Día D: Las 12 preguntas que se dilucidarán después de las elecciones

Elecciones Consejo Constitucional

Los resultados del 7-M definirán mucho más allá de quiénes propondrán un nuevo texto constitucional. Quién tendrá la hegemonía del electorado en la derecha y en la izquierda, las tensiones que se desatarán en los partidos de Chile Vamos y en el oficialismo, y la actitud que asumirá La Moneda son parte también de esta ecuación, donde incluso algunos personeros buscan consolidarse con miras a las próximas presidenciales.


1.- ¿Cuánto pesa el gobierno de Gabriel Boric en el resultado?

Desde la oposición el análisis es tajante. “Sin lugar a dudas, esta elección también va a ser un plebiscito sobre la gestión del gobierno”, dice el presidente de RN, senador Francisco Chahuán, sobre el impacto que tendrá la aprobación del Ejecutivo en el resultado de la elección de consejeros constituyentes del 7-M.

Los esfuerzos de La Moneda por separar la suerte de la actual administración del proceso constituyente parecen encaminados al fracaso. Para el director de Criteria y analista electoral, Cristián Valdivieso, “el juicio de la sociedad sobre el gobierno va a jugar, sin duda, un rol en esta elección”. Incluso, este podría ser mayor que el que tuvo en la elección del pasado 4 de septiembre, cuando un 62% del electorado rechazó el texto propuesto por la fallida Convención Constituyente. “Esta elección va a estar aún más marcada por el clivaje oposición-oficialismo. La campaña ha tenido muy poco de constitucional y se ha presidencializado bastante, en ese sentido, la evaluación que se tiene del gobierno va a pesar mucho”, añade Valdivieso.

En el oficialismo ponen paños fríos y aseguran que la evaluación del gobierno no será un factor gravitante, aun cuando admiten que esta sí ha impactado en la campaña electoral. “Los partidos del oficialismo en su conjunto van a tener un mejor resultado que el nivel de aprobación del Presidente Boric”, dice José Toro, secretario general y encargado electoral del PPD. La aprobación del Mandatario promedió el 35% en su primer año, la cifra más baja que han obtenido los jefes de Estado en Chile desde el retorno a la democracia en su primer año de gobierno, aun cuando fue superior al voto que Gabriel Boric obtuvo en la primera vuelta (25,8%), que representa a su electorado más duro.

En todo caso, si las dos listas en las que corre el oficialismo sumaran menos del 30% de los votos “sería a todas luces un desastre”, afirma Toro.

PRESIDENTE GABRIEL BORIC. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

2.- ¿Quién será la fuerza hegemónica de la derecha?

Es la gran interrogante de esta elección, en la que según todos los pronósticos, la derecha obtendrá un claro triunfo que podría llevarlos a quedarse con los 3/5 del consejo que redactará la nueva Constitución, al sumar los tres a cinco escaños que aspira alcanzar el PDG en este proceso.

Por lo mismo, hace ya un buen tiempo la tensión en el sector se ha centrado en saber cuál de los partidos es el más votado. Los últimos sondeos dan cuenta de un fuerte estrechamiento en la brecha electoral entre el Partido Republicano y las tres colectividades que conforman Chile Vamos. “En lo que no hay dudas es que el Partido Republicano se ha ido consolidando como marca con tanta fuerza que se ha adueñado, más que Chile Vamos, de la agenda de coyuntura en torno a la seguridad pública y migración”, dice Cristián Valdivieso.

Republicanos aspira a obtener mañana el mismo número de votos que la suma de los tres partidos de Chile Vamos, aunque su mayor expectativa es convertirse en el principal partido de la derecha. Si eso último se verifica, podría marcar el rumbo del sector de aquí en adelante, y no sólo en lo que respecta al futuro de este proceso constituyente al que los republicanos se opusieron inicialmente.

La consolidación de Republicanos como partido hegemónico de la derecha tendrá consecuencias en la oposición con miras a las próximas elecciones municipales y presidenciales. Pero no sólo eso. Pondrá un dique, muy difícil de superar, a los partidos de Chile Vamos en su estrategia de configurar una “oposición firme al gobierno, pero dispuesta al diálogo”, dejando en jaque el esfuerzo de erigirse como una “alternativa de cambio con moderación”.

Si de algo se vanaglorian las actuales directivas de Chile Vamos es de haber logrado mantener los últimos dos años una coalición ordenada y sin disputas públicas, cohesión que podría verse amenazada si, tras esta elección, el electorado les dice que quien pone la música ya no serán ellos, sino Republicanos.

Chile Seguro ( UDI, EVOPOLI Y RN) Inscriben pacto para Consejero Constitucional. Foto: Juan Farias / La Tercera

3.- ¿Quién se queda con el control del oficialismo?

El golpe recibido el 4 de septiembre pasado aún tiene al oficialismo entumecido. Dividido en dos listas, apuestan a obtener, en el mejor de los casos, entre 21 y 22 escaños, que les daría el poder de veto que obligue a la oposición a negociar las normas del futuro texto constitucional.

