Las últimas horas de Castillo en Perú, un Presidente en crisis permanente

Foto: Reuters

El Congreso peruano debía debatir el miércoles la destitución del mandatario, pero éste se adelantó y ordenó el cierre del Legislativo. En ese mismo momento, se desató una ola de renuncias en el gabinete y el gobernante se quedó solo. Sus colaboradores más cercanos aún están atónitos por aquella maniobra y buscan a los culpables dentro de sus propias filas. Perú vivió esta semana una nueva crisis, protagonizada por un jefe de Estado que estuvo apenas 497 días en el poder.


La alerta llegó a las 10.46 del miércoles al grupo de WhatsApp “Gabinete Bicentenario”, en el que los ministros del entonces Presidente Pedro Castillo se comunicaban. “Señores ministros, apersonarse inmediatamente a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM)”, decía el mensaje enviado por la entonces jefa del gabinete, Betssy Chávez. La tensión en el Palacio Pizarro era total.

Así dio cuenta el diario El Comercio, que tuvo acceso a esos mensajes que dan luces de la sorpresa que causó en el gabinete la decisión de Castillo de disolver el Congreso en la antesala de una votación para destituirlo.

“Tomamos la decisión de establecer un gobierno de excepción para restablecer el Estado de Derecho y la democracia”, dijo un tembloroso Castillo mientras leía el discurso que fue televisado y en el que agregó que el Congreso entrante redactaría una nueva Constitución dentro de nueve meses. “Desde hoy y hasta que se establezca el nuevo Congreso, gobernaremos a través de decretos”, lanzó. Castillo, un profesor y líder sindical de Cajamarca que asumió la Presidencia en julio de 2021, llevaba tiempo contra las cuerdas tras sendas acusaciones por corrupción, aunque no estaba claro si la oposición iba a lograr obtener los votos necesarios para sacarlo del poder. El mandatario creyó que lo mejor era adelantarse a la jugada.

“Yo creo que el Presidente Castillo llegó al hartazgo, o sea, el poco tiempo que lo conozco al Presidente he notado que él es un hombre muy emotivo, de arranques. Entonces, dentro de esos arranques yo pienso que él se hartó de no poder manejar el país. De hecho, cuando él comienza a hablar o a leer su discurso, yo no sabía lo que él iba a decir. Imaginé que iba a dar un mensaje de cercanía a nuestro pueblo. Pero no, se fue al otro lado. Entonces nos dejó atónitos a todos”, dijo a La Tercera el hasta el miércoles ministro de Defensa Gustavo Bobbio, quien había asumido el cargo el martes.

Foto: Reuters

Lo sorpresivo del anuncio se explica, en parte, porque ese día al interior del Palacio de Pizarro se organizaba lo que sería la comparecencia de Castillo en el Congreso al día siguiente, ocasión en la que debía presentar su defensa con motivo del debate de moción de vacancia en su contra. El plan era que el mandatario asistiera hasta el pleno del Legislativo acompañado de cuatro de sus ministros César Landa (Relaciones Exteriores), Félix Chero (Justicia y Derechos Humanos), Roberto Sánchez (Comercio Exterior y Turismo) y Alejandro Salas (Trabajo y Promoción del Empleo). Se trataba de un trámite que no tendría mayores consecuencias, debido a que diversas proyecciones estimaban que no existían los 87 votos para destituirlo.

La fiscalía recibió la versión de que Chávez; el entonces asesor de la premier, Aníbal Torres, y el exasesor de Palacio Luis Mendieta, convencieron a Castillo de que lo mejor era disolver el Congreso bajo el argumento de que el testimonio del exjefe del gabinete de asesores del Ministerio de Vivienda, Salatiel Marrufo -que involucraba al Presidente en presuntos pagos ilícitos-, había convencido a los congresistas de votar a favor de la vacancia.

En una “jugada clásica” de la política peruana, las declaraciones de Marrufo se dieron a conocer a solo horas de que comenzara el debate por la moción de vacancia en el Congreso. Según la información de la fiscalía, habrían sido Chávez y Torres quienes llevaron el discurso redactado para que el mandatario lo aprobara y procediera a leerlo.

Según el canal Nativa -basándose en fuentes cercanas a los entonces funcionarios- Chávez coordinó la llegada de un camarógrafo de televisión y un equipo de transmisión de TV Perú, el canal del Estado. El hermetismo era tal que ni siquiera los trabajadores de prensa del Palacio de Pizarro sabían lo que estaba ocurriendo. Es por eso que el mensaje de Castillo no fue transmitido como normalmente se emite en las redes sociales de la Presidencia. Tampoco se avisó a los periodistas vía el WhatsApp usado para comunicar las actividades del mandatario.

“Si uno se pone a pensar sobre la gente que está más cercana a él, son algo pensantes, pero la otra parte sí son gente pensante y no habrían podido aconsejar la disolución del Congreso. De repente eso lo ha pensado también Aníbal Torres, que es jurista, de que no iba a pasar nada. Porque lo de Castillo parece como un berrinche. No hay ninguna orden a las Fuerzas Armadas para que tomen el Congreso, no hay ninguna orden a la Policía, no hay ninguna disposición para el estado de sitio. Entonces puede ser por un berrinche, o sea, se hartó. Yo era ministro de Defensa y no he tenido ninguna discusión en ese sentido que, dicho sea de paso, las Fuerzas Armadas tampoco lo habría aceptado, porque estamos ahora bastante coherentes en eso”, dijo Bobbio.

Foto: AP

Para la congresista de Perú Libre Margot Palacios, cercana a Castillo, el problema radicó en que el Presidente “ha tenido un entorno que le ha hecho tomar decisiones equivocadas”. “Nosotros siempre hemos sido también un poco críticos a esa situación. Había gente que no sé si no tenía la experiencia o estaban con un objetivo de hacer caer a este gobierno, pero él fue llevado y aconsejado por estas personas”, sostuvo en conversación con La Tercera.

