Sobrevivir o desaparecer: la prueba de fuego del PDG

Franco Parisi. FOTO:LUKAS SOLIS/AGENCIAUNO

La tienda fundada por Franco Parisi dio la sorpresa en las elecciones pasadas como fuerza emergente, pero su declive en la Cámara Baja la ha hecho perder poder. Los comicios del 7 de mayo medirán su peso y el de su líder presidencial.


“En Economía tenía un profesor que me tenía mala. Luego yo pasé a ser profesor, saqué el doctorado. Volví a la facultad y fui vicedecano y lo eché. Solamente lo que quieren ustedes es lo mismo que yo: una oportunidad. Todos los días ustedes se levantan igual que yo: ¿Cómo le gano al mundo?”.

El 20 de abril, ante un auditorio lleno en el Club Ansco de Rancagua, el excandidato presidencial y fundador del Partido de la Gente (PDG), Franco Parisi, daba un discurso motivacional a las decenas de candidatos del partido que lo escuchaban atentamente.

Todos expectantes ante lo que serán las elecciones del próximo 7 de mayo, en las que el PDG volverá a medir su poder electoral.

En la colectividad saben que los comicios serán una prueba de fuego.

Constituido formalmente como partido político el 26 de julio de 2021, la tienda dio la sorpresa en los comicios parlamentarios de ese año. Siendo una colectividad nueva, logró elegir a seis diputados, obteniendo 533.653 votos (8,4%), situándose, además, fuera de las grandes coaliciones. Ello provocó que desde los distintos sectores políticos lo vieran como un partido “bisagra” con el que buscar acuerdos en el Congreso.

Junto con ello, dio también una sorpresa en el ámbito presidencial luego de que Parisi consiguiera el tercer lugar, superando a candidatos de coaliciones tradicionales, como Sebastián Sichel (Chile Vamos) y Yasna Provoste (DC). Ello obligó a que para la segunda vuelta los entonces candidatos Gabriel Boric y José Antonio Kast salieran a buscar a sus votantes, en vista de que eran claves para asegurar la victoria.

Sin embargo -y aunque el PDG en 2022 logró ser la colectividad con más militantes del país, superando al Partido Comunista que históricamente ha ostentado el primer lugar-, su declive político comenzó estrepitosamente.

En diciembre del 2022, a solo nueve meses de asumir en la Cámara Caja, los diputados Víctor Pino, Roberto Arroyo y Yovana Ahumada renunciaron a la tienda con fuertes críticas al manejo de la directiva, motivados por conflictos internos con su par Gaspar Rivas.

La colectividad tampoco participó del nuevo proceso constituyente, sino que se sentó en una mesa paralela que les restó credibilidad como partido, pues no obtuvo resultados.

Por ello, los próximos comicios se han transformado en una prueba de fuego en que la tienda apuesta a levantarse y sacar entre tres y cinco consejeros, equivalentes a un 10% del órgano constitucional. La apuesta también es obtener más de un millón y medio de votos dentro de todos sus candidatos a lo largo del país y, así, mantener y consolidar su posición política.

Franco Parisi.

Desafío cuesta arriba

“¡Vamos junto a Franco a apoyar la Lista A, con la gente nuestra vamos a soñar!”, es parte del jingle de campaña que el PDG ha distribuido en redes sociales.

En la tienda tienen esperanza, pero saben que es un desafío cuesta arriba, pues la colectividad no cuenta con fuentes de financiamiento electoral como sí tienen los partidos tradicionales, y solo apostarán a su militancia de base, según comentan.

La apuesta, dicen quienes conocen de cerca al PDG, es ver si podrán capitalizar nuevamente el descontento hacia la clase política, de la cual se benefician las colectividades emergentes.

Una experiencia que no quieren repetir en el PDG es la de la Lista del Pueblo, el pacto que sorprendió en la extinta Convención Constitucional al lograr 27 de 155 convencionales en base a un discurso antipartidos políticos. Pero su decadencia fue escandalosa -con renuncias, divisiones y la revelación del falso cáncer de Rodrigo Rojas Vade-, y desapareció como fuerza.

“Se nos ha hecho bien difícil hacer una campaña de mejor manera. Pero apostamos a crecer en el número de votos, en comparación a elecciones presidenciales o de senadores anteriores. Un crecimiento que nos permita enfrentar mejor las siguientes elecciones. La apuesta es más hacia el futuro que lo inmediato”, dice el candidato por la Región Metropolitana y amigo de Parisi, Mauricio Pavez.

En esa línea, la apuesta fuerte son zonas como Arica, Antofagasta, O’Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía.

En la tienda afirman, además, que la elección al Consejo será una suerte de plebiscito hacia Parisi. El expresidenciable se ha jugado su capital político apoyando a los candidatos. No sólo apareció en la franja televisiva, sino que también viajó a Chile desde su residencia en EE.UU. para acompañarlos en terreno.

“Una elección es una prueba donde se ve el capital político. Los resultados van a decir mucho de lo que piensa la gente”, dice la diputada exmilitante PDG Yovana Ahumada.

No boicotear el proceso

Si bien desde el PDG no participaron del acuerdo constitucional, descartan que vayan a boicotear desde dentro la redacción del proceso.

De todas maneras, en el partido están alertas a lo que consideran un proceso “no democrático”, pues una de sus aspiraciones era que se hiciera un plebiscito de entrada para definir que la gente decidiera si quería o no un nuevo proceso.

En el PDG también les incomoda la composición de la Comisión Experta, pues no tuvieron un cupo y fueron contrarios a que estos fueran designados por los partidos y no por elecciones.

Pese a ello, desde el PDG evitan afirmar si es que configurarán una fuerza con la centroderecha y republicanos, o bien con las fuerzas de centro. En vez, plantean que buscarán promover propuestas “ciudadanas” en el proceso, pero advierten que si el contenido no les gusta volverán a trabajar por el Rechazo. “Queremos que se pueda encarrilar en un proceso más democrático y más representativo de la gente”, dice Pavez, afirmando que la única forma de hacerlo es logrando escaños.

En esa línea, parte de su competencia directa es con el Partido Republicano, que tampoco participó del acuerdo constitucional y atrae a un electorado que también tiene una mirada crítica.

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