Crítica gastronómica de Don Tinto: El Cid, placer hotelero

Restaurante El Cid, en el Sheraton.


Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico

Debo reconocer que tengo una debilidad por los hoteles antiguos. Esos clásicos que son referentes en la ciudad y que además suelen tener habitaciones y salones amplios, construidos con materiales nobles. Por lo mismo, cuando me contaron que el restaurante El Cid -del Sheraton- tiene un menú ejecutivo de lunes a viernes, la verdad es que poco me costó animarme para ir a visitarlo.

Llovía a cántaros ese día, por lo que decidí sentarme junto a un ventanal que daba a la piscina para mirar caer el agua. Como se trata de un menú ejecutivo, pedí un agua sin gas -incluida en el precio- y luego me desplacé hacia el mesón de entradas que estaba bastante surtido. Había una selección de quesos y fiambres, pequeños ceviches de pescado y pescado con camarones, además de una buena cantidad de ensaladas e incluso un par de opciones de cremas de verduras y variedad de panes. Al final me fui por algunos quesos y jamón crudo, un mini ceviche de reineta y dos excelentes ensaladas: una de betarragas con zanahoria y puntas de espárrago, más otra de quínoa con hojas verdes y frutillas. Disfruté de todo esto de vuelta en la mesa y aproveché de ordenar el plato principal -hay siempre tres opciones- que fue un Pork Belly (panza de chancho) asado con salsa de maracuyá y ají, más unas papas chilotas fritas. Para acompañar, pedí una copa de Casa Donoso Gran Reserva Cabernet Sauvignon, también incluida en el precio. Hay que reconocer que la carne de chancho estaba muy sabrosa, con sus exquisitas capitas de grasa y piel crocante. En cambio en la salsa se notaba la fruta pero poco el ají y la verdad es que unas papas fritas convencionales habrían acompañado mejor la proteína. Aún así, el plato se dejaba comer.

Las otras opciones de plato principal para ese día eran risotto y pescado. Una vez más hubo que pararse, ahora para visitar el mesón de postres, muy bien provisto de tortas, pies, fruta fresca, panna cottas y tiramisú. Al final, probé un par de cositas (muy ricas todas) acompañado de un expreso, el que curiosamente venía servido en una taza grande.

Raya para la suma. Un plato principal que está bien, pero no es nada del otro mundo. Sin embargo, los mesones de entradas y postres son un complemento maravilloso como para que valga la pena almorzar en este lugar. Además, un servicio impecable y un lugar (spot le dicen algunos ahora) que de verdad se disfruta de principio a fin. Con un precio fijo y pagable, es ideal para arrancarse del mundanal ruido a mitad de semana. Y para impresionar a un amigo o pariente de provincia, simplemente insuperable.

CONSUMO TOTAL: $24.900

DIRECCIÓN: Av. Santa María 1742, teléfono 222335000, Providencia.

HORARIO: Lunes a viernes 12:30 a 15:30 hrs.

ESTACIONAMIENTO: Propio, con descuento para los clientes del restaurante.

PÚBLICO: Todo público (hay menú para niños).

EVALUACIÓN:

✮✮✮

Calificaciones:

✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.