En un escenario adverso, la duda que atraviesa al oficialismo es cuál de los dos sectores o almas del gobierno obtendrá una mayor votación. Todos los pronósticos apuntan a que la lista de Unidad para Chile (que agrupa al PS, el FA, PC y Liberales) tendrá un mejor desempeño electoral que la lista de los partidos de la ex Concertación -DC, PPD y PR- que compiten bajo el lema de Todos por Chile.

Los pronósticos también señalan que el PC, cuyo piso electoral oscila entre el 8 y 10% en las últimas votaciones, podría consolidarse como el partido más votado de la izquierda, por encima de las fuerzas del llamado Socialismo Democrático, en particular el PS. Si esto se cumple mañana, el desafío de La Moneda será neutralizar la arremetida que comunistas y algunos sectores de izquierda del Frente Amplio que pretendan cobrar factura al Presidente Boric por su giro al centro.

Para algunos analistas, la amenaza de fragmentación del oficialismo se agudizará si es que la derecha consigue los 3/5 del Consejo Constituyente, los que les permitiría avanzar en un texto completamente alejado del ideario que llevó a Boric al gobierno.

Las directivas de los partidos oficialistas el día que formalizaron ante el Servel la lista Unidad por Chile.

4.- ¿Sirvió al Partido Republicano focalizar su estrategia de campaña en la figura de J.A. Kast?

El miércoles 3 y el jueves 4 de mayo pasado, en las dos últimas franjas de televisión del Partido Republicano, el protagonista fue uno solo: José Antonio Kast. La figura del líder de la colectividad y exabanderado presidencial ha sido central a lo largo de toda la campaña. Ha recorrido varias regiones del país, en particular las del norte, donde disputan el electorado al PDG.

En el oficialismo y en Chile Vamos dicen que esto ha sido parte de una estrategia de los Republicanos por presidencializar el proceso constituyente, por lo que más allá del número de constituyentes que obtengan, lo que buscan es consolidar a Kast como el principal líder de la oposición y sacar réditos para las elecciones municipales y las próximas presidenciales.

“Estimo que fue un error presidencializar la campaña de consejeros constituyentes del 7 de mayo, eso no es pensar en Chile. Hay que pensar en proyectos colectivos, no personales”, dijo a La Tercera el senador y timonel de RN, Francisco Chahuán.

José Antonio Kast. Foto: Andres Perez

5.- Macaya y Chahuán, los costos de haber impulsado un nuevo proceso

La apuesta en los partidos de Chile Vamos es que a su lista -Chile Seguro- le debería ir relativamente bien en las elecciones de este 7 de mayo, incluso, la suma de las tres colectividades superaría a la de Republicanos y a las del oficialismo, por lo que ven expectantes la posibilidad de obtener “una gran mayoría” del Consejo Constituyente. En ese sentido, tanto Javier Macaya como Francisco Chahuán saldrán a defender la palabra empeñada por sus directivas al momento de impulsar un acuerdo para dar continuidad al proceso constituyente tras el rotundo resultado del plebiscito del 4 de septiembre pasado. No obstante, saben el riesgo que corren si es que Republicanos estrecha la votación respecto de las tiendas de la derecha tradicional.

“Dependiendo del resultado del 7 de mayo, vamos a ver a la derecha en ese laberinto, donde la pulsión va a ser mantenerse en el clima de búsquedas de acuerdos y de diálogo con el gobierno, o si van a ir en búsqueda del espacio cedido a Republicanos. La pregunta que queda abierta es cuál será la actitud que asumirá Chile Vamos”, dice el analista político Cristián Valdivieso.

Francisco Chahuán y Javier Macaya en el Congreso.
Francisco Chahuán y Javier Macaya en el Congreso. Foto: Pablo Ovalle Isasmendi / Agencia Uno.

6.- ¿Quién se queda con los 3/5 y con el poder de veto?

Hace sólo unos meses, cuando se estableció el acuerdo que abrió un segundo proceso constituyente desde el Congreso, sin el respaldo de Republicanos, todo apuntaba a que los 3/5 del Consejo se iban a configurar desde Chile Vamos a la centroizquierda. Una idea que se reforzó con el prediseño de los bordes constitucionales y la creación del Comité de Expertos. Para gran parte de la clase política y de la élite, eso aseguraba un texto moderado que fuera aceptado por una amplia mayoría de la ciudadanía.

A días de las elecciones, los pronósticos auguran que Republicanos, Chile Vamos y el PDG estarían muy cerca de alcanzar los 3/5 y con ello tener la posibilidad de controlar la redacción del nuevo texto constitucional sin necesidad de buscar acuerdos con el oficialismo. Para algunos analistas el riesgo es que los extremos se vean fortalecidos en el Consejo Constituyente, lo que generaría fuerte tensión y abre el escenario de que se vuelva a rechazar el texto que sea propuesto, más aún si es que las dos listas del oficialismo en conjunto no logran sacar 21 escaños, el piso que se han fijado para ejercer el poder de veto necesario para obligar a la oposición a negociar las futuras normas constitucionales.

