Quiebre entre Evo y Arce marca difícil momento para la economía de Bolivia

Evo Morales en la inauguración del VI Congreso Ordinario del MAS en el extremo norte de Potosí, en diciembre de 2021.

La amenaza del expresidente de crear milicias y aislar la zona del Chapare, junto a los cruces con el actual mandatario, se dan en un momento de quiebre al interior del MAS, con las elecciones de 2025 como telón de fondo. Ello, mientras el “milagro económico” parece desvanecerse.


Si bien el conflicto al interior del partido más importante del oficialismo boliviano, el Movimiento al Socialismo (MAS), se viene arrastrando desde hace meses, durante las últimas semanas la fractura ha alcanzado nuevas magnitudes. Y el cisma ya trasciende al expresidente Evo Morales y al actual mandatario, Luis Arce. Ahora incluye a sus adherentes.

A la formación de dos bloques -los “evistas” y los “arcistas”-, se suma un complejo escenario económico donde la burbuja del llamado “milagro económico” boliviano amenaza reventarse, como lo graficaron las filas vistas a principios de marzo en busca de los escasos dólares en las reservas físicas del Banco Central.

El punto más álgido del quiebre al interior del MAS se vivió durante la semana pasada en el Chapare, cuando seguidores de Morales negaron el ingreso al vicepresidente David Choquehuanca, quien lleva años enfrentado al exmandatario pese a haber sido su canciller 11 años. Un grupo de “evistas” no estaba de acuerdo con su llegada, por lo que realizaron una “vigilia” y bloquearon temporalmente las carreteras, reportaron medios locales. Le exigían “pedir permiso” antes de llegar al lugar.

El expresidente de Bolivia, Evo Morales, levanta el puño mientras marcha con simpatizantes del MAS en apoyo al gobierno de Luis Arce, en agosto de 2022. Foto: Reuters

Para el 9 de abril, Morales hizo un llamado que pareció ser un salto en la retórica del conflicto: acusó al gobierno de Arce de enviar a “infiltrados” a la zona y amenazó con crear una fuerza de “ronderos” inspirados en las cuadrillas de defensa autogestionadas por campesinos peruanos en los 70.

Fue en el Chapare donde Morales surgió como líder sindicalista, y fue allí donde regresó luego de su exilio en México y Argentina una vez que Arce, su exministro de Economía por más de una década y la persona apuntada como responsable del “milagro económico”, ascendió al poder. Es en esa relación y en el escenario electoral de cara a 2025 donde radica el origen del actual quiebre del MAS.

En conversación con La Tercera, el analista boliviano Raúl Peñaranda aseguró que “Morales obviamente quiere ser candidato y por eso es que está atacando con tal frecuencia y gravedad al gobierno de Arce”. Para el periodista, “el meollo del asunto es la candidatura oficialista de 2025″.

Omar Ramírez, un importante dirigente campesino, confirmó en marzo al diario El Deber la división en las bases del MAS. “Seguimos insistiendo para que los líderes se sienten y hablen estos temas, porque cuando las bases se enfrenten va a ser difícil juntarlas de nuevo más adelante y eso es lo que quiere la derecha”.

Entre la “vieja guardia”, como apodaron al círculo que es fiel a Morales, acusan a la facción considerada como la de la “renovación” de “traidores” por poner en duda el “liderazgo histórico” del exmandatario y “presidente vitalicio” del MAS, consignó El País en marzo.

Un delfín que no lo fue

Numerosos analistas han dicho a medios locales e internacionales que el enojo de Morales se inició cuando este se dio cuenta de que Arce no sería una marioneta ni tampoco estaba dispuesto a ocupar el puesto de líder nacional solo hasta que Evo Morales pudiera competir en las elecciones presidenciales de 2025.

La idea de designar un “delfín” que ganara las elecciones mientras Morales se encontraba exiliado fue un intento vano, cree el analista y experto en historia política Pedro Portugal. “Ningún presidente en funciones puede jugar la función de títere solamente para asegurar la venida del líder”, dijo a EFE, y agregó que el expresidente “quiso forzar a Luis Arce a ejercer ese rol”.

El Presidente boliviano Luis Arce baila durante la celebración de la tradición del "acullico", donde se comparten hojas de coca y se muestran productos elaborados con ella. Foto: Reuters

La fractura ha desatado una serie de ataques de parte de Morales a Arce y su círculo, dijo Peñaranda a este medio, donde el actual mandatario se “ha cuidado mucho de no comentar ni responder. En cambio, Morales incluso ha mencionado que el hijo de Arce estaba involucrado en un supuesto hecho irregular con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, la empresa estatal petrolera de Bolivia, y otras acusaciones contra el ministro de Gobierno (Carlos Del Castillo) a quien apunta como parte de la DEA, y de espiar y seguir a los dirigentes del Chapare”, explicó.

Para Carlos Toranzo, analista político boliviano consultado por La Tercera, “Morales está ciego por tomar el poder, mientras que Arce quiere ser candidato presidencial. Por eso, ambos son ciegos sobre la situación del país y solo les interesa tener el poder en sus manos. Sin embargo, esa ceguera puede conducir a los dos a derrotas electorales”, argumentó.

