Redes sociales: el termómetro que utiliza un gobierno millennial

El Presidente Gabriel Boric. REUTERS/Pablo Sanhueza

En su semana de instalación y cuando ha tenido que enfrentar sus primeras crisis, la principal herramienta de monitoreo del gobierno ha sido su impacto en plataformas como Twitter y Facebook. A la espera de una estrategia comunicacional integral, la decisión de la Secom y del círculo estrecho del Presidente Gabriel Boric ha sido reaccionar tras una evaluación minuciosa de la conversación en esos espacios digitales. Así pasó con la fallida visita de Siches a Temucuicui y el veto a Felipe Berríos.


En un termómetro para tomar decisiones políticas y para reaccionar ante sus primeras crisis. En eso se han transformado las redes sociales para el recién asumido gobierno del Presidente Gabriel Boric.

Tal como reconocen en el gobierno, la administración del Mandatario frenteamplista aún no tiene delineado su plan comunicacional. Esa es una tarea en desarrollo de la Secretaría de Comunicaciones a cargo del publicista Pablo Paredes y que depende directamente de la ministra vocera de gobierno, Camila Vallejo (PC).

Sin embargo, lo que ya se ha activado es un plan de monitoreo permanente de las redes sociales para seguir el pulso del nuevo gobierno y para tomar decisiones políticas. ¿Cuánto escala un potencial conflicto? ¿A qué nivel? ¿Entre quiénes? Todas esas preguntas son respondidas a diario por un equipo de colaboradores del militante de RD, cuya conformación se sigue afinando, pero que encabeza la periodista Nicole Otazo.

El objetivo ha sido anticiparse y levantar las alertas necesarias para la toma de decisiones. Y los ejemplos en que ese sistema ha operado esta semana sobran.

Si bien desde la campaña presidencial los equipos del ahora Mandatario utilizaban las redes sociales como un factor incidente en sus determinaciones -tanto a nivel discursivo como político-, lo que está claro en La Moneda de Boric es que la conversación que se produce en ese espacio pesa y mucho. “Para este gobierno, Twitter es lo que para Sebastián Piñera era la Encuesta Cadem”, señala un dirigente del sector.

Por lo mismo, la Secom ya ha dado algunas directrices en materia de uso de redes sociales institucionales, para evitar, por ejemplo, que una polémica específica escale en voz de las propias autoridades del Ejecutivo.

Así se manejó la crisis más compleja que enfrentó la nueva administración en su debut: la fallida visita de la ministra del Interior, Izkia Siches, a la comunidad de Temucuicui, donde fue recibida con balazos de amedrentamiento y cortes de camino el martes pasado.

Las alertas se activaron de forma inmediata en el equipo encargado de las comunicaciones del gobierno. En ese momento, el análisis de la reacción en la plataforma de Twitter, por ejemplo, fue minuto a minuto.

Las menciones relativas al incidente en Temucuicui y, específicamente a la jefa del gabinete crecieron de forma exponencial durante la jornada del martes. Ciento 55 mil menciones obtuvo la titular de Interior entre el 11 y el jueves 17 de marzo, según un estudio realizado por la agencia Factor Crítico usando datos de Socialtrack.

“Dos tercios del total (de las menciones en el período) ocurrieron el día del incidente en la comunidad y el día después, jornadas en las que prácticamente igualó la conversación sobre el Presidente Boric”, detalla el análisis, cuyo mapeo se concentró en los 24 ministerios.

Otro análisis de redes, realizado por la empresa Artool Data Driving Communication -vinculada al exSecom, Jorge Selume- muestra que 6 de cada 10 comentarios en la red social de Twitter se manifestaron en contra de la visita de la titular de Interior a la comunidad mapuche.

El control de la Secom

Ante las evidentes implicancias políticas del traspié de Siches, la Secom dio instrucción expresa al resto del gabinete de abstenerse de cualquier comentario tanto en redes como en medios de comunicación hasta que la vocera diera la bajada para evitar contradicciones.

En los ministerios sectoriales reconocen que se les ha pedido ser cuidadosos en el uso de canales institucionales, incluyendo Twitter, Facebook e Instagram. Todo tiene que ser visado por la Secom.

