Microcasas: Menos es más

Fotos: Agradecimiento entrevistados.

¿Cómo es habitar una tiny house? Tres familias chilenas que apostaron por vivir en pocos metros cuadrados cuentan su experiencia.




Wikipedia las define así:

“El movimiento de pequeñas casas es una forma popular de referirse al movimiento arquitectónico y social que aboga por vivir en ambientes reducidos de manera simple”. Y es que detrás de vivir en ‘chico’ hay una forma de ver y entender la vida.

En Pucón, vivir en el bosque

Susana Elgueta (36, terapeuta) y Jorge Barriga (38, audiovisual) se conocieron viajando en Pucón y los unió su anhelo: vivir en contacto con la naturaleza. No sabían dónde, por lo que optaron por una casa pequeña, pero con ruedas, la que hicieron ellos mismos con la ayuda de un carpintero en un proceso que duró 7 meses. De eso han pasado ya dos años, y hoy la “Chiruka”, como la bautizaron, es su hogar. Se trata de una pequeña casa de 20 m², que instalaron en una parcela que compraron a orillas del río Palguín. La cocina, baño y comedor están en el primer piso y en el segundo, el dormitorio principal; si hay invitados la mesa se transforma en una cama. “Vivir en una tiny es una prueba para todas las parejas; hemos aprendido a trabajar la paciencia y vivir con menos nos ha hecho más felices. Si ya pasamos dos inviernos acá, creemos que tenemos para rato”, sentencian. @mayamapu_chile

  • Lo bueno: “Te alivianas de cosas, aquí no se puede guardar por guardar. Nuestras cuentas son la luz, el celular y el hipotecario”.
  • Lo difícil: “No poder separar los espacios para generar privacidad”.
  • Lo que echamos de menos: “Llevamos dos años acá, y extrañamos poder estar de pie en nuestra habitación”.

En Colina: Esperar un hijo en pocos metros

Francisca Toledo (28, nutricionista) y Christopher Jones (33, ingeniero civil industrial) en febrero pasaron de vivir en una casa en condominio en Colina a una tiny house instalada en una parcela cercana, a la espera de construirse su casa definitiva en el mismo sitio. “Nos achicamos de una casa grande a un lugar con un ambiente con la idea de encontrarnos ahí en la noche, pero con la pandemia se transformó además en una oficina, estamos 24/7 en 6 x 2 metros”, relatan. Vivirán ahí por lo menos hasta marzo, y en abril nace su primera guagua. “Siempre supimos que era por un período, pero ha sido una experiencia en la que hemos aprendido a organizarnos, a que se puede vivir con menos, no nos falta nada. Y ese espíritu queremos replicar en la casa que nos estamos construyendo. Además, la tiny se queda acá”. @proyectohomestead

  • Lo bueno: “Hemos aprendido a respetar el lugar del otro, incluso cuando no tienes el espacio”.
  • Lo difícil: “Achicarnos. Me encanta cocinar y estaba acostumbrada a tener todo a la mano y a tener espacio para las preparaciones, pero te acostumbras”, dice Francisca.
  • Lo que echamos de menos: “Mi cama, hoy tenemos el colchón directo al piso”.

De Santiago a Puertecillo

“Vivíamos en una casa en Providencia, pero queríamos tener nuestra huerta y más libertades, no estar amarrados al alto costo de vivir en Santiago; la solución fue hacernos una casa propia, a bajo costo y sin terreno, por eso le pusimos ruedas”, cuentan Daniela Márquez (37, ingeniera agronóma) y Nicolás Moya (34, arquitecto). El lugar elegido fue Puertecillo, donde llegaron con su camioneta llena de materiales en Navidad. A pulso entre los dos armaron la casa, la que instalaron en febrero en un terreno que cuidan a cambio del arriendo. El hit de la vivienda es su baño; contrario a lo que se pudiese pensar es muy espacioso y con detalles como un lindo papel mural. “Lo pensamos en grande, es el único lugar con puerta para estar solos, y ahí tenemos la lavadora, la ropa sucia, etcétera”. En 25 metros cuadrados hacen su vida, cuentan con termopanel y paneles solares, con los que obtienen la energía para el refrigerador y artefactos eléctricos. @minga_tinyhouse

  • Lo bueno: “Disminuir gastos y ganar tiempo propio; tenemos mucha flexibilidad”.
  • Lo difícil: “El invierno fue lluvioso, no teníamos espacios exteriores techados ni buena calefacción; fue la prueba de fuego”.
  • Lo que echamos de menos: “Los dos somos de Santiago y echamos de menos a amigos y familia, juntarnos en algún bar entretenido".

¿Quieres una?

Microcasas que parten desde 32 metros cuadrados (1 dormitorio / 1 baño) con terminaciones interiores como revestimiento de madera color albayalde, grifería negra de MK, baño con porcelanato, refrigerador, cocina con encimera y campana eléctrica. Así son las nuevas tiny que acaba de lanzar hace un mes el arquitecto Vicente Arce. “Nos demoramos desde 30 días y se pueden ir modulando con otro baño, terraza, etc. Se entregan listas y se deben transportar en grúa; la dejamos instalada en el terreno, que debe estar urbanizado”, explica. Desde $25 millones, @vicentearce.arquitecto

Ideas que inspiran. Elegir elementos versátiles, para que se adapten a distintas funciones.

1. Reflector led con atril, Drl, $56.990 (easy.cl) 2. Lámpara Ranco, fibra manila, 47 cm de alto x 40 cm de diámetro, $60.000 (@manilacesteria) 3. Funda nórdica, algodón peinado, desde $39.990 (zarahome.cl) 4. Taburete irregular, $59.990 (zarahome.cl) 5. Corazón de manta, $6.000 (@atikux) 6. Macetero portezuelo, hecho a mano con materias primas recicladas, $19.990 (@ft2y_store) 7. Banqueta de fierro y madera reciclada, 140 cm, $159.000 (@tiendalarry) 8. Puf Fatboy, $249.900 (@kenza_design_chile) 9. Tepa blanca: Hechas a mano por artesanas de Casa Sur & Co, en la Patagonia chilena, cada una de estas alfombras es un redescubrimiento hacia nuestra tierra y nuestros antepasados. Tamaños desde 80 x 120 cm, $107.500 (@casa_sur).

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