Álvaro García Linera, vicepresidente durante casi 14 años bajo la administración del líder indígena, también pasó al lado de los “enemigos”, aseguró Evo Morales, luego de que el primero argumentara que tanto el exmandatario como el actual jefe del Ejecutivo se deben sentar a resolver las diferencias. De lo contrario, ambos podrían ser los responsables de una “derrota” del MAS en la próxima elección, advirtió.

Luego de que las palabras de García Linera se hicieran públicas, Morales afirmó que tenía “un enemigo más”. De poco sirvió que su antiguo vicepresidente estuviera alejado del partido y que actualmente se dedique a actividades académicas fuera del país. Era uno más en su lista.

Según Peñaranda, el enojo del expresidente se debe a que “García Linera ha aparecido en una especie de posición equidistante. Todo indica que él trataría de habilitarse como candidato bajo el plan: si no hay consenso entre los otros, mostrarse como esa figura que podría ser una especie de ficha de negociación”.

El martes pasado, y sin nombrar a nadie en específico, Arce se refirió al quiebre en su partido durante una entrevista con Cadena A haciendo una analogía con el fútbol: habló de la necesidad de una madurez política y de “saber cuándo colgar los cachos”, en referencia a los zapatos de fútbol, y así dar espacio a nuevos protagonistas. “Todo partido político está sujeto a cambios y modificaciones. No hay estática en política. Lo que está sucediendo con el MAS es que el proceso continúa, nosotros pasaremos a la historia y hay que saber cuándo uno cuelga los cachos (...) Hay que saber retirarse en el momento adecuado”, agregó el mandatario.

Y Evo no se pudo aguantar. En un evento deportivo en Huarina, mandó una clara respuesta a Arce: “Hay que seguir apoyando al fútbol y nunca hay que colgar los cachos”, lanzó.

Las variantes económicas

Calificado como el “milagro económico” boliviano, muchos apuntaban a Arce en su antiguo rol como ministro de Economía de Morales como el responsable del buen rendimiento de la nación por allá en 2014. Sin embargo, durante los últimos meses esa idea se ha ido descascarando.

Así lo graficó a este medio Carlos Toranzo, quien cree que “‘milagro económico’ no hubo. Lo que existió hasta 2014 fue un incremento de 10 a 12 veces en los precios del gas exportado y de las materias primas. Por eso las exportaciones de Bolivia se multiplicaron, pero el aumento fue en precios y no en volúmenes”.

En opinión del experto, “mientras más pasa el tiempo, la relación se pone más tensa, con insultos y acusaciones. Unos y otros se acusan de protección al narcotráfico, a Arce lo acusan de proteger el contrabando de combustibles al Perú y Evo acusa al gobierno de perseguirlo y propone tener grupos armados en el Chapare para protegerlo”, donde esta última provincia funciona como bastión del expresidente. La economía del lugar, basada en la producción de coca, incluso generó alertas por la posibilidad de que Morales intentara separarla del resto del territorio.

El Presidente de Bolivia, Luis Arce, saluda a sus partidarios acompañado por el vicepresidente David Choquehuanca, al cumplir dos años en el cargo. Foto: AP

A nivel nacional, la economía también es tema. A inicios de marzo se registró una caída en las reservas de dólares que el Banco Central de Bolivia posee en efectivo, detalló El País, generado largas colas en las ventanas de la institución. Dicha cifra pasó de los US$ 620 millones el 24 de enero de este año, a US$ 372 millones solo 15 días después, el 8 de febrero. Ese monto no representa la totalidad de las reservas internacionales, las que se elevan a los US$ 3.538 millones, agregó el mismo medio, sino que refiere a la disponibilidad inmediata con la que cuenta, considerando que el resto se mantiene invertido en oro u otros activos.

En opinión del analista Carlos Cordero, “la crisis de la economía tiene múltiples factores que inciden: contrabando, narcotráfico, especulación, nerviosismo, falta de inversiones en el ámbito de los hidrocarburos, contrabando de combustible desde Bolivia a países fronterizos, debilidad institucional y la crisis interna”, aseveró a este medio.

Mientras el gobierno aseguró que se trata de una “situación transitoria”, para economistas opositores a la administración de Arce es una prueba de que el llamado “milagro económico” carecía de solidez, detalló El País.

“Los mercados de consumo están abastecidos, se puede comprar dólares, pero de acuerdo a una programación. Los analistas ven señales preocupantes y el gobierno, a través del Presidente, por fin, ha llamado a la calma: no habrá modificación del tipo cambiario y se tomarán medidas para normalizar la economía. La ciudadanía esta tensa y con incertidumbre”, agregó Cordero.

Con cierta distancia, Peñaranda coincide en algunos puntos y difiere en otros. “La economía va a empezar a hacer un factor. Hasta ahora no la ha sido completamente, aunque Morales ha señalado que la economía está mal, creo que el gobierno ha pasado la última tormenta porque se esperaba, había muchos rumores, de que iba a haber una devaluación y no ha ocurrido”, dijo a La Tercera, pero agregó que si bien “hay una pobreza generalizada, mucho sector informal y mucha gente que vive vendiendo en la calle”, una “crisis como tal no ha habido todavía, y espero que no la haya”.

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