es poder aportar a construir una sociedad más justa, creando espacios de encuentro social, aprendizaje, relación con la naturaleza junto con distintas comunidades. En definitiva, un espacio de vida sana que no segrega y en donde se genera conciencia sobre el cuidado del medioambiente, de la importancia de una buena alimentación, colaborando, además, con los presupuestos familiares”, cuentan.

Los primeros trabajos comenzaron en una villa en Renca y en la cárcel en Puente Alto, materializando la idea y sueño, con ganas de generar impacto y ayuda real al país. Durante los cinco años de trabajo que llevan han impactado 10 comunas con más de 15 proyectos huertas en distintas comunidades, como juntas de vecinos, establecimientos educativos, hogares de niños, centros de mujeres y centros penitenciarios, manteniendo hasta hoy las huertas como un lugar de encuentro, enseñanza y un polo de mejora social en diversos ámbitos.

Actualmente están concentrados en ampliar su impacto y poder llegar a más comunidades. "Tenemos un listado de muchas comunidades que nos esperan, y eso nos obliga a buscar medios para poder trabajar con ellos. Este 2020 nos empujó a digitalizar algunos programas e instalar ‘Invernaderos de emergencia’ para contribuir a la falta de alimentación en el país por la crisis sanitaria. Esto a través de técnicas productivas y eficientes de siembra y cultivo. La idea nació como un complemento de las ollas comunes que los municipios, con la ayuda de particulares, proporcionaron a las distintas comunidades durante la pandemia. “El primer proyecto partió en Bajos de Mena, en la Villa Marta Brunet, donde entre invernadero y bancales exteriores se pretende cosechar 1.3 toneladas anuales de verduras varias para complementar más de 1.000 raciones de almuerzos diarios”, aseguran.

"Tenemos metas altas en cuanto a masificar nuestro impacto. En el corto plazo buscamos estar presentes en más de 100 comunidades en contextos de mayor vulnerabilidad social y ambiental, dentro de la Región Metropolitana y fuera de esta. Sobre todo en tiempos de pandemia, nuestro desafío es seguir transformando espacios donde las personas puedan compartir al aire libre y cultivar sus propios alimentos. @huertascomunitarias

Conectarte, el juego: Creado por Cristina Vergara

Propiciar un momento de calidad en familia, sincerarse respecto a nuestras actitudes y prejuicios implicados en nuestro comportamiento online, así como educar en torno al uso de internet y las redes sociales. Todo eso y probablemente más es lo que logra el juego “Conectarte, el juego” con sus 140 tarjetones divididos en 7 temáticas universales, además de videos e historias.

“Es un juego conversacional que intenta recuperar esos espacios comunes, de forma entretenida y conversando sobre valores relevantes para el desarrollo de cada persona, como empatía, amor y crecimiento personal. Además visibiliza los problemas de la falta de regulación con que se utiliza la tecnología y entrega herramientas para ser más conscientes de ello y trabajar con tips e ideas concretas”, explica Cristina Vergara, quien junto a Javiera Pereda diseñó el juego.

Este proyecto de Educomlab está representando a Chile en la Bienal Iberoamericana de Diseño. educomlab.com/conectarte-el-juego/

Carolina Moraes: Arquitecta, fundadora de Minga Valpo

Minga Valpo nace el año 2014 como una iniciativa de un grupo de amigos que decide ir en ayuda de las familias afectadas por el megaincendio de Valparaíso. "Nuestra motivación era unirnos para ayudar a otros en la reconstrucción de sus casas a través del trabajo comunitario organizado en ‘mingas’ (palabra quechua con que ciertas comunidades andinas definían el trabajo colectivo en pro del grupo). Esas primeras acciones conjuntas le permitieron a Carolina y su agrupación darse cuenta de “lo grande y transformador que es la fuerza del trabajo de personas que se unen a hacer algo por un bien común. Por un lado, el beneficio mismo de la ejecución de la obra y, por otro, lo maravilloso que es el traspaso de experiencia formativa a quienes construían con nosotros”. Crear con lo disponible –materiales naturales y sustentables– de manera eficiente en lo climático y cuidando el medioambiente se transformaría en el primer principio de la fundación.

Pero con el tiempo vinieron nuevas inquietudes y desafíos para sus gestores. “Luego de seis meses intensos observamos que los niños y niñas del cerro que siempre jugaban y nos acompañaron en las construcciones seguían en la calle y no tenían espacios disponibles, protegidos y cuidados para su recreación y juego. Habíamos terminado de construir las viviendas para los afectados del incendio, pero aún no sentíamos que el trabajo había concluido. Nos propusimos entonces crear la primera Ludoteca en cerro Merced, y gracias al apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso conseguimos al año siguiente construir la primera Ludoteca Minga”. Es un espacio que les pertenece a los niños, donde pueden jugar, sociabilizar, crear, aprender habilidades blandas, valores y herramientas para el futuro, enfatiza Carolina.

Así se estableció el segundo principio de la fundación; construir espacios de manera innovadora, para las necesidades de las comunidades y barrios, pero especialmente para la infancia. mingavalpo.cl

Lee la primera parte de Nuevas ideas y talentos: un cambio a la vez aquí

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