Otro hito que la Secom debió monitorear esta semana fue la controvertida foto que compartió el penalista Víctor “Vito” Contreras, conocido como “el abogado de los narcos”, con la ministra de Defensa, Maya Fernández, justamente la noche en que su par de Interior había sido repelida en La Araucanía. Desde Santiago le pidieron a la socialista aclarar la situación ante el impacto negativo el posteo en la red de Twitter e Instagram.

“El tamaño de la conversación sobre ella estos primeros seis días se vio fuertemente afectado por la fotografía. El 52% de las menciones ocurrieron el día en que se viralizó esa foto y la nube de palabras sobre ella quedó marcada negativamente por ese registro, pese a que la ministra descartó cualquier tipo de vínculo con la persona”, señala el estudio.

Un esquema similar, reconocen en Palacio, se siguió para enfrentar la polémica que se produjo cuando se conoció la querella contra el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, por violación de morada. En esa oportunidad la Secom, tras estudiar el impacto en redes, le pidió a él y al gabinete no reaccionar hasta el cambio de mando.

El caso del veto al sacerdote jesuita Felipe Berríos para dirigir un consejo asesor en materia de campamentos siguió la misma lógica.

El factor generacional

Según distintos expertos en materia digital, la preponderancia que tienen las redes sociales en las decisiones del nuevo gobierno responde, en parte, a un factor generacional.

“Sus principales referentes construyeron su liderazgo teniendo al centro de su repertorio de acción política la comunicación digital, en general, y las redes sociales, en particular, como medio articulador de su posicionamiento y de movilización de sus bases de apoyo”, explican desde Factor Crítico.

Es bajo esa lógica que, por ejemplo, ministros del comité político como Vallejo y Siches han utilizado sus redes personales para dar a conocer una dimensión más íntima de los hitos que han marcado su instalación. La comunista ha compartido, por ejemplo, los distintos regalos que ha recibido a la cabeza de la Segegob -como una agenda feminista- o el cuadro con su hija Adela, el que colgó a un costado de su escritorio.

Siches, por su parte, ha seguido utilizando su Instagram para compartir situaciones relativas a su maternidad. La semana pasada, incluso compartió una foto extrayéndose leche en el Ministerio del Interior.

Las redes y el estilo del Presidente

“Para el Presidente es importante tener una comunicación directa”, afirman desde el gobierno. Bajo esa premisa, el frenteamplista sigue manejando su cuenta de Twitter para interacciones más informales.

Pese a eso, ha delegado algunas funciones al equipo de redes de la Presidencia, liderado por Javiera Urbina y conformado por los community managers Pía Figueroa, Felipe Pérez, Ivanna Sciolla y Catalina Figueroa. El equipo está a cargo de dar cobertura y visibilizar en las plataformas digitales las actividades del Presidente Boric, además de preparar planes estratégicos para las salidas de futuras políticas públicas, señalan desde el gobierno.

Hasta ahora, la directriz bajo la que se rigen las comunicaciones del Presidente en Twitter es mantener el “estilo Boric” -caracterizado por la cercanía con sus seguidores- en su cuenta personal, combinándolo con las informaciones oficiales, pero es la cuenta @Presidencia_cl la que concentra anuncios, transmisiones en vivo, fotografías y la difusión de material de otros ministerios.

Un ejemplo de aquello es que el viernes utilizó su cuenta personal para responder qué leía cuando fue captado por los fotógrafos acreditados de Palacio en el balcón de su oficina. El Presidente respondió a una seguidora con la foto del libro “Epistolario de don Diego Portales”.

Asimismo, el monitoreo de Factor Crítico analiza que, a diferencia de sus antecesores en el cargo, “la proporción de retweets marca su pauta de publicaciones. Así, de los 46 mensajes publicados, 27 corresponden a RT de otras cuentas, principalmente de integrantes de su gabinete”.

“Esta práctica, muy propia del Presidente en la forma que siempre ha usado Twitter y que es ampliamente compartida por otras figuras de la misma generación de Apruebo Dignidad, busca, por un lado, remarcar la dimensión colectiva del liderazgo (…), dar visibilidad y colaborar en el posicionamiento digital de integrantes de su gabinete con menor presencia digital y traspasarle parte de su 1.5 millones de seguidores a su equipo, facilitando la construcción de una vocería digital coral”, afirman.

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