“Nosotros estamos a favor de que también se investigue a quienes han estado detrás de esta decisión que ha tomado el Presidente de la República, muy repentina, en el cual a todo el pueblo peruano, a todos los congresistas también en este caso, nos cayó de sorpresa”, agregó.

Algunos chats de WhatsApp del gabinete ministerial, reveló el semanario Hildebrandt, dieron cuenta del alboroto que se generó cuando escucharon las declaraciones de Castillo. “Lo mínimo una explicación. ¿Qué pasó?, ¿dónde se determinó esta decisión?”, dijo Wilbert Rojas, hasta el miércoles al mando del Ministerio del Ambiente.

Poco después de instalarse el “gobierno de emergencia”, Castillo fue destituido por el Congreso por 101 votos a favor, seis en contra y 10 abstenciones. Chávez niega haber estado detrás del cierre del Congreso, pero las dudas abundan. Incluso las autoridades se llevaron su computador desde la presidencia del Consejo de Ministros para corroborar si desde ese lugar se emanó el discurso leído por Castillo.

Un maestro rural

“Este gobierno ha llegado para gobernar con el pueblo y para construir desde abajo. Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino. Yo también soy hijo de este país fundado sobre el sudor de mis antepasados”. Con ese discurso Pedro Castillo asumió la Presidencia de Perú el año pasado. Así, se ponía término a semanas de espera para que fuera proclamado ganador de las elecciones del 6 de junio de 2021. Esto, porque Keiko Fujimori, su rival en las urnas, impugnó una serie de actas y la incertidumbre se extendió por varios días.

Al igual que durante su campaña, su alocución hizo hincapié en lo inédito de que un político ajeno a las élites, un maestro rural, pudiera llegar hasta el Palacio de Pizarro. Vistiendo su característico sombrero de palma, prometió superar la profunda fractura y polarización que había dejado patente la contienda que lo enfrentó con Keiko.

Su discurso convenció a Rosita Huamán, una asesora del hogar que trabaja en Barranco, el barrio bohemio de Lima, y que es originaria de Chota, en la provincia de Cajamarca, al igual que Castillo. “Él prometió que gobernaría para los pobres, nosotros creímos en él”, comentó. “Muchas personas de provincias creíamos en Pedro, pero no cumplió con nuestras expectativas”, dijo a este diario.

Foto: AP

Desde su llegada al poder, el gobierno de Castillo debió sortear una serie de escándalos. Según El Comercio, acumuló 201 casos, principalmente por designaciones de personas cuestionadas o sin experiencia en cargos del Estado. A ello se sumaron acusaciones de corrupción que involucran a miembros de su familia y -en algunos casos- también a él.

De hecho, en octubre pasado, la fiscalía presentó una denuncia constitucional contra Castillo por supuestamente liderar “una organización criminal” para enriquecerse con contratos del Estado y obstruir las investigaciones.

En el tiempo que estuvo en el poder el mandatario nombró cinco gabinetes, con decenas de renuncias y destituciones. Incluso, poco después de su investidura, estallaron los desacuerdos con Vladimir Cerrón, líder del partido Perú Libre y un político de izquierda ortodoxa que lo ayudó a construir su candidatura y acceder al Palacio Pizarro.

“Castillo estaba rodeado de muy poca gente y de temperamento muy autoritario. Hasta ahora se ha identificado a Chávez y a su ex premier Aníbal Torres como los únicos que lo acompañaron en esto. Todos los otros ministros renunciaron y dicen que no sabían de que iba a dar este mensaje golpista. Entonces es alguien que no solo ha demostrado una pérdida de sentido de la realidad, sino que ha estado mal acompañado, mal asesorado, mal informado”, comentó Fernando Vivas, columnista de El Comercio. “Cuando ya todo lo tenía perdido, cometió el acto supremo de los autócratas, que es decretar un golpe de Estado que no tiene ningún efecto”, añadió.

“Era una persona simple, sencilla”

Gustavo Bobbio todavía recuerda cuando conoció a Castillo tras la primera vuelta en abril de 2021. “Dos personas que habían estado en su partido me llevan a conocerlo. Me pareció una persona simple, sencilla, un profesor que había llegado a Palacio. No me pareció comunista en lo absoluto”, comentó. “Todavía no hay nada fehaciente sobre los casos de corrupción que se le imputan”, agregó.

El ahora exministro de Defensa tuvo rol importante una vez que se conoció la decisión de Castillo de disolver el Congreso. Esto, porque se reunió con Castillo en la mañana del miércoles. El mandatario luego recibió al comandante general del Ejército, Walter Córdova, a quien una hora más tarde se le oficializó la renuncia. Estos movimientos habrían alertado a las FF.AA., las que emitieron un pronunciamiento conjunto en el que señalaron que “cualquier acto contrario al orden establecido constituye una infracción a la Constitución”.

Foto: AP

A esas alturas, Castillo tenía las horas contadas. Poco antes de ser vacado por el Congreso, decidió retirarse por la puerta trasera del Palacio Pizarro en compañía de su familia, llevando en bolsas de colores sus pertenencias, rumbo a la embajada de México en Lima. Pero no alcanzó a llegar porque fue detenido y trasladado a la sede de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), el mismo recinto donde se encuentra Alberto Fujimori. Ahí, espera su futuro.

“Yo no sé qué pasó por la cabeza del Presidente para prácticamente dar un golpe de Estado completamente inconstitucional”, dijo a La Tercera Flavio Cruz, vocero de la bancada de Perú Libre. “Yo no sé qué pasó por su cabeza”, repite a modo de lamento.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.