El PC en ebullición y su creciente malestar con La Moneda

El Partido Comunista de Chile, encabezado por Lautaro Carmona (a la derecha), en su aniversario 111°.

A semanas del 11 de septiembre, en el partido resienten que el gobierno ya no logró desarrollar una conmemoración adecuada para los 50 años del Golpe, pero no es el único tema que genera desencanto en las filas comunistas.


“El tema no es Patricio Fernández”, remarca la diputada Lorena Pizarro (PC), expresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, quien ha sido una de las voces más críticas de su partido respecto de cómo La Moneda está preparándose para los 50 años del Golpe militar del 11 de septiembre de 1973.

A menos de dos meses de la sensible fecha, el creciente malestar que venía incubándose en el PC y en sectores de izquierda por los preparativos tuvo una suerte de erupción en aquella exigencia de organizaciones de DD.HH. para que Fernández dejara su cargo como asesor presidencial para la conmemoración.

Sin embargo, como ha dicho la legisladora, el tema era más profundo. “Siento que ya no se produjo un año de conmemoración de los 50 años del Golpe, ya no lo hubo, no se ha instalado como se debía la no repetición, y el nunca más, ya no fue”, dijo Pizarro en una reciente entrevista a El Siglo.

“Esperamos que las conmemoraciones que haga el gobierno estén a la altura”, señaló el senador Daniel Núñez (PC) el lunes pasado en La Moneda.

No es el único “tema” que agita el malestar del PC con el gobierno y con el oficialismo, en general. Según admiten parlamentarios de la centenaria colectividad, son varias situaciones que han ido acumulándose que han provocado un subterráneo “desencanto” con la administración del Presidente Gabriel Boric.

Si bien ese malestar hoy parece estar contenido, como en una olla a presión, a ratos se manifiesta en declaraciones o en los silencios que el PC suele adoptar como señales de distancia. Por ejemplo, cuando estalló la polémica por el cuestionado convenio con la Fundación Democracia Viva, los comunistas no se plegaron a la primera ola de respaldos a la diputada Catalina Pérez (RD).

Precisamente, la crisis por el cuestionado modelo de convenios con fundaciones añadió otro ingrediente al malestar del Partido Comunista, especialmente con sus aliados de Revolución Democrática.

Junto con exigir la persecución penal de los eventuales actos de corrupción, los dirigentes comunistas han recalcado que su desagrado va más allá de los presuntos ilícitos, pues el modelo de aportes a fundaciones golpea principios para la izquierda. “No es posible que, en una de las materias más sensibles, como la tan anhelada vivienda digna, exista una privatización de las facultades del Estado... ¡Esto es la privatización del Estado!”, dijo, por ejemplo, la senadora Claudia Pascual (PC), el pasado 4 de julio.

El manejo de la crisis de parte del Ejecutivo también fue mal evaluado en el PC, admiten en su comisión política.

El suicidio, el pasado 29 de junio, de Jorge Salvo, un joven víctima de trauma ocular por acción policial tras el estallido social, provocó otro remezón dentro del PC. Era la cuarta víctima que se quitaba la vida.

A través de su comisión de DD.HH., el partido emitió una declaración acusando una falta de respuesta del Estado: “El nunca más al genocidio y al fascismo requieren políticas firmes y decididas”. Si bien esa declaración no apuntaba a nadie del gobierno, en dichos posteriores a Radio Bío Bío, la diputada María Candelaria Acevedo (PC) fue más específica. “Lamentablemente, el Estado no ha sido capaz de resolver un compromiso, en este caso, del Presidente Gabriel Boric”.

Otros dirigentes confiesan su decepción al ver que el gobierno no está dando prioridad a temas que son importantes para una administración de izquierda.

Por el contrario, se siguen acumulando situaciones que profundizan un creciente desencanto. En el pasado, causaron ruido en las filas del PC, por ejemplo, la aprobación del TPP11 (acuerdo comercial Transpacífico), la discusión de la llamada Ley Nain-Retamal y las sucesivas renovaciones del estado de excepción en el sur, que hace meses vienen generando un trance incómodo para los legisladores comunistas.

Todo este malestar podría derivar en una medición de fuerzas dentro del oficialismo en la elección de autoridades de la Cámara del próximo 24 de julio. El PC exige que se les conceda la presidencia en el próximo período, que tiene un valor simbólico por los 50 años de Golpe. Sin embargo, las fuerzas del Socialismo Democrático (PS y PPD) prefieren cederle el turno a la DC.

Momento de discusiones

La sensibilidad dentro del PC se complejiza aún más por la situación de salud de su presidente, Guillermo Teillier, quien sigue hospitalizado. Su estado se mantiene en estricta reserva por decisión de la familia y el partido se ajustó a esa determinación. Incluso, la directiva emitió un comunicado llamando a los militantes a no plegarse a rumores.

Al margen de ello, el PC comenzó a discutir un calendario para proceder a la sucesión de Teillier, con el inicio de un congreso partidario, en noviembre. Evidentemente, la relación con el gobierno y la política de alianzas serán temas álgidos del congreso.

A diferencia de otras colectividades, que simplemente realizan elecciones internas, los comunistas acompañan sus comicios con un proceso de deliberaciones previas (el llamado congreso), que parte desde las células y los comunales, hasta las instancias nacionales. Esas conversaciones, donde se proponen políticas y se definen liderazgos, pueden durar meses. Al término de estas, se convoca a elecciones en base a una propuesta de candidatos.

Mientras dure todo este proceso de transición, que podría prolongarse hasta abril de 2024, el partido acordó que el actual secretario general, Lautaro Carmona, sea el encargado de conducir la colectividad.

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