Larga vida a los desechos

Reciclar

Reutilización local. Envases plásticos que se convierten en placas para la construcción, conchas que se transforman en tejas chilotas, baldosas que generan energía con solo pisarlas y remanentes de tela que dan vida a nuevas prendas.




Arquitectura consciente

Transformar envases de detergentes, champú y contenedores de productos químicos de limpieza (plástico Número 2, HDEP2) en placas estructurales para la construcción. Eso es, en términos simples, lo que hacen en Vuelvo Material. La fórmula, creada por el cocinero Gabriel Barahona (30), surge desde sus conocimientos en la cocina: fusión, temperatura y tiempos de cocción dan vida a este emprendimiento de la V Región, cuya 'receta' involucra el uso de las botellas y pequeños trozos sin químicos ni colorantes, de ahí su brillante colorido. Para perfeccionar el proceso se sumaron la arquitecta Montserrat Bruna y el ingeniero comercial Martín Peñaloza, hasta llegar al producto que tenían en mente. ¿La fórmula? Primero, las botellas se limpian y se les retiran las etiquetas; luego se termofusionan en hornos a altas temperaturas a través de un innovador proceso patentado en Chile (y en proceso en 11 países) hasta obtener una placa estructural de revestimiento con múltiples propiedades, que cuenta con la certificación del Laboratorio de Ensayo de Materiales y Control de Obras de la Universidad Santa María. "Nuestras palmetas tienen alta resistencia térmica y química, son antibacteriales, tienen una duración de 600 años y están diseñadas para ser estructura y revestimiento al mismo tiempo, lo que lo convierte en una solución económica y fácil de instalar. Además se puede usar en espacios de alto tráfico o como elemento decorativo en una pared", explica Barahona. Si se quiere cambiar, se puede volver a fusionar y reciclar nuevamente.

vuelvomaterial.cl

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De los 8.300 millones de toneladas de residuos plásticos anuales, en Chile se recicla solo el 9%, según datos de Vuelvo Material.

Desecho textil

Por cada temporada se descartan cientos de saldos textiles en las principales capitales del mundo, debido a que la industria trabaja con una colección cada dos semanas. Por lo mismo, no es extraño que se diga que la ropa es la nueva basura. Para que esos remanentes no terminen quemados o enterrados, la marca chilena Chaia, que acaba de debutar con su primera colección, les da nueva vida. La propuesta de las diseñadoras Coca Ruiz (39) y Paula Escoda (38) son prendas con materiales nobles como algodón pima que compran en Perú, sedas de Nueva York o viscosa que pillaron en un pequeño mercado de París. "Diseñamos básicos con telas que hoy son un lujo y que confeccionamos en Chile con mujeres en talleres locales", explica Ruiz.

@chaia_oficial

La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y manualmente usa el agua necesaria para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, según datos de la ONU.

Tejas chilotas sustentables

"Chile es el segundo productor de choritos a nivel mundial y las conchas residuales de Chiloé diariamente equivalen a nueve buses completos del Transantiago", argumenta la diseñadora María Ignacia Wurth (25). En el marco de su proyecto de título, en 2018 dio con la idea de crear tejas chilotas con dos de los principales desechos de la industria miticultora de la isla: conchas y plumavit. "Las conchas son ricas en carbonato de calcio (propiedades drenantes y aislantes), lo que permite reemplazar más de la mitad del cemento de cada teja por concha molida", agrega Wurth. De esta forma se obtiene una teja más resistente y liviana que la convencional. El plumavit, por su parte, aporta aislamiento. Hoy su emprendimiento Calote está en etapa de desarrollo y certificación, y esperan poder comercializarlo este año. miwurth@uc.cl

La industria miticultora desecha al año 92.304 toneladas de conchas de choritos al año, agrega María iIgnacia Wurth.

Energía limpia

Pisa acá y podrás cargar tu celular". El sueño de los creadores de Urban Spark es tener varios de estos puntos de carga de batería en los paraderos de micro. Y es que la tecnóloga en telecomunicaciones Cindy Gallardo (24) y el ingeniero eléctrico Ignacio Díaz (27) desarrollaron una baldosa inteligente que permite aprovechar la energía cinética que se produce al caminar, convirtiendo las pisadas en electricidad. Pero eso no es todo, cada pieza, además, está recubierta con cajas de huevo reutilizadas y una mezcla de caucho reciclado. "Al interior de cada baldosa existe un sistema que permite llevar la energía generada directamente a un banco de baterías, similar a lo que se hace con un panel solar, cuya función es recolectar la energía para su almacenamiento y posterior consumo. Nuestra estimación es que cada pisada genera unos 5 Watts", dice Gallardo. Elegido como uno de los 500 mejores proyectos sociales y ambientales de América Latina por los Premios Latinoamérica Verde (N° 6 en la categoría Energía) , el proyecto está comenzando su fase de industrialización, con el fin de vender en grandes volúmenes, idealmente a espacios muy transitados como centros comerciales o lugares de eventos masivos. @urban.spark

"Diez baldosas instaladas en un mall podrían abastecer al mes a 10 viviendas", dicen los creadores de Urban Spark.

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