7.- ¿Qué pasó con la participación indígena?

Fue uno de los grandes temas que cruzaron la fallida Convención Constitucional y una de las grandes banderas, junto a las de paridad y medioambiental, que levantó el progresismo. A diferencia de los 17 escaños reservados que tuvieron en esa oportunidad, los cálculos electorales prevén que los candidatos del padrón de los pueblos originarios no obtendrán ningún escaño y que, como ha sido tradicional, los electores que se autoperciben como pertenecientes a alguna etnia votarán mayoritariamente en el padrón nacional y no en el de Pueblos Originarios.

8.- Qué pasó con el PDG y el factor Jiles?

El Partido de la Gente apostó sus fichas en esta campaña al segmento de ciudadanos que habitualmente no vota, que es muy antipartidos y antiestablishment, por lo que confían en que su discurso pueda calar en ese mundo que se verá obligado a ir a las urnas. Tanto en el oficialismo como en la oposición prevén que el PDG pueda sacar entre el 10 y el 15% de los votos, muy parecido a lo que obtuvo su abanderado presidencial, Franco Parisi, en la primera vuelta presidencial.

Pero, al ir solo en una lista, el PDG, no sacaría todo el rédito de esta alta votación. Los cálculos estiman que podría obtener entre uno y tres escaños en el Consejo Constituyente.

En lo que no hay dudas, sostienen en la oposición y el oficialismo, es que la inclusión de la diputada Pamela Jiles no influyó en el resultado.

FOTO: JESÚS MARTÍNEZ/AGENCIA UNO

9.- ¿Cómo afectará el ajuste de paridad?

Para diversos analistas, entre ellos Cristián Valdivieso, el sistema de ajuste de paridad que impulsaron los senadores Francisco Chahuán, Juan Antonio Coloma y Álvaro Elizalde (actualmente ministro de la Segpres) será uno de los talones de Aquiles de este proceso y que podría servir para algunas fuerzas de derecha o izquierda que se vean afectadas puedan impugnar este proceso, más aún con el nivel de desafectación ciudadana del mismo.

El sistema de ajuste de paridad es complejo de entender y, para algunos dirigentes políticos, va a generar dudas e incertidumbres.

Los más afectados por el ajuste serán los partidos menos votados, en las listas con menos votos y en las regiones con menos electores que no cumplan con la paridad.

10.- PS en lista con el PC y el Frente Amplio, ¿acierto o error?

En el oficialismo están expectantes respecto del resultado que obtenga el Partido Socialista tras su apuesta por ir en la lista del gobierno, junto al Frente Amplio y el PC, y no con el resto de las fuerzas del Socialismo Democrático y sus aliados de los ex Concertación.

En lo que no hay dudas es que la lista Unidad para Chile sacará una votación más alta que el nivel de aprobación del gobierno, lo que dificulta la posibilidad de contrastar si hubiesen obtenido una mejor performance electoral de haber ido en lista con el PPD. El riesgo para los socialistas no está ahí, sino frente a sus propios aliados. En la elección pasada, el PS sacó 15 convencionales de 155, ahora la proporción de escaños que aspira obtener es mucho menor y la amenaza es ser superado por el Partido Comunista, que espera a convertirse en el partido más votado del oficialismo.

Pese a la tensión que se generará en el oficialismo, respecto de la hegemonía, en La Moneda no habrá espacio para cambios, aseguran algunos analistas. El gobierno de Boric seguirá requiriendo la experiencia y confianza que le aportan las figuras del Socialismo Democrático.

REUNION CAMPAÑA CONSEJO CONSTITUYENTE REALIZADA EN PARTIDO SOCIALISTA. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

11.- ¿Partidos sin escaños ni representación?

Todo es posible, afirman expertos electorales a sólo horas de la elección de este 7 de mayo. Aunque todas las listas tendrán representación en el futuro Consejo Constituyente, existe el riesgo de que algunas fuerzas políticas no logren escaños y sólo sumen sus votos a sus listas. Entre ellos podrían estar el Partido Radical, algunas colectividades del Frente Amplio e, incluso, el PPD, donde aún no dan por seguros ganadores a su timonel, Natalia Piergentili, en la Metropolitana, ni a Sergio Bitar, en Tarapacá.

12.- Apruebo-Rechazo, ¿el nuevo clivaje político?

Así como el clivaje del Sí y el No marcó los procesos electorales y el escenario político chileno durante varias décadas tras el plebiscito del 88, ahora, con la expectativa del fin de la Constitución del 80, señala el exdiputado Pepe Auth, va a surgir la necesidad de nuevos clivajes políticos, y uno de los más probables será el de Apruebo y Rechazo, por tratarse del segundo proceso binario con mayor participación ciudadana. Lo que está por verse, dice Auth, es cuánto tiempo prevalecerá. Es difícil que sean 30 años, como el anterior, pero sí en esta y muy probablemente en las dos o tres siguientes.

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